Iris Almenara, (Castellón, 1989) es soprano y poeta. Ha ofrecido numerosos recitales de canto lírico y actualmente está acabando sus estudios en el Conservatorio Superior de Valencia. Su relación con la poesía comienza desde bien pequeña, nutriéndose como lectora. Con veinte años debuta como poeta con el colectivo Poetas sin sofá de Castellón con el cual ya publica algunos poemas. En Valencia comienza a recitar en varios centros culturales, participa en proyectos como Acercando orillas de la Cruz Roja y, desde 2014, participa en Slam Poetry Vlc. También ha colaborado en micros abiertos como Versonalidad y ha sido invitada especial de varios eventos poéticos como Vivir en Verso o Moviendopoesía.

En diciembre de 2016 publica su poemario «Ombligo, mundo y raíz» -con prólogo de Javier Gm e ilustraciones de Soraya del Rey- en la colección Pliegos de la palabra de Ediciones Babilonia y que ha presentado en Castellón, Valencia, Sabadell y Madrid acompañada por el guitarrista Sergio Santes.

Empezando por parafrasear a Bécquer, ¿qué es para ti la poesía?

Poesía para mí son muchas cosas, muchas personas. Según mis alumnos de cinco años, a los que les enseño iniciación musical, poesía son una especie de canciones o pollo frito. Di por válidas todas las respuestas y además estoy de acuerdo con ellas. Es muy difícil definir lo que es la poesía. Pero quizás es muy fácil reconocer lo que no es. Las cosas malas como la guerra, los desahucios, las injusticias, el hambre, la desigualdad no son poesía pero es necesario denunciarlas a través de la poesía. De esta forma parece que cualquier cosa tiene cabida en poesía.

La poesía, sin duda, es algo peligroso, como cualquier disciplina artística que abra la mente, que despierte conciencias, que haga ver más allá de una superficie plana. La poesía son horizontes no lineales, fronteras donde no existe un pasaporte, los edificios de la ciudad a lo lejos, cada hormiga en su madriguera de luz, el oxígeno en los ojos de mi madre, la palabra perdida a mitad de semana, el muro de hormigón lleno de graffitis…

¿Cómo y por qué empezaste a escribir poemas?

Empecé a escribir casi igual que a cantar, digamos que fue una necesidad, una gran necesidad de decir algo. Todos tenemos algo que decir. Mi madre es una gran lectora y a veces escribe. Ella desde que yo era bien pequeña me dejaba libros, me hablaba de libros, me leía sus escritos. Una gran generación hemos mamado de Gloria Fuertes a través de nuestras madres. En cuanto al cómo he de decir que comencé a escribir de manera furtiva y casi clandestina. Diarios, diarios, poemas, reflexiones, incluso un par de novelas. A los 17 años en el instituto una profesora me sugirió que me abriese un blog en Internet. Así nació mi blog Luz y Penumbra. Así comencé desde el anonimato a publicar todos esos abismos que nacían y morían dentro de mí. De hecho hasta hace dos años seguía cómoda en el anonimato, porque me daba vergüenza publicarlo con mi nombre en las redes sociales.

Es curioso el sentimiento de vergüenza que una puede tener. Al final no sé si era vergüenza, miedo o pudor. Quizás una mezcla. Pero de alguna forma me tiré a un barranco sin arnés, ni nada. Porque yo siempre he sido de arriesgar, lanzarme. Lo importante no es volar si no respirar.

¿Soprano y poeta? ¿Poeta y soprano? ¿Cómo se relacionan la música y la literatura en tu trabajo artístico?

¿Qué fue antes el huevo o la gallina? Es difícil contestar a esta pregunta. Comencé antes mis estudios de canto lírico. Digamos que la poesía vino después aunque siempre estuvo. En mi trabajo artístico la poesía está presente en las canciones que suelo interpretar. Los compositores europeos han basado siempre su musicalidad en textos poéticos de grandes autores como Victor Hugo, Goethe, Schiller, Verlaine…. Incluso Federico García Lorca, quien era aficionado a tocar el piano, con la ayuda de Manuel de Falla, compuso unas canciones.

La poesía siempre ha sido música, y la música siempre ha sido poesía. Son indivisibles, inseparables, totalmente unidas, enraizadas en un abrazo eterno. Como dicen unos versos míos:

El 80 % de nuestro cuerpo

es música,

el resto oscuridad.

¿Cuáles son tus referentes poéticos, tanto clásicos como contemporáneos?

He respirado y vibrado con: Lorca, Gloria Fuertes, Pablo Neruda, Juan Gelman, Rafael Alberti, Cortázar, César Vallejo, Octavio Paz, Joyce Mansour, Leopoldo María Panero, Alejandra Pizarnik.

Algunos poetas actuales que me inspiran profundamente admiración: Ana Pérez Cañamares, Felipe Zapico, Begoña Abad, David González, Javier Gm, Isla Correyero, Manuel Moya…. Y una lista interminable de gente entrañable a la que voy descubriendo incluso en mi rutina, desde redes sociales hasta micros abiertos por la ciudad de Valencia.

Últimamente se dice que la poesía está viviendo cierta «efervescencia»: redes sociales, slams, nuevos poetas y hasta poetas superventas… ¿Estás de acuerdo? ¿Es esto bueno o malo para la poesía?

Sí que es cierto que ahora mismo la poesía está de moda. Si te pones un gorrito, te haces un selfie y lo acompañas de una frase de desamor, tienes la receta perfecta para intentar hacerte un hueco entre los miles de pseudopoetas que piensan que eso es triunfar, triunfar en mayúsculas y triunfar en Internet. Para ciertas personas, más bien jóvenes, Internet es Dios. Si triunfas con tu foto y frase ya tienes asegurado un éxito literario. El problema no es que ellos realmente piensen que triunfan y que lo que hacen es poesía, el problema desde mi punto de vista son ciertas editoriales.

Hay un sector editorial que ha visto el tirón de estos chavales. Una cuenta de Instagram con más de 10.000 seguidores. Perfecta para sacar un poemario. No importa la calidad, la madurez poética, no importa lo que tenga que decir en el fondo esa persona que está detrás del selfie del gorrito. Lo importante es vender. Vender en masa. Llenar estanterías a cualquier precio. Aunque engañen al público y lo más importante: al poeta.

Todos esos jóvenes que ahora publican gracias a su triunfo en Internet viven una gran estafa. Porque ellos piensan que molan y que siempre les va a seguir yendo bien. Pero llegará un momento en que choquen con la realidad, con esos más de 10.000, con esas cifras, con esa cortina de humo, con esa bomba atómica.

¿Cómo separamos entonces el grano de la paja?

Hay cosas más importante que el mal de amores. Y hay que denunciarlas. Yo concibo la poesía como un desahogo pero también como una lucha. Hace tiempo que estamos en estado de guerra, una guerra de desigualdad social muy importante, y no solo eso. A las mujeres nos están asesinando, exterminando. Hemos de denunciar este tipo de cosas. El amor es importante pero no hemos de quedarnos en la superficie del amor, hemos de profundizar en el amor. Y el amor es denuncia del odio.

Ahora bien, es mi opinión y, como yo, la gente opina de todo. Si al menos este tipo de poesía superficial hace que jóvenes se inicien en la poesía, lean y se interesen por este género, genial. El problema es cuando se quedan ahí atrapados, sin interesarse por la otra poesía que hay detrás de las estanterías, las que están al fondo, no las que son de colorines y casualmente están siempre a la vista cerca de la caja del mostrador. Hay que aprender a rebuscar en las estanterías de las librerías y no quedarse con lo primero que encontramos al lado del mostrador.

Recientemente has publicado tu primer libro de poemas, «Ombligo, mundo y raíz» (Ediciones Babilonia, 2016). ¿Qué te lleva a querer reunir y publicar tus poemas en este volumen?

Portada de «Ombligo, mundo y raíz», Iris Almenara. Ediciones Babilonia, 2016.

Me lleva de la mano un amigo a publicar este poemario. Javier Gm me veía por los bares de Valencia recitando y un día me dijo: “Niña, esto lo tienes que publicar”. Así me presentó a mi editor Paco Pérez Belda de Ediciones Babilonia. Esto desembocó en una espiral de trabajo creativo en el que intervino mi familia, sobretodo mi novio Sergio Santes que me aconsejaba y apoyaba en todo momento, al igual que mi amiga Catalina Isis que cuando yo no podía más, ella tiraba para adelante.

También fue curiosa la forma de encontrar una ilustración. Para ello recurrí a una amiga de toda la vida que había estudiado bellas artes. Nadie mejor que ella: Soraya del Rey Martínez. Ella no solo conocía mi blog desde que nos conocimos en el instituto si no que sabía perfectamente traducir mi poesía en imágenes. Y así fue como nació la portada.

Se puede decir que este libro surge del amor entre las personas, del cariño, de la amistad, de la confianza y estoy agradecida de corazón a todos los que me han ayudado con este proyecto tan personal para mí.

¿Crees que sigue siendo imprescindible publicar un poemario para consagrarse como poeta?

Ostras, no sé qué contestar. Publicar un poemario es como parir, eso sí que lo puedo decir. Sientes que algo tuyo ha visto la luz, ha visto al mundo y el mundo lo ve. Quizás no haya que publicar un poemario para consagrarse aunque siempre es bueno compartir con los demás lo que te hace sentir porque la gente llega a sentir a través de ti. La palabra sería compartir.

Para concluir, ¿qué consejos darías a un poeta novel que quiera darse a conocer y, eventualmente, ver publicado su trabajo?

Lo más importante que sea el mismo desde al principio hasta el final. Que se implique, que se moje, que ponga las cartas sobre la mesa, que entienda que para escribir primero hay que leer y leer mucho, y además que sea humilde. Porque la soberbia no conduce a ningún lugar.

La poesía es un espejo, una ventana abierta a la vida y los poetas antes de ser poetas somos hijos e hijas, madres o padres, personas. Con lo cual que siga siempre a su instinto, y que comparta lo que desee con los demás, pero que también guarde. Es importante aprender a guardar para uno.