José Pablo Juárez (México) Sus poemas han sido publicados en más de 50 antologías internacionales, y traducidos a diferentes idiomas. En 2018 recibe el premio Naji Naaman (Líbano) por su poemario De tus labios resucitaré. En 2021 recibe el Doctorado honoris causa por el foro internacional de creatividad y humanidad, reino de Marruecos, en 2022 recibe premio por su labor artística por parte del consejo nacional de escritores independientes (México), en 2023 recibe el premio Golden Heart (Rusia)
Implosión
Ojalá se pudiera implosionar el mundo
y arrastrar los recuerdos a un punto ciego
que en un impacto profundo en mí mismo
se fuera llevando todo lo que se dejó en la tierra,
llevándose la memoria de las gentes,
llevándose el dolor que te aprisiona.
Una implosión del mundo,
de mi mundo nada más,
llevándose mis besos, mis pasos, mis huellas.
No llores si al arrancar mis besos,
te dejan de doler.
Una implosión que no provoca hueco de ausencia,
como sí lo hace una explosión.
Implota y el ser vuelve a su ser,
llenando con cada fragmento
cada hueco.
Quiero implosionar de ti,
arrastrando mi oscuridad y espinas
en un retorno sin final.
Cada fragmento de mi ser
volviendo a mi ser,
hasta que vuelva a ser
la nada.
Tu calvario
¿Qué hacer?
Cuando eres los clavos que sostienen
Sus manos en la cruz,
Cuando en su cabeza
Eres las espinas que florecen
¿Qué hacer?
Si naciste siendo la espada
Que su corazón clava,
¿Qué hacer?
Cuando el mal eres tú,
Cómo desenterrarte
De la madera y de su carne,
Dejar de ser vinagre
Que enjuaga sus heridas
Pronto vendrá el santo Arimatea
Y se llevará tu cuerpo
Lejos de mí, tu calvario
Dónde en cuerpo y alma resucitarás
Metáforas petrificadas
Las metáforas se han petrificado,
volviéndose realidad.
Hoy caminar solo bajo un farol
es simplemente caminar bajo un farol
No hay remordimientos acostado en mi cuarto,
llenándome de melancolía,
sino el deambular por la calle solo
bajo la luna,
sin esperar ya nada.
Caminando sobre esta tierra plana,
llena de realidad.
Aquí la tristeza no florece
como lo hace al escribir,
ni la soledad susurra palabras de aliento,
ni amor, ni muerte.
Aquí reina el silencio, ausente.
Solo soy yo,
sentado en la banqueta
a la medianoche,
sin esperar que el mundo colapse
porque el tiempo es infinito.
Pero no yo, aunque aún no es la hora.
Estoy solo,
sentado en la banqueta
con las metáforas petrificadas
bajo un farol
en este mundo plano
lleno de realidad,
esperando que amanezca
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