Hamid Oqabi (Yemen). Poeta, escritor, cineasta y dramaturgo reconocido por su amplia y diversa actividad creativa. Ha dirigido diez cortometrajes y es autor de 17 novelas publicadas en 15 libros por diversas editoriales en Alemania, el Magreb y Egipto. Ha publicado seis colecciones de poesía,  y también colecciones de cuentos y textos teatrales. Algunas de sus obras han sido traducidas a cuatro idiomas, incluyendo inglés, alemán, francés e italiano. Su faceta como crítico incluye 11 libros sobre crítica cinematográfica y cuatro sobre crítica literaria. Además, ha presentado 11 exposiciones de artes visuales y una de fotografía en Francia.

El conejo… un regalo de Dios

Dios, o alguien más, envió un conejo gordo.

Saltó por la ventana y se convirtió en mi amigo.

No me interesaba nada del mundo de los conejos.

Había visto la película Alicia en el País de las Maravillas,

, pero su mundo nunca me atrajo.

El vacío se amplificó por todas partes.

Las imágenes de mi imaginación se secaron.

No fluyeron lágrimas

cuando supe que ya no había tumbas en Gaza.

Tal vez esté triste,

pero estoy frío, entumecido, insensible.

Ese conejo no hizo ningún milagro.

No me llevó a otro mundo.

Le hice una pregunta sobre mi amada,

pero era

sólo un conejo ordinario.

No hablaba.

Y una mañana,

se fue.

O tal vez Dios se lo llevó.

Un destello de luz cruza el escenario.

Un destello de luz parpadea en el escenario.

El reparto está allí, y también el autor.

Una obra sin público.

Sólo decenas de paraguas mojados o quemados sobre las butacas.

Cientos de zapatos en fila india

desde la entrada del teatro hasta la parada del autobús.

Decenas de vasos vacíos en las mesas del bar.

Los autobuses pasan, conducidos por robots ecológicos,

que emiten vientos y vapores… y luego desaparecen.

El telediario anuncia lluvia de un color diferente,

con un olor extraño.

Siete días antes de San Valentín

la ciudad gastó una suma colosal

en una enorme escultura de un corazón rojo.

La pared del corazón se resquebrajó un día antes de la festividad.

Todo se derramó:

bolas negras,

abejas blancas encerradas durante meses para producir energía limpia,

un ternero cojo y mudo,

y un viejo perro ciego.

Salieron exhaustos.

Ni el agente de tráfico

ni la patrulla de aduanas repararon en ellos.

El presentador del tiempo se disculpó

y recomendó a todo el mundo que llevara un paraguas

y un sombrero.

Un destello de luz recorre el escenario.

El ternero baila.

Las abejas cantan.

Y el perro se mueve para recoger los billetes.

Mi último poema

Jesús regresó a buscar su cabeza cortada.

Caminó por las calles atestadas

sin encontrar el Museo del Hombre

Nadie lo notó.

Los ángeles no lo ayudaron.

Se dice que grandes y caóticas manifestaciones

estallan en el cielo –

cien días antes del Juicio Final.

Dios se prepara para revestirse con la capa de la justicia,

y ha comprado un martillo hecho de luz.

Se dice que será un día difícil y turbulento.

Llegó la mañana,

el sol se levantó por el este.

Fue un día aburrido y perezoso.

Poco después,

nadie recordaba lo que había sucedido.

Jesús recuperó la cabeza.

Decidió vivir

en el bosque de Aokigahara.

El Cielo decidió enviar una nueva profetisa.

Escogió a una poetisa

de entre los habitantes del bosque Dark Ancient.

Quizá dentro de un año,

regrese a Sanaa.

No quiero nada.

Todo lo que quiero es

beber una copa de vino de Sanaa,

contemplar la puesta de sol

desde una colorida ventana,

y escribir mi último poema.

Traducción al español por Mariela Cordero


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