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Foto: Pedro Verdugo (CC/Flickr)
Hay ocasiones en las que, ante la falta de aceptación de la realidad, decidimos mirar a otro lado. Cerrar los ojos, mirar hacia otro lado, imaginar lo que quisiéramos que hubiese sido.
¿Y si fuéramos asumiendo nuestra responsabilidad?
Usualmente al querer tanto algo, o al querer tanto a alguien vemos las cosas como queremos que sean, sin embargo cuando hay fallas notorias e importantes decidimos mirar hacia otro lado e ignorarlas porque nos aferramos tanto a algo que tal vez no sea lo correcto o lo ideal para lo que uno necesita. Lo peor es cuando te das cuenta que te has estado poniendo una venda en los ojos, no dejándote ver la realidad y es cuando viene lo esperado: la aceptación. Aceptar la realidad es un paso muy importante y muy difícil, por lo que se entiende la vulnerabilidad del asunto y muchas veces es espeluznante darte cuenta de que las cosas no pueden ser como quieres ni cuando quieres.
Y una mierda