Buscando personajes canarios que merecen un lugar en nuestras páginas memorables, me he encontrado con Ignacia de Lara Henríquez. Según la Real Academia de la Historia, nació el 16 de agosto de 1880 y murió el 1 de septiembre de 1940. Su madre fue Victoria Henríquez Rivero, natural de Las Palmas, y su padre Antonio de Lara y Berraquero, nacido en Osuna, Sevilla. Fue la tercera de ocho hermanos. Se crio en Vegueta, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y se educó en el Colegio de las Dominicas de esa misma ciudad.

Cronológica y formalmente perteneció al modernismo y los albores de la generación del 14, junto a los escritores Saulo Torón, Néstor de la Torre, Domingo Rivero, Josefina de la Torre, Tomás Morales o Alonso Quesada. Con Alonso Quesada, Tomás Morales, Francisco González Díaz, Sebastián Jiménez Sánchez o los hermanos Millares Cubas compartió amistad. Fue además, coetánea de Josefina de la Torre, Chona Madera y Pino Ojeda.
Según nos cuenta su biógrafa “De Lara contrajo matrimonio en el año 1909 con Miguel Colorado D’Assoy, natural de Mallorca. Las infidelidades de su marido y los dos hijos que tuvo él fuera del matrimonio, sirvieron de base a su primer libro de poemas titulado Para el perdón y para el olvido que se publicó en Barcelona. Su obra queda dividida en dos fases. La primera se refleja en el ya citado poemario. La segunda abarca con Entre Paisanos. Cantares desde su regreso de Madrid a Las Palmas de Gran Canaria, en el año 1931, hasta su fallecimiento por cáncer, en 1940”[1].
Su obra literaria se vio desbordada por su compromiso sociocultural como mujer. De carácter inquieto y progresista, era consciente de que el entorno agrario y masculino constituía esencialmente un muro a derribar en aquella sociedad. Eso la hizo dedicar esfuerzos la creación de espacios donde las mujeres empezaran a tener la oportunidad de entrar en contacto con la cultura. Ignacia de Lara fue pionera en la lucha por los derechos de la mujer. Como afirma Inmaculada Egüés en su Biografía, “si son conocidos los casos vinculados a fuerzas progresistas como Hildegart Rodríguez Caballeira, Clara Campoamor, Victoria Kent o Margarita Nelken, Ignacia de Lara, con la II República, también canalizó su inquietud social a través de la política. Adscrita en un inicio a la CEDA, el partido de Gil Robles no consintió que ocupara un lugar preferente en las listas para las elecciones de noviembre de 1933. Con todo, su ingente labor social en años anteriores y su reivindicación del sufragio femenino, llevó a las implicadas en la lucha por el desarrollo de la mujer a impulsar su candidatura independiente”[2].
Fue presidenta de la entidad Acción Popular de la Mujer (1931-1933), una organización de acción católica femenina fundada en los años 1920 cuyo objetivo era intentar conseguir mejoras sociales y culturales para las mujeres. Durante esta etapa realizó muchos artículos periodísticos, de corte feminista, de compromiso social sobre personajes literarios. Entre las principales colaboraciones, destacaron las de los diarios El Defensor de Canarias, La Falange y La Voz Obrera[3].
De Lara defendió la igualdad de los derechos de las mujeres y de las clases obreras y solicitó la urgencia de un cambio social. Utilizó la palabra como herramienta principal en su lucha. Llegó a postularse como candidata a diputada a las Cortes españolas en 1933, pero no consiguió el acta por el hecho de ser mujer[4].
Como suele suceder con los profetas en su tierra, la labor Ignacia de Lara no fue reconocida hasta después de su fallecimiento. Nada menos que 14 años después de su muerte (1954), el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria decidió reconocer su trayectoria poética y su lucha en defensa de la mujer, poniendo una calle a su nombre en el barrio de Escaleritas. Más tarde aún se puso otra calle a su nombre en Jinámar (2013).
1] Egüés Oroz, María Inmaculada; Ignacia de Lara, perfil biográfico. Obra poética y obra en prosa. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 2004
[2] Ídem.
[3] Real Academia de la Historia.
[4] “Ignacia de Lara: una mujer en el archivo de El Museo Canario”. Blog del archivo de El Museo Canario.
*Artículo publicado en la revista canaria Tamasma Cultural.
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