Hay ocasiones en las que, ante la falta de aceptación de la realidad, decidimos mirar a otro lado. Cerrar los ojos, mirar hacia otro lado, imaginar lo que quisiéramos que hubiese sido.
¿Y si fuéramos asumiendo nuestra responsabilidad?
Hay ocasiones en las que, ante la falta de aceptación de la realidad, decidimos mirar a otro lado. Cerrar los ojos, mirar hacia otro lado, imaginar lo que quisiéramos que hubiese sido.
¿Y si fuéramos asumiendo nuestra responsabilidad?
Usualmente al querer tanto algo, o al querer tanto a alguien vemos las cosas como queremos que sean, sin embargo cuando hay fallas notorias e importantes decidimos mirar hacia otro lado e ignorarlas porque nos aferramos tanto a algo que tal vez no sea lo correcto o lo ideal para lo que uno necesita. Lo peor es cuando te das cuenta que te has estado poniendo una venda en los ojos, no dejándote ver la realidad y es cuando viene lo esperado: la aceptación. Aceptar la realidad es un paso muy importante y muy difícil, por lo que se entiende la vulnerabilidad del asunto y muchas veces es espeluznante darte cuenta de que las cosas no pueden ser como quieres ni cuando quieres.
Y una mierda