El Camino de Angi, el nuevo libro de Abel Santos, publicado por Poémame Editorial, nos abre la puerta a un registro distinto; si bien Abel es conocido por ser el creador del llamado «Realismo Bastardo», en este poemario nos muestra ese lado del corazón más personal, su lado más romántico y emocional; pues El Camino de Angi recoge en sus 51 poemas, una de las historias de amor más poéticas y preciosas:

[…]

Te digo: -Mira el mar, amor,

es casi tan hermoso como tus ojos, casi,

porque lleva poco tiempo en esto,

y está empezando a reflejarse en el infinito.

Con la mirada me respondes:

-Si abres así tu corazón

es posible que la luz dure para siempre.

-Hasta el miedo es hermoso desde que estamos juntos

Con ese estilo tan característico de la poesía de Abel, tan cotidiano, siempre con las palabras justas, tan cercano, se abre antes nuestros ojos la historia de amor del poeta con Angi, su compañera, su amiga, su musa. A través de los poemas se van sucediendo episodios de su vida y, como si fueran puntos, los vamos uniendo página a página, de manera que el dibujo final es un camino recorrido de la mano. Y cerramos el libro sin que quede ningún punto suelto.

El libro está tejido con momentos de esa relación. Instantes sencillos y cotidianos que devienen en poemas ordenados cronológicamente; 51 poemas que nos cuentan esa bonita historia a través de la percepción propia del poeta, la de su emoción y su amor.

A Angi y a mí nos gusta

ver películas de dibujos,

la casa iluminada por la Navidad,

sentirnos emperadores

ante un plato de sopa caliente y una tortilla,

o porque me emocioné

cuando ella me escribió una carta

el día que celebramos nuestro amor.

-Nada tan tierno como la auténtica feurza.

El Camino de Angi

Siempre he pensado que la poesía de Abel, si es algo, es sincera y, a su vez, sencilla. Dos adjetivos que en parte lo definen también a él como persona. Y aquí la transparencia es, una vez más, absoluta, de manera que el lector siente esa sinceridad, ve que el poeta abre la puertas de su casa, de su intimidad, para mostrar al mundo que, de puertas para adentro, se puede ser inmensamente feliz si es el amor el que nos acompaña.

La vida del poeta, su trabajo, su día a día, sus rutinas… todo aquí gira alrededor del amor y la devoción del poeta por su compañera, también por cierto, prologuista del libro.

Así, el poemario se convierte en una especie de diario en verso en el que, a través de los poemas, vivimos la primera visita a los padres de ella, el primer malentendido de la pareja y la primera reconciliación, el primer piso juntos, la convivencia, el matrimonio… e incluso algún episodio difícil que hace todavía más fuerte la unión de ambos:

Desde esa mañana

somos dos poetas que van a quemar

la esperanza, todas las opciones,

hasta el último aliento.

-Este sueño que somos

No alejándose del todo de su línea poética habitual, Abel da cuenta en los poemas de cómo Angi también ha sido parte, y una parte básica, de su salvación:

Si no fuera por ti

que me salvas literalmente la vida

manteniéndome sobrio,

quizás pensaría que le vendí mi alma

al nombre abstracto equivocado.

[…]

Y la historia, mi vieja historia,

ya sólo es una mancha en el asiento

del tren del futuro.

-Yo de ti mi sangre para que mi sangre sobreviva

Abel Santos

Igualmente, pasajes que nos abren la puerta a pequeños momentos de ternura que, siendo tremendamente sencillos, se convierten en momentos cómplices, eses momentos que nos hacen pensar que son dos personas en su propio mundo, que su amor es tan fuerte, que no importa lo que ocurra fuera, porque puede con todo:

[…]

preparo unos bocadillos y algo de fruta

y lo cargo todo en mi vulgar mochila de diario

y espero a mi futura mujer

a que salga de trabajar en la librería

y comemos, sencillamente, tirados en la hierba,

bajo la promesa del verano.

-Te dirán que no te vayas los juglares

Un detalle que me ha gustado mucho del libro, y creo que dice mucho sobre los sentimientos del poeta, es el círculo que configura con sus poemas, que acaba cerrado; una pregunta al principio del libro que el propio poemario nos contesta al final, demostrando que el amor está ahí, que empezó dudoso, pero que se ha ido haciendo más y más fuerte, disipando cualquier asomo de duda: es a ti a quien quiero, a ti.

En uno de los primeros poemas del libro, Lo que hace el amor, donde es cierto modo se nos presentan a los ‘personajes’, nos cuenta lo siguiente:

la dulce poeta que dudaba si su piel

era mi libro favorito,

y veía inalcanzable

el momento que yo saborearía

el perfume curativo de sus dedos.

Yo

el pobre poeta que sólo llevaba enicma

la palabra esperanza, la palabra

que no encontraba

cuando creyó caer

en el raro vacío de tu desamor.

Al final del libro se nos confirma que cuando el amor llega, no hay manera de evitarlo, y cala tan hondo, que se convierte en todas las respuestas y da sentido a todo. El poema El principio de todo nos lo dice. Y no sólo eso, este último poema cierra un episodio de sus vidas y, a su vez, se convierte en el principio de todo, en el inicio de un nuevo camino juntos:

Porque desde que aprendí

en esta espiral sin más fuerza que la del crecimiento

a leer y a escribir y a amar de verdad las palabras

la soledad ya nunca puede ser

el vacío

o

la nada.

Sobre todo ahora, que tu piel

se confirma para siempre como mi libro favorito

al despertar el día de nuestro aniversario,

cuando te acercas a mí y yo sé que sonríes,

mientras levanto la mirada,

dejo de revisar mis papeles,

y nerviosa y feliz y dulce, por fin, me dices:

-Amor.

Estoy

embarazada.

Quiero terminar este pequeño artículo con unos versos que, para mí, son la conclusión del poemario; lo que Angi ha significado, y significa, para Abel, lo que su camino juntos ha sido y es para su corazón y para su vida.

Si esto fuera un camino peligroso -te digo-

tendría peligro, y me iría a beber

(pese a que nunca me ha gustado el fútbol),

pero esto es El Camino de Angi,

y aquí los sueños se cumplen, estoy en París,

contigo, soy feliz en el mundo,

todo puede ser.

-París es una fiesta

El Camino de Angi es un libro perfecto para darse cuenta que el amor de verdad existe, que no hace falta mucho más que unos ojos enfrente que te miren, te amen y te comprendan, para que la vida se convierta en un viaje a París sin fecha de regreso.