Chill Hwan Ban반칠환 (Corea del Sur). Nacido en Cheongju, el poeta Chill Hwan Ban반칠환   reside actualmente en Gwacheon, provincia de Gyeonggi. Su obra fue galardonada con el Premio Literario Seorabeol en 2002. Ha publicado tres poemarios: «Love that Scoops Dead Stars with a Dip Net», «The Power of Laughter» y «War Maniac Sanctuary». Su primer poemario reflexiona sobre su historia familiar y su infancia. La segunda colección comprende poemas breves que persiguen la economía de la poesía, encarnando la idea de que «las palabras están todas dichas, pero sus significados nunca están completos». La tercera colección explora los temas de la empatía y la coexistencia, presentando imaginaciones lúdicas donde las flores florecen y los pájaros cantan mientras las guerras hacen estragos. Actualmente, prepara su cuarto poemario, «The Joy of Extinction». Algunos de sus poemas se han incluido en libros de texto de secundaria y bachillerato surcoreanos. Además, lleva más de 20 años entregando poemas notables a periódicos matutinos, empezando por el Dong-A Ilbo en 2003 y continuando hasta la actualidad con el Seoul Economic Daily,

Oruga

Dicen que era un agrimensor lamentable e incompetente, que  nadie jamás recibió de él mediciones definitivas para clavar estacas, construir vallas o replantear campos con confianza, que hizo lo mejor que pudo, manteniendo sus pasos firmes durante toda su vida, ya fuera corriendo o andando, en alegría o tristeza, para mantener una distancia constante. Se dice que su cinta métrica ni siquiera tenía marcas.

También dicen que era un agrimensor amable y capaz, que, cuando pasaba, las raíces de los árboles inmediatamente aprendían la distancia hasta los capullos de las flores que nunca podrían alcanzar, y las ramas muertas recordaban la distancia hasta los nuevos brotes que habían olvidado por completo, que intentaba medir la distancia que estaba más allá de su alcance o del tuyo, que realizaba una agrimensura peculiar en la que cuanto más medía, más desaparecían las distancias, que todas las distancias desde la base del árbol hasta la copa, desde la flor hasta el fruto, se convertían en la misma, que todo el árbol sentía el calor de la rama donde se habían posado los pájaros y la descarga de la herida de la rama que había perdido sus hojas, y sin embargo, su cinta métrica seguía sin tener marcas.

Dicen que lo que midió podría haber sido el corto tiempo de vida que le quedaría, que unas pocas marcas se hicieron en su cinta como arrugas en su vejez, que su sueño era volar lejos como una colorida polilla Geómetra después de hacer una corta visita a la prisión de la Tierra cuando su agotador análisis hubiera terminado, que mediría repetidamente las distancias entre las estrellas, sólo para eliminarlas.

Se dice que, de repente, un zorzal cubierto de polvo apareció de la nada, gritando «¡Kiyorot! Kiyoort!» y se tragó al agrimensor, que mediría las venas que corrían por el cuerpo del zorzal, se liberaría de la garganta del pájaro y mediría el eco que llegaba a las montañas al otro lado del valle, llevando el calor del zorzal a los lejanos acantilados.

Toda una vida

– Meditaciones sobre la velocidad (12)

En una zanja más adelante, una mosca de mayo que eclosionó por la mañana alcanza la adolescencia al mediodía, encuentra pareja por la tarde, se casa al anochecer y pone muchos huevos a medianoche. Al amanecer, pliega sus alas deshilachadas y grita: «Vine bailando y me voy bailando».

Una vieja cigarra que obtuvo sus alas y vivió siete días bajo los álamos dijo: «Dominé el arte de emitir sonidos y conocí a un amigo que me reconoció por mi voz. Canté durante una semana entera y las hojas de los árboles no dudaron ni una vez en aplaudir».

Un anciano de ochenta años murmuró: «Cuando llegó el momento de bailar, lo dejé para el día siguiente. Cuando me llegó la hora de cantar, lo dejé para el día siguiente. Pospuse todas las cosas buenas para el día adecuado, y ahora, estoy luchando por respirar».

Mientras tanto, en la orilla del mar, una tortuga milenaria camina lentamente a través de su milésimo año.

¡Es toda una vida!

Nido de Urraca

Ni un martillo, ni un plano.

ni una gota de pegamento, ni un solo clavo.

No se usan ramas frescas, sólo ramitas caídas recicladas.

No hay calefacción en el suelo ni televisión,

pero a través del techo de paja, las estrellas brillan toda la noche.

En el corazón del árbol desnudo de invierno,

la familia de las urracas revolotea como calentadores de bolsillo.

Dicen que un árbol con un nido de urraca se mantiene firme contra los tifones.

Las urracas son lo suficientemente sabias como para elegir sólo los árboles más fuertes,

Pero puede que sea cierto que los árboles se esfuerzan por no dejar caer los nidos.

Agradecidos por los dulces cantos de las urracas y el control de plagas,

Los árboles no pueden soportar derrumbarse.

En verano, dan sombra con sus hojas,

En invierno, se despojan de ellas para dejar entrar la luz del sol.

Árboles y urracas, son felices juntos, incluso sin contrato de arrendamiento.

 Traducción al inglés por Joo-Hyun Song 송주현

Traducción al español por Mariela Cordero


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