Hay cierta poesía que a veces puede pasar desapercibida a primera vista, que aparece discreta y sin hacer apenas ruido, pero que, sin darnos cuenta, nos queda resonando de algún modo, agujereando poco a poco la conciencia y el alma, y al final, nos hace regresar a ella de nuevo. Algo así me ocurrió con la poesía de Pablo Mata; empecé a leerla y me encontré en general con poemas breves, algunos casi como una fotografía de tan gráficos, y otros con una profundidad abismal. Entonces me di cuenta; si nos damos el tiempo de adentrarnos en ella, de quedarnos unos minutos en sus versos, encontramos un paraíso de emociones y una invitación a la reflexión (crítica en parte) que es imposible que dejen indiferentes.

Podemos encontrar pequeñas cápsulas que hacen que nuestra mente se detenga un instante para centrarse en las letras y llegar a preguntarnos si, estamos realmente viviendo nuestra vida, o estamos siguiendo lo que nos mandan seguir. Sus versos pueden abrirnos los ojos y obligarnos, aunque no queramos, a despertar y tomar conciencia de nuestros propios pasos:

Si andas el camino de otro,

a cada paso,

tu destino está más lejos.

Pero, a su vez, podemos encontrarnos con una poesía de instantes que quedan plasmados en breves poemas, como si de un cuadro se tratara, que crean una imagen muy clara en la mente del lector, una brevedad que condensa un momento, tanto física como emocionalmente:

Fumando solo

la madrugada me acoge

disfraz de noche.

A medida que una se va introduciendo en su poesía, se va dando cuenta de cuántos matices esconde, si hablamos de invitación a la reflexión, por ejemplo, lo podemos enlazar con ese punto de crítica hacia el mundo actual, hacia la sociedad que estamos construyendo poco a poco; una magistral denuncia en un pequeño poema que es como un puñetazo a nuestras propias conciencias, a través de un mensaje directo y claro que no necesita más que sus propias palabras:

SED

En este lado del mundo

la abundancia se desborda

y el estómago de la suculencia

no tiene fin.

Hay un paladar insaciable engullendo novedades

con dientes de acero.

Todo dura poco y lo nuevo ya es viejo.

¿No es abrumadora

esta continua sed de poseer?

Pero, dando un giro en la temática, si algo podemos destacar de los versos de Pablo es la variedad, pues después de un poema que nos hace pensar y analizar, de manera racional, hacía dónde estamos andando como humanos y como sociedad, nos podemos topar con poemas con cierto lirismo y un aire más etéreo; observamos, por ejemplo, su poema Poesía, donde el autor nos explica de manera emocional y visceral, no racional, qué es la poesía:

Poesía

cordón umbilical que une almas,

gotas de una lluvia

a veces sedientas

a veces heridas en su caída.

Poesía

el crepitar de un fuego,

la sutil caricia

de los dedos del viento,

un campo

aliviado por el sol.

Poesía

ladrón de blancos entre palabras,

lápiz que rompe texturas

y silencia paisajes.

Poesía

canción del insomne,

soledad salpicada de ausencias.

Del toro bravo

su querencia.

Poesía

la atroz caída de un dios

demasiado valiente para suplicar.

Avinagrada seda.

Poesía

el aplauso del corazón

a la vida.

o también dejarnos llevar por la delicadeza luminosa de unos breves versos que nos dibujan un precioso atardecer ante nuestros ojos:

ESTA LUZ

Es esta luz

esta inconfundible luz.

Luz que dibuja formas en su mirada,

luz que orilla

con dulzura

a un mar cansado.

Es en este atardecer de mayo

el sol bosteza

y en todas las cosas

esta luz.


Pues a pesar de la dureza que algunos de sus versos más reflexivos pueden mostrar, hay una parte tierna, emocional, que nos habla de sentimientos, de recuerdos y memoria y, si con algunos poemas nos abría los ojos a la realidad, con otros nos los cierra con una caricia.

Creo interesante, después de exponer a grandes rasgos su poesía más crítica y más lírica, nombrar las pequeñas perlas de poesía japonesa que Pablo nos regala. Es cierto que a veces se concede la licencia de modificar ligeramente la métrica, alterando el número de sílabas que estríctamente configurarían una poesía concreta japonesa, pero sí suele condensar en los tres versos exigidos por algunas estructuras, respetando la temática, incluso mostrando kireji si es necesario, como sería en el caso de los hokkus, o centrándose más en la existencia humana, como sería el caso de los Senryu.

HOKKU

El viento barre

añoranzas de otoño.

El bosque desnudo.

SENRYU

A ciertas horas

en el sol y sombra de la espesura

leo versos.

HOKKU

Risas lejanas

abanicadas al sol.

El verano vive.

SENRYU

Como un bocado

la palabra se adentra

y te alimenta.

Dicho esto, os dejo algunos de sus poemas que podéis encontrar, junto con otros, en su página de Poémame (elpableras), no sin antes recomendaros también que os dejéis caer por su cuenta de Twitter (dicenquetecalles), donde podréis encontrar pequeñas perlas poéticas, a veces incluso ilustrando imágenes, que os harán sentir y pensar.

LA PIEL DE LA MEMORIA

Hay recuerdos que se cincelan

en la piel de la memoria,

y aunque lluevan miles de días

y despiertes siendo otro,

la arena de ese recuerdo

se macera en tu mirada.

PIEDRAS

Dicen de las piedras

que son cosa muerta.

Pero en un mundo tentacular

asoman los rostros de su obstinación.

Un ojo de color

en la roca imprimido,

esa nariz derrotada,

un codo que se defiende

de injurias,

grietas en la vieja faz.

Dicen de las piedras

que son cosa muerta.

Pero hay labios acongojados,

la redondez de una cabeza

de bella adolescente.

Las lágrimas

de otra eternidad.

PASADO HABITADO

Dibujar sueños con palabras,

atrapar el fugaz aleteo de un instante

y mantenerlo escondido

entre los dedos de la memoria.

Recuperar estancias que ya no existen

y volver a respirar aquel aire,

aquel sabor de vida,

aquella mirada tan niña.

Ya entonces añorabas

el sueño que ahora dibujas.