En 1975, Documenta abrió sus puertas dispuesta a ser una librería diferente, especializada en literatura, arte y ciencias humanas. Era una ventana de aire fresco a la libertad para muchos que nos adentramos en la adolescencia en aquella época. Era de las pocas librerías donde se podían encontrar libros en catalán, castellano, inglés y francés. Además, la localización de la librería era inmejorable: junto a las Rambles. Con los años, la especulación inmobiliaria y la conversión de Barcelona en un parque temático turístico, librerías como Documenta y otros espacios emblemáticos tuvieron que huir del centro histórico de la ciudad para trasladarse a otras zonas de Barcelona, la calle Pau Claris 144.
A finales del año 2013, la librería logró lo que parecía imposible, reunir en menos de dos meses más de 80.000 euros, 40.000 de ellos gracias a las donaciones de particulares que se volcaron con la causa, empujados tan solo por el amor hacia su librería.
Desde 1980, convocan el Premi Documenta, actualmente en colaboración con L’Altra Editorial, destinado a autores y autoras jóvenes, menores de 35 años.
En los últimos años decidí hacer mis reservas y compras de libros por correo electrónico y siempre me sorprendió que el librero de Documenta, Eric del Arco, firmase sus mails como ‘aprenent de llibreter’ o ‘aprendiz de librero’. Por ello, me animé a entrevistarle.
¿Cómo decidiste hacerte librero?, ¿acaso eres un romántico sin esperanza como el protagonista de Farenheit 451?
Fue una reacción instantánea a un anuncio que vi en Facebook. Josep Cots anunciaba, via Albert Forns, que una librería histórica buscaba un librero joven. No se qué quería decir por joven, porque yo tenia en 2013… 38 años. Pero yo lo leí como una señal. Yo estaba trabajando como ingeniero y nunca había pensado en dedicarme a librero. Pero fui a la Documenta, de la que ya era cliente y le comenté a Cots que estaba interesado. Me explicó que no sólo buscaba un socio para continuar con la librería; era necesario trasladar la Documenta! El proyecto era en sí mismo una inconsciencia, porque si no funcionaba nos podía dejar a los dos en una situación difícil a nivel económico y personal. Pero nos lanzamos a ello y tanto en aquel momento como ahora, pasados cinco años, solo podemos decir que por suerte los clientes nos han acompañado y que no estábamos equivocados.
Cuéntanos brevemente la historia de tu librería, ¿qué tiene de especial?
La Documenta nace con la transición, en 1975. En su momento fue la librería más moderna de la ciudad y transgredió muchas tradiciones no escritas. La cantidad de mesas para novedades, la situación junto a la Rambla, la total accesibilidad a los libros no eran una cosa tan normal hace cuarenta y cinco años. Desde ese momento hasta 2013 la librería pasó de ser la más moderna a ser un pequeño clásico de la ciudad, sin dejar de ser la misma Documenta, con Josep Cots y Ramon Planas al frente. Otras librerias recogieron el testigo de ser las más modernas, como Laie o la Central. Pero la Documenta se mantuvo como la más pequeña de las grandes librerías de Barcelona o la mas grande de las pequeñas librerías.
Este mismo espíritu se ha mantenido tras el traslado a l’Eixample. De la misma manera que la librería Jaimes se movió y se mantuvo igual, nosotros hemos conseguido que la Documenta sea la misma y a la vez nueva.
¿Cuántos títulos tenéis aproximadamente?
Depende del momento del año, entre 20.000 y 15.000 títulos, que no ejemplares.
¿Cómo es el/la cliente tipo de la librería?
No creo que tengamos un cliente modelo. Hay muchos clientes en la Documenta y esa diversidad nos hace fuertes. Evidentemente, es un público lector. Y por la distribución de la librería, con una preferencia por el ensayo, aunque si miras los números de final de año, la narrativa es lo más vendido en volumen. Pero lo principal es que tenemos desde vecinos del barrio a visitantes puntuales que vienen a Barcelona a pasar el domingo y tienen la Documenta como su librería de cabecera.
¿Cuánto tienes de comerciante y cuánto de agente cultural?
Yo creo que lo principal en el trabajo de llevar la librería es el espíritu de comerciante. Elegir bien los libros, valorar lo que se queda en las mesas y de fondo, rotar los libros, cambiar los escaparates, buscar acciones que den visibilidad a la librería… Y luego viene la labor de dinamización cultural. Es cierto que el simple hecho de hacer de comerciante de libros, que es lo que significa ser librero, implica un trabajo de agente cultural, porque situar los libros de una manera u otra, y elegir los libros según un criterio propio, es lo que nos hace agentes culturales.
Dime tres requisitos imprescindibles para ser librero.
Paciencia, capacidad de trabajar en continua multitarea y la capacidad de disfrutar leyendo en cualquier lugar que no sea la libreria, donde casi nunca se puede leer.
¿Cómo haces para recomendar libros?, ¿tus gustos?, ¿la vestimenta de quien te pregunta?, …
Yo solo recomiendo los libros que he leído. Y comento las intuiciones o los comentarios recibidos de otros clientes o de reseñas, programas de radio, periódicos. Por suerte, mis gustos son variados y disfruto leyendo aquello que considero que está bien escrito, sin importar, inicialmente el tema.
¿Tienes alguna receta para incentivar la lectura?
No. En realidad, yo lo comparo con el deporte. A mí me gusta leer y no me gusta hacer ningún deporte. Andar y pasear a lo sumo. Pero no se porqué soy así. Simplemente, los condicionantes iniciales y un cúmulo de circunstancias me hacen así. Pero conozco gente que es feliz haciendo deporte y que no lee. Y conozco otros que leen y hacen deporte y son felices con las dos actividades. Por tanto, no tengo una respuesta coherente.
¿Crees que los libros digitales están cambiando el mercado?
No. No realmente. Han conseguido una parte, por su parte práctica en el tema del peso. Pero hay que valorar cuantos libros digitales que se leen son comprados y cuantos son descargados. No dejan de ser bibliotecas. Y el hecho que tengamos bibliotecas no se ve como algo malo para la librería. El libro es un objeto mágico que nos acompaña en la vida. No es solo leerlo. Es poseerlo. Forma parte de una manera de ser.
¿Cuál es el rasgo diferencial de tu librería respecto a otras de la ciudad?
Que es de una medida humana sin dejar de ser una librería que aspira a tener todas las novedades de las secciones de ficción y de no-ficción. Y como medida humana entendemos que todos los que trabajamos en la librería sabemos donde encontrar cada libro y también sabemos lo que tenemos y lo que probablemente no tenemos. Esto nos permite ser muy dinámicos.
¿Cuál ha sido tu momento más dulce o la anécdota más divertida que has vivido como librero?
Hay muchas pequeñas historias que soy incapaz de recordar. Pero sí que me quedo con muchas caras de felicidad cuando alguien encuentra el libro que busca. Hay libros que son tesoros para una persona y cuando los encuentra, la vida le da un momento de emoción máxima que nos llega a nosotros, que le vendemos ese tesoro.
¿Qué es lo que más odias de un/a cliente y de tu profesión?
Mas que odiar, me sorprende que algunas veces aparezca alguien pidiendo un libro con una seguridad absoluta en el tono de voz que indica que el libro que pide es conocido en el mundo entero. Pero a mí no me suena de nada y eso me genera una sensación de inferioridad que no me quito de encima hasta comprobar que es un libro o bien jamás publicado aquí o bien que se publicó hace más de treinta años y que lleva 20 descatalogado. Antes de pedir un libro así y destruir mi amor propio, deberían advertir que ya saben, porque lo saben, que el libro es antiguo o no está traducido.
Para terminar me gustaría que nos recomendases los tres libros que más te han apasionado y el que nunca volverías a leer.
Dublineses, de Joyce; Vida y destino de Grosmann y El señor de los anillos de Tolkien.
El libro que no volvería a leer lo he olvidado. No dejo espacio para recordar aquello que es malo.
Muchas gracias Eric por habernos dedicado un rato a contestar las preguntas y te deseamos mucha suerte en el futuro. Y a vosotros, lectores, esperamos que hayáis disfrutado y gracias por haber llegado hasta aquí, solo nos queda recomendaros que no dejéis de pasar por la calle Pau Claris 144 y visitar la librería Documenta y disfrutar con una breve charla con su aprendiz de librero.
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