Luis Gilberto Caraballo es un poeta y artista plástico nacido en Caracas, Venezuela en 1962. Caraballo ha publicado siete  poemarios y tiene unos 19 poemarios más inéditos. Además su obra poética ha sido difundida en diversas publicaciones literarias y ha participado en numerosos encuentros internacionales de escritores. Con su poesía Caraballo ha obtenido reconocimientos internacionales de importancia como obtener el primer lugar en el Premio Internacional de Poesía en São Paulo, 2004; así como el máximo galardón en el XXV Congreso Mundial de Poetas en Los Ángeles, California, 2005; una mención honrosa, en el Premio Mundial de Literatura, “Municipalidad de Aguas Verdes”, versión poesía 2009  por el poemario Noches, mares, fragmentos del poema; Mención honorífica en el 1er Premio Mundial Andrés Bello de Poesía 2009 por el poemario, Poemas de números y series infinitas.

Sus poemarios  publicados son Encuentros con el Sur (Venezuela, 2007), El árbol de las casas vacías (España, 2008), Los caminos del tiempo (España, 2009), Poemas de números y series infinitas (Portugal, 2012), que salió en edición bilingüe en español y portugués; Arpa Invisible (Letras Salvajes, Puerto Rico, 2020); Es tiempo de volver destellos de un regreso (Del Sur a Sur Editores, España, 2021) y La Gruta del Ávila (Letras Salvajes, 2021). Su libro Celajes de noche se gesta y su publicación está pautada para diciembre de este año. Su poesía puede relacionarse con movimientos como el simbolismo, el surrealismo, el trascendentalismo estadounidense e incluso con la poesía mística española pero Caraballo ha sabido crear su propio universo poético.

En cuanto a su pintura, Luis Gilberto Caraballo ha hecho exposiciones indivisibles como Hollywood-Hábitat Aurico, Venezuela; AVAP, Las imágenes del rostro, 1996; Salón Michelena. Los de la psique, Venezuela, 1996; Galería Montemar de Chile, Tropos del Inconsciente, 1999-2000. Caraballo ha participado en importantes muestras colectivas en Venezuela, Ecuador y Uruguay y trabaja para realizar exposiciones próximamente en su país natal y también en la realización de una muestra de su arte en China, proyecto que se cuaja desde el 2005. Ha realizado dibujos para sus libros Encuentro con el Sur, El árbol de las casas vacías y su libro Poemas de números y series infinitas. Su pintura abarca diversas expresiones como el arte figurativo, neocubismo, neoexpresionismo y arte abstracto. 

Poemas leídos en el 15 Festival Virtual de Poesía, Poesía por La Paz, de Dois Corrego  en Usiha de Sohno en Brasil, 26 de noviembre de 2022

I

Aprendí algoritmos que me explicaron parcialmente algunas cosas y no pude tomar nunca en ellas un tren sin que sintiera que habían muchos asientos vacíos como si no hubiesen suficientes pasajeros mirando la ventana pasar como si hubiese elegido un racimo de palabras y estas estuviesen en un lugar mostrando la soledad de sus jardines el esplendor de su viaje el río de sus sílabas el sentido de su alarido el silencio de sus letras no pude mirar en el tren sin escrutar su silencio la voz de aquella distancia el sentido de la imagen en mis ojos clavaron los algoritmos el tiempo inexistente nació de aquella soledad prendo su arcoíris el silencio que azotan la mirada que busca entender aprender a conocer sus hebras la lluvia y sus acordes de guitarra.

II

En mi abismo en mi vacío nace un árbol de raíces difíciles de ubicar por más que busco encontrarlas en el fondo de la tierra en las vasijas de la memoria en los acantilados subterráneos las voces no sé de dónde provienen me hilvanan en mis silencios me ata más allá de las venas de un mundo inalcanzable por mis ojos inaudible el hallazgo es de lo más efímero de una rotura de pasadizos desconocidos y puertas imaginarias esa ventana que calca abre que urde y sueña entreabierta a la realidad tiene un profundo arraigo a lo inasible a la noche a la realidad del sueño que en canoas navega por más que busco son posos profundos y espejos de origen sideral de puertas de maderas interminable mar con un oleaje ciega su voz como si contuviera en la mano el camino hacia su raíz un árbol crecido de sílabas de árboles y bosques de sueños y un delirio inagotable me lleva a sorber en sus copas las nubes y el canto de brisas que en mi yacen es el verdor de sus hojas es la noche interminable de letras y silencios de pausas y esperas me ahondan en mi. Me mantiene en pie en aromas del corazón desconocido en el latido de temblor en la quebradiza página llegó a ver su corteza de una rara tierra y de frutos de un imaginar el cielo en vuelo en exilio el otro que apenas logro palpar ciego.

III

En círculos intentando alcanzar la noche en el cielo de la memoria y cuán lejana y distante tan adentro en mi latir tus letras como soplos de mar olorosas a tempestad de estrellas círculos aromada de luna  tan diluida en cada sílaba tan íntegra en el poema de tu oscurana semblante de astros ardiente tu voz en el epígrafe tu rio griego dejado por las escrituras del que hablaba Pitágoras en su geometría de cielos en su niñez trazaba un cubo en la ciudad de Atenas en su silencio cada arista un epígrafe en la mirada de aquellos ojos tomado de algún cometa en el árbol veo sus porvenires como metáforas plateadas de hojas lúcidas los espejos de algún planeta dejado en  órbita del poema calando con sus giros versos volviendo el canto en el ramaje del árbol un lugar una jaula abierta y en tu corteza la que se dibuja en arameo en alguna voz distinguida de orquídeas quienes me escriben con sus labios sus besos aromados en mis manos mis yemas tintan de letras el muro de la noche un eco en el latir de mis pasos.

IV

Mi pecho se ha hecho un amasijo de silencios a la espera de la tarde con sus ojos de lluvia quieta carga en el bosquejo nubes de atajos y una frente de aire poblada con olores a brasas dolientes viene en medio del tiempo intentando bailar con la brisa cae con un lirismo de espanto en el árbol se abren las jaulas de los recuerdos y vuelan los pájaros a los matorrales lejanos con ojos de empeño y deudas en el pico el canto abierto en el cielo como pincel de piel limpia y corteza de abrigo aromado para la noche secreta de una Caracas sedienta mi pecho ha subido hasta el último escalón se ha vuelto un cielo sin regreso parece un sueño una hamaca mecida en la montaña azul que vuela entre las nubes y el árbol me trae de vuelta con su rostro de abadía a sus raíces en la memoria canoas de río venas de horas que pasan muy adentro en la selva del alma y van mirando el espejo de su silencio van con las gotas lloviznado el camino de recados que traen consigo el vuelo de los pájaros ni se siente se fueron a otro tiempo a volar sus alas de obsequios y su canto con la noche.

V

Cuando el mundo era mundo y el muro era de esclavos y tabúes de tierras en sed asoleadas hasta el silencio nacieron poemas de esencia en el arraigo en el grito de un puñal adosado en el vientre del vacío en la pulpa de la mirada la luna había crecido hasta los confines del cielo era habitada por duendes y sangres eran las venas de la noche que en silencio se habían convertido en versos en el ramaje de un árbol nacido de una tierra fértil era la esgrima del suelo entre un animal primitivo y el eco de un espejo volviéndose rostro en el pozo del estanque brotaron las palabras brotaba el delirio de un cielo tomado de pasión y sangre avezada un torrente de cantos y metáforas de mares y adagios se hicieron en la noche la poesía era el silencio de la memoria el hilo mágico del río que el corazón guarda en arraigo de una tierra desnuda en la intemperie del cielo adeuda un cauce que se ha ido a otro lugar a enjuagarse de idiomas a volver la mirada en la elegancia de sus letras se siente venir palabras y destinos destierros y sentires amaneceres y noches con un brote tomado por la noche arqueada por la flecha de un infinito enclavado en lo difuso en lo inconcluso en la intolerancia de lo salvado en la herradura de un alazán sin rumbo por el llano temido de espantos y nubes destinadas a volverse espejo de otra tierra distinta indescifrable viaje que en versos cala en la penumbra.

VI

Vi gemir con sutileza el humo de una cafetera puesta sobre los troncos de una vieja rama del árbol y el sol durmiente había alzado su ardor hasta hacer gemir la tapa del camino parecía un frasco de acertijos así entre aquel cielo poblado de motas blancas desnudas y sin destino cierto y el andar sobre un cemento lleno de césped brotado de hierbas y flores del tiempo el doliente amor de la tierra pulsando el cielo desde lo más febril crecieron en silencio y desde los recuerdos se hizo el aroma en sílabas en los ojos caían los labios en el sabor en las palabras del café el tiempo bailaba sus horas y al lado en las ramas yacía un pájaro de copete amarillo brillando con su linaje de estatua patria mis ojos se encendieron cayeron en el puerto donde el azulejo posa sus patas en el árbol tañido de relojes y horas desconocidas y el encuentro se hace llama bramas de un sueño que asoma sus nubes y el cielo se puebla de versos mis ojos temblaron y desaparecieron en la visión del ramaje quedaron aquellas letras colgadas del iris mientras mis pasos seguían al parque en su delirio.