El continente americano a través de los años ha dado grandes poetas. Amalia Beatriz Arzac es heredera de una tradición que ha entregado a la poesía en lengua española la obra de Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Luisa Futoranski, Diana Bellessi, Ana Becciu, Paulina Vinderman o Tamara Kamenszain, por mencionar algunas.

Bien lo describe Joel Fortunato en sus comentarios de los poemas de Amalia publicados en Poémame: “en sus poemas encontramos una obra con alta calidad sentimental, una enorme creatividad con un estilo y desarrollo siempre hábil en cada tema de sus poesías”.

Tristeza

En las olas del mar bravío
encuentro los azules sueños
y olvidados tiempos perdidos,
sale a mi encuentro un largo sueño
en un dolor que ya he sufrido.
Busco allí un pequeño retazo
de la luz de brillar sonrisas,
sólo encuentro la noche bruna
y una lágrima de la luna.

Maremoto de mi tristeza,
grieta desde el abismo emerge,
desde el imperio de Neptuno
a la espuma gris de la vida.
Sin bitácora, ni una guía,
sin mapa ni luz encendida.
A la deriva, errar el nado,
sin salvavidas a la mano,
profunda muerte en la que acabo.

Es por eso que bien vale la pena dedicarle este espacio como poeta revelación de Poémame y detenernos a leer algunos de sus poemas:

Trazos de vida

(…)

He vuelto a aquí… con mi vida despeinada.
Aquí… donde el río de tinta azul me contiene,
el ave se entrega en sustancia y su pluma cede,
el árbol desde su fibra entrega el vientre
y yo… con trazos escritos,
entre errores repetidos y dudas no resueltas,
deconstruyo cada paso y compongo una vida nueva.

 

Pasos del camino

Encontré en el camino de la vida
mas de mil y una trampas escondidas.
Mixtura de falacias y mentiras
tras un manto de vana melodía.

Detrás de puertas viejas con cerrojo,
enmohecidas de tiempo y olvido.
tras lúgubres pasillos sin destino
figuras mortecinas a su antojo.

Laberintos resueltos en mentira,
callejones de ninguna salida…
y entre promesas deshoje mi vida.

Y desnuda al final del recorrido,
sorprendida en nueva piel sin abrigo,
el confín marca que sigue el camino.

 

El lado oscuro

En la oscuridad profunda de la cerrada noche,
siete candiles pusiste para hacerla más bella y
encendiste la Luna, majestuosa… plena.
En plata tallada, redonda… perfecta.
Con mieles y azahares bordeaste la esfera y
despejaste de nubes y polvo de estrellas.
Tomaste mi mano, remontamos vuelo.
Las mejillas llenas de tan dulces besos.
Dimos tantas vueltas en azules sueños ,
viendo el menguar majestuoso de la reina del cielo.
En cinco fases me diste tus besos y
en cada una de ellas mostraste el amor más bello.
Con la promesa de mil y una vueltas,
me mostraste el lado que la Luna no muestra.

 

En honor a la verdad

(…)

Las verdades son siempre fantasmales.
Que escapa al pensamiento binario,
ni vivo, ni muerto… ni verdadero, ni falso.
Es la presencia de una ausencia,
paradójicamente insoportable….
Una… una sola verdad absoluta,
que será así por la eternidad de los mundos.
¿Quién puede decir que existe?
Una cuasiverdad no es verdad,
no es un absoluto.

(…)

En mi concepción la poesía es y debe ser un perfecto mecanismo para expresar lo que sentimos y vivimos en cada momento, que mejor si lo podemos escribir en unos versos. Amalia lo realiza perfectamente en cada uno de sus poemas y es un verdadero gusto poder leerla en este espacio.

Cierro esta reseña con un extracto de uno de sus últimos poemas publicados en Poémame. Un mensaje lleno de fuerza.

Axioma

En el correr lento de la monotonía
de multiplicidad de ausencias sin valía,
el ser yo misma se diluyen en vaivén
la superficialidad y la indiferencia.

Rodeada de semejantes diferentes,
donde una sonrisa es siempre una mueca inerte,
por formalismo ritual e indolente de
esa natural falsedad que nos conviene.

Universo diezmado en un cruel holocausto,
rodar sinfín de paradigmas abolidos,
hexagonal trama de cuerdas palpitantes
que sostienen una realidad latente.

En medio de la tempestad y la desidia,
me rodean postulados de corta talla,
mirando tras la muralla de viejos llantos,
visualizo el brutal encanto del Naciente.

Frente a lo aparente encaro la intolerancia,
donde prefiero responder con una prosa
que cuente al mundo la fantástica alegría
de esta hermosa humanidad que al amor respira.

Frente a lo aparente encaro la intolerancia,
donde prefiero responder con una prosa
que cuente al mundo la fantástica alegría
de esta hermosa humanidad que al amor respira.