Pues casi sin darnos cuenta ha pasado un año. Sí, un año desde que Poémame echó a andar en la red, tirando de conocidos para que publicaran los primeros poemas (La garza, de Eduardo Madrid) y casi asaltando a poetas en Twitter (¡gracias, Arlen Regueiro!) para que probaran aquella «nueva» plataforma de publicación de poesía que venía a sumarse al totum revolutum que es la poesía en la red.

El resultado más tangible son cerca de 8000 poemas publicados de más de 1300 poetas registrados, pero también cientos de horas desarrollando la plataforma y otras tantas (sino más) dando la bienvenida a nuevos poetas y lectores o resolviendo dudas (¿qué es el karma?). En definitiva, creando una nueva comunidad literaria.

Esto último es posiblemente lo más mágico y, en lo que a mí respecta, lo más inesperado y a la vez valioso de Poémame. No sólo que haya servido para publicar poemas de sorprendente e indudable calidad, o que me haya permitido conocer a poetas y lectores (¡poemantes!) de prácticamente todos los rincones del mundo. Poémame ha sido y es un espacio donde se han tejido nuevas amistades y complicidades, tanto literarias como personales.

Cualquier esfuerzo por daros las gracias a todos los que, de un modo u otro, habéis creído en el proyecto y lo habéis apoyado sería incompleto e injusto. ¡Hay tantos de los que ni siquiera conozco su nombre real!

En este segundo año de Poémame queremos, claro está, que la comunidad que se ha formado siga creciendo como hasta ahora, poco a poco y manteniendo, por qué no decirlo, el buen rollo que caracteriza a plataforma. Pero también tenemos  otros proyectos a corto y medio plazo, como seguir desarrollando la web y la revista de Poémame y llevar Poémame de lo virtual a lo físico, por ejemplo con la publicación de una primera antología de poemas (¡estamos trabajando en ello!).

De todo ello os iremos dando cuenta a través de nuestras redes (Twitter, Facebook, Instagram) y por supuesto de la web.

Qué mejor manera de cerrar esta breve nota de aniversario que con un soneto escrito a cuatro manos por Pequenho Ze y Sejmet y que refleja, más que todo lo que haya podido escribir hasta aquí, el espíritu de Poémame.

Ese bar donde se beben versos (soneto a dos voces)

Lugar para un encuentro inesperado,
rincón para curarse las heridas,
letras que no pasan inadvertidas
a los ojos que vieron demasiado.

Palabras que nos hieren el costado,
nos arrancan sonrisas escondidas.
Poetas que asoman a nuestras vidas
abriéndose en canal a nuestro lado.

Poémame, susurra o grita en alto
verdades o mentiras descaradas.
Decídete empleando prosa o verso,

que desde aquí tu voz callada exalto:
da luz a tus palabras más guardadas,
lánzate a conquistar el universo.