Como abulense que soy, recuerdo que se estudiaba en el colegio toda su trayectoria como mujer santa, fundadora de conventos y escritora. Pero reconozco que durante un periodo amplio de mi vida, quise dejar a un lado todo lo que fuera de ella y sobre ella.

Con los años me fui reconciliando con su persona, descubriendo a la mujer que hay detrás de Santa Teresa de Jesús, a la Teresa escritora, la mujer culta y de carácter fuerte, (hay que recordar que en gran parte de la historia ser mujer y querer destacar en algo era casi imposible).

Escritora por obligación, ya que fueron sus superiores siempre quienes le pidieron que escribiera sobre sus andanzas y logros. Quizá su poesía (unos 30 poemas) y las 470 cartas que escribió (las cuales aún se conservan) fueron sus escritos más personales y por voluntad propia.

Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada nace en Gotarrendura (Ávila) un 28 de marzo de 1515. Su padre era Alonso Sánchez de Cepeda, hijodalgo a fuero de España (hijo de Juan Sánchez de Toledo, de origen judío converso y de Inés de Cepeda, nacida en Tordesillas).

Alonso Sánchez se casó dos veces. La primera en 1505 con Catalina del Peso y Henao con quien tuvo dos hijos : María (1506) y Juan Vázquez de Cepeda (1507). Su esposa falleció de peste bubónica el 8 de septiembre de 1507.

Tras quedarse viudo, se casó con Beatriz de Ahumada el 14 de mayo de 1509​ y tuvo otros diez hijos: Hernando, Rodrigo, Teresa, en 1515; Juan,  Lorenzo, Antonio,  Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana.

Según relata la propia Teresa en los escritos destinados a su confesor y reunidos en el libro Vida de santa Teresa de Jesús, desde sus primeros años mostró una imaginación muy viva y apasionada. Su padre, aficionado a la lectura, tenía algunos romanceros; estas lecturas comenzaron cuando Teresa contaba con seis o siete años de edad.

Aficionada a la lectura de libros de caballerías, también le gustaban las vidas de santos. Meditaba mucho sobre que el infierno y del paraíso fuesen para toda la eternidad. Con su hermano Rodrigo, dos años mayor que ella, repetía las palabras «Para siempre, siempre, siempre».

Su padre era un hombre con una fe muy ilustrada y amante de la lectura, que enseñaba también esas costumbres a sus hijos.

El tío de Teresa, al que ella visitaba a menudo, tenía los mismos gustos literarios y le prestaba a la joven libros de contemplación religiosa como el Tercer abecedario espiritual (Francisco de Osuna, 1527). En su biografía dice que, cuando era niña, siempre estaba leyendo algún libro.

Palabras suyas:

Tenga en cuenta la priora con que haya buenos libros, en especial Cartujanos, Flos Sanctorum, Contemptus Mundi [Desprecio del Mundo], Oratorio de Religiosos, los de fray Luis de Granada, y del padre fray Pedro de Alcántara, porque en parte es tan necesario este mantenimiento para el alma, como el comer para el cuerpo.

Teresa no asistió a ninguna escuela y no sabía latín, por lo que eso le excluía de poder realizar cualquier educación secundaria. Entonces la enseñanza estaba reservada a los varones.

En su adolescencia, además de las diversiones propias de su edad, como paseos y fiestas familiares o locales, los jóvenes de la familia dedicaban su tiempo a juegos de sociedad, entre los que destacaba el ajedrez.

Su madre muere en 1528, tenía ella 13 años, y pide a la Virgen que la adopte como hija suya.  Sin embargo sigue siendo “… enemiguísima de ser monja,”.

Teresa tenía una estrecha relación con un primo, pero su padre veía con malos ojos esta relación, decide internarla en 1531 en el colegio de Gracia, regido por agustinas, donde ella echará de menos a su primo pero se encontrará muy a gusto.

Afectada por una enfermedad de la que se tienen escasas referencias, Teresa volvió a su casa para ser atendida por médicos, pero no mejora y llega a estar inconsciente 4 días. Luego se marchó a la casa de campo de su hermana María de Cepeda y su marido Martín de Guzmán y Barrientos en Castellanos de la Cañada, 44​ alquería de la dehesa que lleva dicho nombre, hoy sita en el término municipal de Zapardiel de la Cañada, provincia de Ávila. Hizo el viaje en litera.​ Por el camino se detuvo varios días en la casa de su tío en la pequeña aldea de Ortigosa.​ Aquí pasó el tiempo leyendo «buenos libros» y las Epístolas de san Jerónimo.

De vuelta al hogar paterno, hizo de ama de casa durante unos tres años.​ Informó a su padre de que quería ser monja. Su padre se opuso y contestó que no lo consentiría mientras él viviera. Pero Teresa no era mujer que se dejara manejar.

Algunos datos de interés

Santa Teresa conoció a San Juan de la Cruz en Medina del Campo contando ella 52 años y él 24, y con él fundó la orden de  “Los Carmelitas Descalzos”.

La Inquisición vigiló muy de cerca sus escritos temiendo que se alejaran en algún punto de la recta doctrina. Santa Teresa tuvo que defenderse ante el Tribunal de la Inquisición en 1575.

Se han conservado unas treinta poesías, de diversos géneros: poesías líricas, villancicos, obras en honor de algunos santos… Los primeros editores no se interesaron por sus poesías. Fue en el siglo XIX cuando empezaron a valorarse más.

En septiembre de 1582, Teresa de Jesús llegó al monasterio de Alba de Tormes (Salamanca) muy enferma. Muere el 4 de octubre, el día que entraba en vigor el calendario gregoriano, por lo que a Santa Teresa la enterraron 24 horas después, pero este día sería el 15 de octubre(con el calendario Gregoriano hay 10 día que simplemente desaparecieron).

En el siglo XIX se creó la Biblioteca de Autores Españoles, con 71 volúmenes con los mejores autores de la historia de España, desde la Edad Media hasta entonces. La obra de santa Teresa ocupó los tomos 53 (1861) y 55 (1862).

Fue la primera mujer Doctora de la Iglesia Católica (1970).

Logró los títulos de patrona de los escritores españoles, capitana de los reino de España y doctora por la Universidad de Salamanca. Murió sin haber publicado ninguna de sus obras.

El nombre de santa Teresa de Jesús figura en el Catálogo de Autoridades de la Lengua publicado por la Real Academia Española en 2002.

Su obra ha sido traducida, total o parcialmente, a prácticamente todos los idiomas, llegando a escribir 437 episodios, obras místicas y numerosos poemas, cantares y villancicos. 

El primero que tradujo la obra de santa Teresa al francés fue el sacerdote Jean de Quintanadoine, a comienzos del siglo XVII. Para el académico Joseph Pérez, las traducciones al francés más hermosas de la obra de santa Teresa fueron realizadas por fray Cyprien de la Nativité de la Vierge, que se había hecho carmelita descalzo en 1633. Estas se publicaron en 1644. El consejero de Estado Robert Arnauld d’Andilly también tradujo sus obras, que fueron publicadas en 1659 y 1670.

Algunas de sus obras más conocidas son:

  • Vida de la Madre Teresa de Jesús (Autobiografía entre 1561 y 1562)
  • Camino de perfección: Comenzó a escribirlo a finales de 1564 en el Convento de San José de Ávila, lo terminó en 1567 y lo puso a disposición de las religiosas de aquel convento. Teresa preparó la impresión en 1579, pero al final esta no tuvo lugar. Teresa falleció en 1582.
  • Las moradas del castillo interior: Comenzó el 2 de junio de 1577. Teresa dejó de escribir varias semanas tras el capítulo 5 de la quinta morada, pero retomó el trabajo en octubre. Terminó de escribirlo el 29 de noviembre de 1577.
  • Fundaciones: Comenzó a escribir las Fundaciones el 24 de agosto, Día de San Bartolomé, de 1573. Escribió sobre esto hasta que dejó la ciudad, en enero de 1574. En 1577 lo retomó y en 1579 terminó de redactar el capítulo 17. Redactó la última parte del libro en Burgos en 1582. Este libro tiene mucha parte biográfica, como sus viajes por Castilla y Andalucía.

El Día de las Escritoras es una conmemoración promovida por la Biblioteca Nacional de España junto a la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas que, desde el año 2016, busca reivindicar la labor y el legado de las escritoras a lo largo de la historia. Se escogió como fecha el lunes más próximo al 15 de Octubre (día de la festividad de Santa Teresa).

El siguiente enlace es un bonito artículo que una amiga y escritora (Begoña Ruiz Hernández) publicó en el Diario de Ávila, sobre un pasaje de la vida de Santa Teresa, muy poco conocido.

Comparto 4 de sus poemas, quizá los más conocidos, y os invito a descubrir un poco más a esta mujer tan excepcional. (Como dato  personal os cuento que el famoso poema “Vivo sin vivir en mi” me lo aprendí de memoria, ya que se le puso música hace mucho y cuando estudiaba, el día de Santa Teresa – 15 de Octubre, se cantaba en el coro del colegio).

Nada te turbe

Nada te turbe;

nada te espante;

todo se pasa;

Dios no se muda,

la paciencia

todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene,

nada le falta.

Solo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,

al cielo sube,

por nada te acongojes,

»nada te turbe.»

A Jesucristo sigue

con pecho grande,

y, venga lo que venga,

»nada te espante.»

¿Ves la gloria del mundo?

Es gloria vana;

nada tiene de estable,

»todo se pasa.»

Aspira a lo celeste,

que siempre dura;

fiel y rico en promesas,

»Dios no se muda.»

Ámala cual merece

bondad inmensa;

pero no hay amor fino

sin »la paciencia.»

Confianza y fe viva

mantenga el alma,

que quien cree y espera

»todo lo alcanza.»

Del infierno acosado

aunque se viere,

burlará sus furores

»quien a Dios tiene.»

Vénganle desamparos,

cruces, desgracias;

siendo Dios tu tesoro

»nada le falta.»

Id, pues, bienes del mundo;

id dichas vanas;

aunque todo lo pierda,

»solo Dios basta.»

Vivo sin vivir en mí

Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí

después que muero de amor;

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí;

cuando el corazón le di

puse en él este letrero:

que muero porque no muero.

Esta divina prisión

del amor con que yo vivo

ha hecho a Dios mi cautivo,

y libre mi corazón;

y causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros,

esta cárcel, estos hierros

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida

me causa dolor tan fiero,

que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga

do no se goza el Señor!

Porque si es dulce el amor,

no lo es la esperanza larga.

Quíteme Dios esta carga,

más pesada que el acero,

que muero porque no muero.

Sólo con la confianza

vivo de que he de morir,

porque muriendo, el vivir

me asegura mi esperanza.

Muerte do el vivir se alcanza,

no te tardes, que te espero,

que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte,

vida, no me seas molesta;

mira que sólo te resta,

para ganarte, perderte.

Venga ya la dulce muerte,

el morir venga ligero,

que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba

es la vida verdadera;

hasta que esta vida muera,

no se goza estando viva.

Muerte, no me seas esquiva;

viva muriendo primero,

que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios, que vive en mí,

si no es el perderte a ti

para mejor a Él gozarle?

Quiero muriendo alcanzarle,

pues tanto a mi Amado quiero,

que muero porque no muero.

Yo toda me entregué y dí

Ya toda me entregué y dí,

y de tal suerte he trocado,

que mi Amado es para mí

y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador

me tiró y dejó herida,

en los brazos del amor

mi alma quedó rendida;

y, cobrando nueva vida,

de tal manera he trocado,

que mi Amado es para mí

y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha

enherbolada de amor,

y mi alma quedó hecha

una con su Criador;

Ya yo no quiero otro amor,

pues a mi Dios me he entregado,

y mi Amado es para mí

y yo soy para mi Amado.


DICHOSO EL CORAZÓN ENAMORADO

Dichoso el corazón enamorado

que en solo Dios ha puesto el pensamiento;

por él renuncia todo lo criado,

y en él halla su gloria y su contento.

Aun de sí mismo vive descuidado,

porque en su Dios está todo su intento,

y así alegre pasa y muy gozoso

las ondas de este mar tempestuoso.


Nota: datos sacados de la Wikipedia, artículo del Diario de Ávila, página de RTVE y algunos apuntes personales.