Siempre hemos concebido Poémame como un lugar donde publicar y leer poesía, por supuesto, pero también como un lugar de encuentro, donde conocer a las personas que hay detrás de la poesía. Con este espacio queremos ir un paso más allá e invitar a Poémame a poetas consagrados, en una serie de encuentros en los que toda la comunidad pueda participar y conversar con ellos.

El pasado 17 de febrero a las 22h (hora española), tuvimos el placer de intercambiar opiniones con el poeta Ben Clark, escritor español de origen británico y residente en Málaga. Clark ha recibido diversos premios literarios entre los que destacan el Premio Hiperión 2006 (ex aequo), el VII Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande, el IV Premio de Poesía Joven RNE por un libro escrito con el poeta salmantino Andrés Catalán, el Premio Ojo Crítico de Poesía de RNE 2014 y el XXX Premio internacional de Poesía Fundación Loewe 2017 por su libro La policía celeste. Ha sido becario de creación literaria en la Fundación Antonio Gala (2004-2005) y ha traducido, entre otros, la poesía de Anne Sexton, Stephen Dunn y Edward Thomas.

Le planteamos nuestras preguntas con antelación a la fecha del encuentro, mediante comentarios a su mensaje de presentación. En la fecha y hora del encuentro, Ben Clark se conectó para responder a las preguntas planteadas e interactúamos con él.

Aquí tenéis un resumen de lo que dio de sí el encuentro.

1.- Crees que actualmente, quizás por la facilidad que aportan las redes sociales, llaman poesía a “cualquier cosa”. ¿Quién define hoy “qué es poesía”? Cuando podemos ver una “falso Haiku” con 300 likes (por ejemplo) O una sola idea, cortada quien sabe bajo qué criterio, en 5 líneas, y llamar a esas líneas “versos” ¿Consideras que el hecho de que al público le guste “lo vuelve poesía”?

Es bastante probable que la mala poesía estuviera siempre presente. Los malos poetas (y las malas poetas) han existido siempre, afortunadamente. La mala poesía es necesaria, fundamental para mucha gente, para su vida diaria, y de la mala poesía, en ocasiones, nace la buena poesía. La diferencia -lo que ha ocurrido en los últimos años-, es que la poesía mala ha obtenido visibilidad y los malos poetas han perdido la vergüenza. Es un tema complejo, sin duda, pero las plataformas que existen ahora no existían antes y, quizá, lo único que han hecho estas plataformas ha sido visibilizar una poesía que, de otra manera, hubiera quedado escondida en un cajón o en una carpeta. No es del todo malo que salga a la luz, el problema, quizá, sea la falta de rigor que hay con los textos y la falta de rubor de sus autores y autoras.

2.- ¿Crees que la poesía clásica, pautada, con métrica y rima definida (incluso a veces ritmo definido) se ha ido perdiendo? ¿Ahora la mayoría escribe versos libres? ¿Crees que terminará perdiéndose totalmente?

Creo que existen muchas formas poéticas que conviven y creo que es muy positivo que convivan. No creo que se esté perdiendo nada y tampoco creo que una cosa sea mejor que la otra (es decir, que una poesía clásica, pautada y con métrica sea mejor). Sólo hay dos tipos de poema: un buen poema y un mal poema. El verdadero problema llegará cuando sea muy difícil encontrar buenos poemas.

3.- ¿Buscar la idea o esperar a que la idea llegue? ¿O consideras ambas opciones válidas?

Hay que buscar la idea, siempre. Si uno se queda esperando la idea, es mejor que esté cómodo y que tenga mucha paciencia.

4.- ¿Cómo reconoces que lo escrito es un mal poema?

Un mal poema es un poema que no dialoga con el lector, donde el lector no cabe, donde el poeta que ha escrito el poema lo dice todo y el poema no dice nada. Un poema donde el lector no puede entrar, donde el lector no tiene nada que decir ni que sentir.

5.- ¿Crees que es importante la métrica y la rima en un poema o consideras más importante el ritmo?

Creo que todas esas cuestiones pueden ser importantes y útiles para un poema. Hay que combinar muchos elementos, pero el ritmo es fundamental, claro.

6.- ¿Crees que en un poema es necesario hacerse entender para que llegue a la gente o también es válido un lenguaje enrevesado?

Creo que, en ocasiones, utilizamos expresiones como “lenguaje enrevesado” para intentar expresar que algo no se entiende. Que un poema se entienda o no tiene poco que ver con el lenguaje en sí y mucho que ver con las ganas del poeta de crear un diálogo con el lector, es decir, con las ganas que tenga el poeta de ser generoso con el lector, de dejarle al lector un espacio para que también pueda construir el poema. Hay poemas excelentes que se entienden y poemas excelentes que no se entienden. Lo que no hay, son poemas excelentes que no comuniquen.

7.- ¿Hay algún poeta al que consideres un referente o que sientas que de alguna forma ha influenciado tu forma de escribir?

Hay muchos referentes, claro. Tanto en castellano, como en inglés o catalán, y en traducción. Quizá podría decir que me interesa combinar la ironía inglesa (Larkin) con cierta tradición castellana contemporánea (Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez) y con la fuerza de algunos norteamerianos (Sexton, Stepthen Dunn…). Pero hay muchos más, claro.

8.- ¿Escribes a diario? ¿Sigues algún ritual específico de trabajo?

Pues intento escribir un poco cada día, aunque hay épocas en los que escribo más y otras en las que escribo menos. Pero trabajar, el poeta trabaja todos los días: se lee, se traduce, se piensa, se siente…
Mi ritual, si es que hay alguno, consiste en buscar un lugar con silencio y en leer un poco antes de escribir. Intento leer poemas que conozco, que sé que me gustan, que sé que contienen elementos que me animan a escribir.

9.- ¿Cómo ha cambiado tu lenguaje poético a lo largo de los años?

Es difícil decir de qué manera va cambiando el lenguaje propio, pero es posible que cada vez esté menos interesado en el artificio poético y más interesado en la claridad.

10.- ¿Cómo sientes que un poema está terminado y cómo lo corriges?

Siento que un poema está terminado cuando siento que he terminado de dialogar con el poema, que ha terminado la conversación conmigo y que el poema tiene ganas de hablar con otras personas. Es el final de un romance. Lo corrijo centrándome en los elementos que han sido “dados” por la imaginación, intentando perseguir los elementos misteriosos del poema, las cosas que no conozco y que han aparecido, de pronto, en el poema.

11.- ¿Podrías recomendarnos un poema de otro/a autor/a que te haya gustado mucho?

Hay muchos autores y muchas autoras que me gustan mucho: pero lean a Martha Asunción Alonso, a Erika Martínez, a David Refoyo o a Maribel Andrés Llamero, a Luis Arturo Guichard… Hay muchos.

12.- ¿Qué consejos le darías a un/a escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Que escriba mucho y que lea mucho y que sufra mucho. Pero, sobre todo, que disfrute mucho haciendo todas estas cosas.

13.- Si tuvieses que escoger, con cuál de estos dos tipos de poesía te quedarías: con la poesía estéticamente perfecta y trabajada pero con un mensaje abierto o ambiguo para el lector, o con la poesía que utiliza un estilo sencillo o austero pero cuyo mensaje es claro y contundente?

Es una pregunta que encierra muchas otras reflexiones sobre la poesía. Quizá no se trata de escoger entre estos dos tipos, si es que existen claramente estos dos tipos, creo que el “asunto” consiste en escoger entre un poema que funciona y uno que no funciona. Y eso no se puede escoger, claro, pues sólo hay una opción: el poema que funciona (pues lo otro no es un poema). Un poema que funciona tendrá dentro todos los elementos que menciona en su pregunta, y su éxito tiene que ver con su capacidad para comunicar, para convocar el pensamiento y la emoción que lleva dentro.

14.- ¿Estableces algunas rutinas diarias en tu escritura? Si lo haces…¿ Cuáles son? ¿Crees que son necesarias? ¿Qué opinas de las plataformas digitales como Poémame y en general de la poesía en las redes sociales?

Pues tengo pocas rutinas… Leer todos los días, claro, procuro pasar tiempo repasando mi biblioteca, también, pensando (me parece una forma de ‘abstraerme’ muy eficaz). Creo que son necesarias en el sentido de que funcionan, son rutinas que me ayudan. Cada uno tendrá sus rutinas, imagino.
En cuanto a las plataformas digitales, pues creo que son estupendas y que la presencia de la poesía, sea buena o mala, eso me da igual, siempre es positiva.

15.- ¿Qué opinas sobre la poesía que se dedica a escribir frases grandilocuentes y ponerlas en muchas líneas a modo de versos y sobre los “poetas influencers”?

Mucha de la poesía, o llamada poesía que encontramos en plataformas como Instagram, realiza una operación que, desde el punto de vista poético, quizá podríamos considerar fraudulenta: estos poemas sustituyen una verdad por una obviedad. Eliminan la verdad (subjetiva, misteriosa, universal, con el que dialogamos) por una obviedad (objetiva, simple, concreta, con el que el lector no puede dialogar en absoluto). Es la diferencia entre “Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte” (Juan Antonio González Iglesias) y “Familia es esa que cuando te abraza te hace sentir como si estuvieras en casa.” (Defreds).

16.- ¿Consideras la escritura, una salvación o una condena? Dicho de otra manera, ¿veneno o antídoto ?

Pues, quizá una salvación. Una condena no, desde luego. Es, quizá, un proceso hacia una suerte de salvación, o hacia la idea de la salvación, que quizá sea más importante que la salvación en sí. Es decir, antídoto, pero antídoto también del antídoto.

17.- ¿Cuándo escribes intentas ser más racional que emocional o al contrario?

Hay que combinar pensamiento y emoción y encapsularlos en un poema.

18.- Cuando terminas un poema, ¿crees que es en ese momento cuando el poema vive, o piensas justamente lo contrario, y una vez que lo finalizas muere ?

El poema vive con cada nueva lectura. Si no es así, algo no funciona en el poema (el poema estará, por lo tanto, muerto).

19.- ¿Buscas tú el poema, o el poema te encuentra a ti? Quiero decir, te dices, voy a hacer un poema, y te pones a ello, o de repente algo te ilumina y te surge el poema?, ¿escribes en papel y luego pasas a pantalla, o escribes en pantalla directamente?

Hay que buscar el poema, hay que estar atentos a la vida, a la realidad, a las ideas que hay detrás de la lectura, y así “atrapar” los poemas que encierran casi todas las cosas.
Escribo normalmente con el ordenador, aunque a veces escribo con una pluma Kaweco Sport que me regalaron y que me encanta.

20.- ¿Cómo crees que será la poesía cuando los adolescentes sean más adultos, entendiendo que ellos están viviendo un cambio de paradigma cultural?

Opino que no están viviendo un cambio de paradigma cultural, creo que será igual que la poesía de antes y la de después, igual que la poesía de siempre. Creo que la poesía ha sido siempre igual: ha sido la construcción de la historia del corazón humano, el relato de la emoción de los pueblos. No hay más. Con hambre, con guerras, con tiranos, con paz, con felicidad y con honda tristeza, la poesía siempre ha hablado de lo mismo: de quiénes somos nosotros, los de entonces.

21.- ¿Cómo te defines como poeta, más allá del aprendiz?, ¿te sientes influenciado por los clásicos y en tal caso por cuales; o si al contrario te sientes autónomo y en una búsqueda constante de perfeccionar el lenguaje poético?

Creo que los poetas nunca son autónomos. Todos los que escribimos, por muy independientes que nos sintamos, todos y todas estamos dentro de un inmenso río que es la tradición poética (en nuestro idioma, pero también en todos los idiomas). Escribimos desde un lugar, desde unas lecturas… Y mi lugar, claro, es España con una fuerte influencia de la cultura británica y también mi educación en catalán en Ibiza. Lo importante, creo, es que un poeta sea un poeta de su tiempo, que se comprometa a pensar en lo que está pasando y sintiendo en ese momento.

22.- ¿Qué poetas son tus referentes?

En España: Jaime Gil de Biedma; en hispanoamérica (por mencionar uno solo, algo casi imposible), César Vallejo; en norteamerica: Anne Sexton; en Inglaterra: Philip Larkin. Pero todos estos nombres podrían cambiarse por otros, incluso por poetas vivos, claro, y seguiría siendo una lista de referentes indudables.

23.- Cuando terminas de escribir un poema y sientes que le has transmitido toda la emoción que llevabas dentro… ¿sabes en ese preciso instante si el poema llegará al lector y conseguirá emocionar de la misma manera… o… aun siendo ya un poeta consagrado sigues manteniendo esa incógnita?

Es complejo y resulta difícil responder. Quizá deba decir que sí, aunque no sea muy modesto por mi parte afirmarlo. Para matizar, y para no parecer tan arrogante y presumido, diré que no sé si el poema llegará a emocionar al lector hipotético, pero sí que sé si el poema “funciona” o no, sé si he construido un poema fallido o no, porque en eso consiste mi trabajo. Es como preguntarle a un relojero si sabe si el reloj que acaba de ensamblar dará la hora o no, bueno, él sabe que puede dar la hora, otra cosa será si la persona que mira la esfera sabe interpretar la hora o no.

24.- ¿Cómo abordas la traducción? ¿Crees que el traductor deja una mayor impronta en la poesía, en comparación con otros géneros?

A la hora de traducir, parto de una idea sencilla pero poderosa: la traducción es posible. Es decir, no hay que preguntarse si se puede traducir, hay que pensar cómo se puede traducir. Si algo parece imposible de traducir, es que todavía no se ha encontrado la manera. Indudablemente, los traductores y las traductoras de poesía deben reescribir el poema, y su tarea es preservar el mecanismo que da acceso a la combinación de pensamiento y emoción que encierra el poema. Y eso se puede hacer, incluso puede hacerse muy bien, en ocasiones, si hay suerte. En traducción, la suerte juega un papel muy importante, y es algo que, a veces, se nos olvida.

¿Qué quieres decir con ‘suerte’? Lo puedes aclarar un poco más. 

Quiero decir que hay elementos que controla el azar, como la combinación de los dos idiomas, de su configuración lingüística, las competencias lingüísticas del traductor, si hace sol, si llueve…

25.- Ahora mismo… ¿sientes ya lo que escribirás en tu próximo poema?

Creo que es necesario sentir primero, y pensar después. Hay que escribir en frío. Creo que Federico García Lorca recomendaba algo parecido y la idea no es, desde luego, novedosa: es necesario procesar la emoción desde la razón, para luego construir una herramienta (el poema) que pueda convocar la emoción desde la razón, desde la lectura.

26.- ¿Qué opinas de los falsos poetas, de los que se creen que juntando letras son maestros de este arte? ¿Crees que un poeta nace o se hace?

Bueno, es complicado definir qué es un falso poeta. Quizá sea más sencillo (y justo) hablar de un falso poema, un poema que no funciona, que no comunica, que no logra convocar una emoción y un pensamiento. Los poemas no se “fabrican” solos, claro, así que cabe preguntarse si los y las poetas nacen o se hacen. Yo creo que se hacen, que se puede aprender a ser poeta. Luego uno será mejor o peor en función de muchos factores que quizá no dependan tanto del aprendizaje, como la intuición y la inteligencia misma, pero un mal poeta también es un poeta, claro.

27.- Para acabar, ¿qué significa para ti la poesía y ser poeta?

Merece una respuesta muy larga, así que ofreceré una muy corta: ser poeta es creer que el mundo no está terminado, que hace falta escribir un poema para completarlo.

No podemos dejar de agradecer enormemente a Ben su tiempo y la maravillosa atención que ha puesto en cada una de sus respuestas. Ha sido un placer leerle y conocer de primera mano su visión de la poesía.

Como solemos decir por aquí, ¡salud y poesía!

© foto Ben Clark con su último poemario publicado: ‘¿Y por qué no lo hacemos en el suelo?’ (Ed. Espasa, 2020).