Esta lectura poética se gestó alrededor de una cerveza con Ann King, Dick Edelstein, Concha Catalán y yo mismo y ha acabado convirtiéndose en una plataforma para dar voz a una campaña irlandesa llamada Fired! Irish Women Poets and the Canon.

Fired! es un llamamiento para reducir y eliminar el desequilibrio de género en el mundo poético irlandés y desde aquí hemos querido hacernos eco de él porque creemos que es un tema de ámbito internacional. Todo el trabajo que se llevaba preparando hacía ya un tiempo aceleró su publicación con la salida en 2017 de The Cambridge Companion to Irish Poets por Cambridge University Press. Esa publicación ha sido la punta del iceberg de una realidad mucho más dura. Ese libro, que se presenta como la Biblia de la poesía irlandesa, hace desaparecer a las mujeres poetas de Irlanda o las simplifica a meras comparsas de los machos de turno. Pero lo peor, si cabe, es que en el proceso de elaboración de ese libro, NADIE cuestionó el desequilibrio de género: ni editores, ni escritores, … Nadie.

Para los responsables de esta antología no existieron poetas mujeres irlandesas en los siglos XVIII, XIX ni a principios del XX. No hablemos pues de las mujeres poetas de la clase obrera, simplemente no cuentan. Por eso, este llamamiento de Fired! pide a todas aquellas personas relacionadas con el mundo de la literatura y la edición que se comprometan a equilibrar este desajuste de género en la literatura irlandesa.

La ausencia de mujeres en las antologías, investigaciones y demás literatura altera la historia y distorsiona la forma de leer y entender la realidad de la poesía contemporánea. Pero si este es el llamamiento con el que nos hemos solidarizado, no podemos por menos que dar algunos ejemplos del machismo imperante en el mundo poético español.

En un artículo publicado el 16 de enero en El Español, la periodista Lorena Maldonado nos recuerda, en un artículo sobre el fallecimiento del poeta Pablo García Baena, algunas realidades ocultas del mundo poético español.

Parece como si por el hecho de ser poeta, un hombre tenga que ser una persona sensible, pero no siempre es así. Este genial poeta recientemente fallecido ha dejado perlas como, al referirse a mujeres poetas actuales como Raquel Lanseros, ser una cursi. ‘Escriben lo que la gente quiere, la vulgaridad’. Dice que cuando hay alguna mujer en un jurado literario ‘hasta que no premian a una, no hay manera de callarlas’.

El poeta Félix de Azúa, ya demostró su machismo al dirigirse a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en los siguientes términos: ‘debería estar sirviendo en un puesto de pescado’. También acusó de feminazis a las mujeres que pedían que se cumpliera la Ley de Igualdad 2007 para la elección de la Real Academia Española donde solo hay 8 mujeres para los 46 sillones.

Neruda relata en ‘Confieso que he vivido’ cómo violó a una chica limpiadora, tratándola como si fuese de su propiedad sólo por ser mujer y pertenecer a la clase baja.

Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos. Impasible. Hacía bien en despreciarme.

Nietzsche, cuando hacía de poeta, también escribió ‘si vas con mujeres, no olvides el látigo’. Wilde, ‘el hombre bígamo tiene dos mujeres, el monógamo también’. Quevedo, ‘Oh qué plaga, qué aburrimiento, qué tedio es tener que tratarse con ellas mayor tiempo que los breves instantes en que son buenas para el placer.’ ¿Quién conoce a Gertrudis Gómez de Avellaneda? ¿a Bécquer? Pues bien, ella tenía mucho más éxito que él aunque solo él ha pasado a la historia. Y los pocos comentarios que se han hecho de ella son del tipo ‘es mucho hombre, esta mujer’.

El machismo de Juan Ramón Jiménez apagó a la brillante Zenobia Camprubí. Gerardo Diego ignoró a las mujeres de la Generación del 27 en su ‘Poesía española. Antología 1915-1931’. Concha Méndez, de esa misma generación, fue conocida como la ‘mujer de Manuel Altolaguirre’. Camilo José Cela también dijo ‘las mujeres están para ser gustadas, después, unas se dejan, otras no … esto ya va por provincias’. Y acabo con Francisco Umbral, ‘el odio violento es la manera más pacífica que tiene de expresar su amor un marido, un amante, un enamorado’. Todos ellos son ejemplos del mundo falocéntrico de la poesía donde el papel de la mujer queda reducido al de musa, tal y como nos demuestra Lorena Maldonado en su artículo.

Rafa Aranda, poeta que participó en la sesión de micrófono abierto, comentó que dejó de utilizar el término ‘poetisa’ para referirse a una mujer poeta cuando descubrió que había sido creado para marcar la diferencia entre la poesía (de nivel) de un poeta hombre y la poesía de una mujer.

La poetisa fea, cuando no llega a poeta, no suele ser más que una fea que se hace el amor en verso a sí misma. Las coplas de un galán, por malas que fuesen, le parecerían mejor que sus poesías y le harían olvidarlas.

Leopoldo Alas, Clarín.

Durante la lectura poética patrocinada por Poémame el 18 de enero de 2018 en el Cafè de les Delícies en Barcelona, se demostró que ahí no era así, y así está recogido en un artículo en la web de Fired!: A Reading of Irish Women Poets in Barcelona.

La lectura previa al micrófono abierto corrió a cargo de Francesca Castaño, Kymm Coveney, Inés Caravía, Dick Edelstein y José L. Regojo a los que posteriormente se añadieron Michael Bunn y Magda Seoane.

Edelstein habló en sus poemas de los sitios y personas que muchas de las personas presentes conocíamos e incluyó un homenaje al editor irlandés recientemente fallecido Neil Middleton, conocido por su activismo a favor de los derechos de las mujeres y que visitaba Barcelona con mucha frecuencia. También incluyó un poema inspirado por una poeta irlandesa contemporánea y un homenaje poético a la pionera de las programadoras informáticas Ada Lovelace, ‘A Ada con amor’, leído por Ann King. Inés Caravia leyó poemas de su amiga ya fallecida Juana Bignozzi, poeta argentina, y de poetas irlandesas como Freda Laughton y Geraldine Plunkett.

Desde aquí queremos agradecer a Josep y Laia del Cafè de les Delícies por todas las facilidades que nos han dado para organizar este evento.

A continuación encontraréis una grabaciones y fotos del acto gracias a la colaboración de Ann King (sonido y edición), Margo Williams (video), Anna Muñoz (fotos), Concha Catalán (twitter). Así como una versión en inglés de este artículo publicada en el blog de Fired! 

Selección de fotografías y vídeos.