Bruno Mesa (Santa Cruz de Tenerife, 1975) es un escritor y poeta español que ha publicado una notable variedad de obras literarias. Entre sus libros de poesía destacan El laboratorio (galardonado con el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Joven Creación en 1999), NadieEl libro de Fabio MontesTestigos de cargo y Las raíces del vuelo. En el ámbito de la narrativa breve, ha publicado Ulat y otras ficciones (2007), que incluye un relato ganador del Premio Internacional de Relato Breve Julio Cortázar en 2004, y Literatura fantasma (2022). Además, es autor de la novela El hombre encuadernado, el libro de ensayos Argumentos en busca de autor, el cuaderno de viaje No guardes nada en tus bolsillos y el libro de aforismos Planes de fuga (2021).

Como traductor, Mesa ha vertido al español poemas de destacados autores italianos como Giorgio Vigolo, Camillo Sbarbaro, Paolo Febbraro y Eugenio Montale. Su labor como crítico literario se ha desarrollado en diversas revistas y suplementos culturales españoles, siendo colaborador habitual de la revista Clarín. En 2011, obtuvo la beca de creación y crítica literaria de la Academia de España en Roma.

Su obra poética aborda temas políticos, existenciales y sociales. Testigos de cargo se estructura en tres partes: una primera de tono pesimista, una segunda que explora el espejismo del paraíso y una tercera que plantea una leve esperanza.

En el poema inicial, Tre schegge romane, se percibe un profundo desaliento, cuestionando si la humanidad puede superar sus propias ruinas. Los versos reflejan una visión desesperanzada, donde el ser humano parece avanzar solo para presenciar su propia decadencia:

Y si caminamos aún erguidos

es por ver cómo caen esas columnas, por untar

la sangre que sabe a mermelada,

cerezas tan antiguas

que la tierra la recibe con el honor de la putrefacción. 

El peso simbólico de la desesperanza impregna la obra, situando los poemas en el terreno del dolor y la reflexión sobre la existencia. La pregunta sobre qué somos y qué podremos ser se entrelaza con emociones y pensamientos en torno a la vida y la muerte. No hay lugar para la dicha o la victoria, sino para un sufrimiento que expone un sistema de vida arraigado en la podredumbre. La existencia en estas circunstancias se reduce a la insignificancia, y la muerte no ofrece salvación religiosa, sino la desintegración de todo lo que fuimos:

Mañana seguiremos discutiendo con bocas ajenas. 

Harán ceniceros con nuestros huesos. 

Una rata disecada, nuestro cerebro y la etiqueta de un vino 

ocuparán vitrinas cercanas en el museo de arqueología.

La mirada crítica y desgarrada en Testigos de cargo revela una sociedad dividida entre privilegiados y desposeídos. En poemas como Tres calles al sur, se contrasta la cercanía de la fiesta con un territorio infranqueable, simbolizando la brecha entre quienes viven y quienes apenas sobreviven. La soledad en medio de la multitud y la alienación en una ciudad desconocida reflejan una sociedad marcada por la urgencia y la hostilidad. Frente a esta realidad, el poeta propone una resistencia íntima, un rechazo a la gran marcha colectiva:

No hay antígenos para esa enfermedad, amigo, 

sólo nos queda una íntima resistencia: 

quedarnos rezagados en la gran marcha, 

detener el asedio, 

firmar un armisticio, 

aprender a vivir como los perros de Antístenes, 

y si no se cruza una bala en tu camino 

defender cada palabra 

como un testigo de cargo.

La imagen de la isla y el aislamiento, junto con el concepto de la nada, se entrelazan en la obra, reflejando un olvido en el que la juventud no ha podido florecer y se ve obligada a rebelarse o perecer:

Lo quemarán todo. 

Como papeles que el viento arrastra por las autopistas 

nadie podrá detenerlos. 

Corren equivocados, 

seguros de cada error. 

Nada les importa 

más allá de esta noche. 

Lo quemarán todo. 

Nadie puede atraparlos 

porque nunca fueron nada.

A pesar de la intensidad pesimista que domina gran parte del libro, el final ofrece un atisbo de esperanza, inspirado en las palabras de Derek Walcott: «el destino de la poesía es enamorarse del mundo a pesar de la historia». Los versos finales invitan a sonreír y abrazar la vida en su fragilidad y cotidianidad:

Sonríe, amigo, no te cures

eres un parpadeo

de alas de buitre,

una grieta en el desierto, un veneno,

tal vez un código binario,

un motor desecado en un barranco,

y todos los milenios se detienen

para inventar tus ojos

Sin embargo, esta petición de sonrisa no oculta el espejismo del paraíso. Las ínsulas prometidas no son tan idílicas como parecen. La obra de Bruno Mesa es un viaje poético que combina crítica social, reflexión existencial y una búsqueda constante de significado en un mundo marcado por la desesperanza y la resistencia.

Para conocer más sobre Mesa y su obra, puedes ver y escuchar esta entrevista:

El libro lo puedes comprar en la editorial Pre-textos, que lo publicó.