En 2022, Ebrahim Narváez nos entrega una segunda edición del poemario “Más allá de las”, del prolífico escritor puertorriqueño, Antonio Ramírez Córdova. El libro es sencillo pero elegante con un diseño de portada de Mireya Colin Escalante sobre una fotografía de Nélida González. El libro lleva un inteligente prólogo de Santiago Risso, autor peruano, que resalta la calidad de las letras de Ramírez Córdova, sus logros literarios y las estructuras y temas de estos poemas.
Más allá de las sombras recibió el Premio Internacional Vicente Rodríguez Nietzsche en 2019.
Hoy acojo con beneplácito esta reedición pues Ramírez Córdova nos ofrece una poesía humana y trascendente en este poemario. Desde su título el autor invoca una dualidad que no lo es tanto; la sombra y lo que está más allá de ella. En los poemas las dualidades abundan: la celda y el espacio afuera; la oscuridad y la luz; la prisión y el anhelo de libertad; la palabra y el silencio.
Pero vayamos por parte. El libro se abre con dos epígrafes. Uno del propio Ramírez Córdova: “Todo poema sale de un cántaro/y en todo nido, está la libertad”. El otro epígrafe de Francisco Uruondo dice: “Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja está la realidad, lo único irreal es la reja”.
Ambos epígrafes presentan dicotomías paradojas. El poema se libera del cántaro y sale y es libre pero en el nido el pájaro también es libre. De un lado y otro de la reja está la realidad y lo único irreal parece ser la reja que quiere dividir. En el poemario de Ramírez Córdova la celda, la prisión, la cárcel aparecen como símbolos de lo que coartan o intentan coartar la libertad, más siempre hay algo tan real como ellas fuera (y aún dentro) como lo son la luz, los pájaros, los ríos. Así por ejemplo, este poeta escribe: “Alma del tiempo/hay un coro de luces/en esa celda”. (19) Por otro lado, siempre el pensamiento o el anhelo de libertad está en el alma cautiva y este escritor apunta: “Noche cerrada,/a su pensamiento llega/un caballo balado,/sin desviarse del tiempo,/Ella alcanza su vuelo”. (23)
Es evidente en este poemario que la dama, la figura femenina, mujer en la celda, se asocia con la palabra. La falta de libertad humana implica la falta de libertad de expresión. Escribe Ramírez Córdova: “Sueña con la noche/con la arena de plata/pero vientos hostiles,/como ladrones nocturnos/caen en su celda/y otra vez,/es,/en plenitud de Aurora/ el rastro azul de un pájaro marino/que vuela sobre palabras clausuradas”. (25) Es de gran optimismo el pensar, sin embargo, que la poesía se alza como un bálsamo para la persona encarcelada: “La prisión no te desvanece,/la poesía/te ronda en su constante/ divagar de asombro./Te da aliento en tu barca./Cuando decimos tu nombre/sale un rayo de Sol/y tu corazón partido,/asomado a la noche/se hace palmera”. (27)
Es de notar que los símbolos en este poema se entrelazan, se entrecruzan y se engarzan como en una joya preciosa. La dama rebelde, la palabra que se niega, la que se libera, y la poesía son un todo o parte de un todo que este gran poeta opone a la cárcel, la celda, la prisión. Todo en ese anhelo trascendente de llegar “más allá de las sombras”.
El chiaroscuro en este poemario es de gran acierto. El juego constante de luz y sombras en los poemas de Ramírez Córdova es tan eficaz como en una pintura barroca: “La prisión elige la penumbra,/alejada del canto de los pájaros,/pero una lámpara/se enciende entre dos alas/y sale de la Luz en río claro./Es su magia,/es un fino silencio”. (29)
El último poema que citaría de este poemario es uno donde las dualidades, los juegos de luz y sombra, la palabra y el silencio parecen reconciliarse como parte de un todo, como ese espíritu absoluto del que hablaba Hegel: “Escuchas tu silencio,/que es plenitud de palabras/en la balanza el tiempo,/y tu Invisible fulgor/en la inclinada noche,/es/como una luna rojiza/que se llena de aliento,/en la deliberada sombra”. (53)
Celebro la publicación de este libro con alegría y gozo. En un mundo tan fracturado y cínico como en el que vivimos, celebro la poesía que quiere ir más allá de las sombras. La poesía mística, trascendente, filosófica y aún religiosa de autores contemporáneos como Luis Gilberto Caraballo, Guillermo Arroniz López y nuestro Antonio Ramírez Córdova porque elevan el alma y nos hacen ver que detrás de las dualidades hay un espíritu absoluto que nos reconcilia como humanos.
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