A veces, un paseo por un parque es suficiente para despertar un rastro de recuerdos. Eso fue lo que me pasó cuando una tarde de verano hace unos años me encontré en el Valentino, uno de los parques más hermosos y atmosféricos de mi ciudad, Turín, paseando en el mismo momento en que se encendieron las primeras farolas. Así que recordé los dulces momentos de mi infancia, cuando mi padre solía llevarnos a ver la inauguración de los sistemas de iluminación que había construido.

La luz de esas farolas parecía competir con la luna y las estrellas y dibujaban juegos de luz en el fondo del cielo nocturno, colores irreales que parecían revelarse sólo para nosotros. La emoción de esos momentos revividos me llevó a escribir el poema «Un cielo nocturno» que dediqué a mi padre, Guido Chiarelli, conocido como el pionero del alumbrado público por los innovadores y numerosos sistemas realizados.* https://es.wikipedia.org/wiki/Guido_Chiarelli

Propongo a los lectores de Poémame el texto poético y el video-poema que hice para describir esas emociones sugerentes.

Un cielo nocturno

¡Una raya de azul! ¡Una barrida de Gray!
Algunos parches escarlata – en el camino –
Forman un cielo nocturno. . .
-Emily Dickinson
Tan dulce fue
el aroma de esas noches
cuando

nuestros pasos inventaron largos itinerarios
en los jardines de verano
cuando

lentamente las farolas se encendieron
y compitiendo con las lunas y las estrellas
formaron parábolas de luz
en las piedras opacas de los caminos.

Entonces,la vida
recién comenzada
parecía revelar
¬Sólo para nosotros.
un cielo de colores irreales.
Incontables imágenes
(fragmentos de viejos recuerdos)

que
hoy
se recrean y se rompen
en el cansado caleidoscopio
de la mente.

NOTA DE LA REDACCIÓN:

La revista publicó el 8 de enero de 2019 un artículo con poemas de Lidia Chiarelli, escrito por Mariela Cordero, que podéis leer para conocer mejor la biografía y obra de esta poeta italiana.