Los poemas de Judith Teixeira llegaron a mis manos, no por casualidad, sí por curiosidad. Conocía muy poco de las letras de poetas portuguesas y en estos versos tenía la oportunidad de perderme en las preguntas que surgen tras leerla, porque de ella, de su vida, se ignora mucho. La escasa información biográfica que encontré, sirve tan solo para hacerse una pequeña idea sobre el repudio que atrajo su persona en una época en la que era muy fácil silenciar a las mujeres. Aún así, Judith escuchaba su corazón, amaba a quien quería y escribía con ardor y sin tapujos:
“Ilusión”
Vienes cada madrugada
a prenderte en mis sueños
—¡estatua de Bizancio
esculpida en nieve!
Y posas tu mano
suave y leve
sobre mis párpados doloridos…
¡Vienes desnuda, llena de gracia,
muy brillante, iluminada!
¡Te veo llegar
como una alborada
de sol!…
¡Y mi cuerpo se estremece,
y mi alma canta,
como un enamorado ruiseñor!
Sobre la desnudez joven de tu cuerpo,
dos cisnes erectos
quedan cavilando en blancos embelesos,
y en la seda púrpura
de mi lecho,
en rubros destellos,
nacen, mortificadas,
¡las orquídeas rojas
de mis sensaciones!…
Quemaron sus libros por resultar indecorosos, inmorales. Pocos compañeros de letras salieron en su defensa. Incluso, mi querido Pessoa, la creía una escritora minúscula, como así explicaba al andaluz Adriano del Valle en una de sus cartas. Me entristece el desprecio que recibió, aunque me consuele la valentía de una mujer que no se acobardó y persistió en sus publicaciones, volviendo a editar los poemarios, escribiendo alguna obra más. Sin embargo, me preguntó por qué desapareció un día y no volvió a saberse de ella, dónde quedaron esas ganas de contar sus emociones, sus pasiones. No he encontrado una respuesta que me sirva y especulo, porque no creo que el coraje se disipara así como así y no le faltaba sustento económico para su deseo, tampoco contactos. ¿Sería un amor el que le arrebató la voluntad de seguir?
“Cuándo, no sé”
Ha de llegar el día
en que mi tristeza acabará…
Todo termina… renace y recomienza…
¡Y esta tristeza ha de tener fin!
¡Y entonces mi alegría
volverá!…
Solo temo
que, cuando ella regrese
yo esté tan cansada de vivir,
que no pueda celebrar
este ansia enorme de vencer…
Sí, porque la tristeza siempre deja
un poso desolado…
¡Pero no! ¡Yo debo ser alegre,
y enajenar aquí dentro
toda la amargura del pasado!
¡Mas no demores
la realidad
de mi sueño!…
¡Porque hay quien muere de nostalgia
y dolor!
Y no sé si viviré
lo suficiente
si demoras
mucho más, ¡amor mío!
Lo que tengo claro es que cada día es menos olvidada, como quien renace otra vez. Por fin, comienza a reconocerse su obra e incluso, tiene ya un premio de poesía con su nombre. Acallaron su voz en vida, pero ya no pueden impedir que llegue a todas partes y donde quiera que esté, estará amando fogosa y soberanamente.
¡Déjalo gritar!
¡¿Qué importa su clamor,
si me abrasa tu mirada
vivísima?!…
Atiza, amor mío, el fuego en que me exalto…
—Envuélveme más…
todavía más… en tu caricia;
qu esta alegría de nuestro amor
suavísimo,
¡será más fuerte y gritará más alto!
Lecturas consultadas:
– Judite Teixeira. Wikipedia, La enciclopedia libre. Última actualización 14/12/2020. Fecha de consulta: 8/02/2021. https://es.wikipedia.org/wiki/Judite_Teixeira
– TEIXEIRA, JUDITH (Antología, edición bilingüe de Carlos Sanrune, 2018). Desnuda. Amistades particulares.
Me gusta esta poesía llena de fuerza y mucha vitalidad, de lectura fácil y directa, es su corazón el que dialoga con el lector.
Así es, Rubén. Sus versos apuntan a nuestros ojos con ardor y vida. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.