Nho Taemaeng. Changnyeong-gun, República de Corea (1962) Se licenció en Medicina por la Universidad de Yeongnam y en Filosofía por la Universidad Nacional de Gyeongbuk. Publicó los poemarios «Voy a Yuri, me quemo», «Llama a la cabra azul», «Quema el Byeogamlok» «Los pájaros blancos en las ramas del árbol Retusa Fringe» Recibió el premio literario Joong-Ang Rookie (1990), el premio de la Asociación de Poetas de Daegu (2016) y el premio literario Siphon (2022). Poeta Nho, Taemaeng dice: «Un poeta no tiene para siempre sólo su propio tiempo; cuando actúo, es que no estoy pensando (o escribiendo poesía), cuando pienso, en silencio, miro el mundo, no escribo poesía, es lo que nada hago”.
Ten piedad de esas colinas, árboles que arden con fuego y sangre
– Réquiem 2-2
Comimos los huevos de oro del fuego
comimos el olor del fuego
comimos la sensación del fuego
somos el sueño del fuego
somos las canciones del fuego
comimos las masacres del fuego.
Nacimos en el fuego.
rasgamos la fina película de fuego
nacimos como el futuro del fuego
nacimos como el apocalipsis del fuego
nacimos como las negras cenizas del fuego
nacimos otra vez como el pasado del fuego.
Recuerda, aquellas colinas y valles
palmeras ardiendo como fuego y sangre, recuerda.
El fuego mordía los árboles con sus dientes rojos como un niño
en el negro y profundo agujero en el curso de agua
la afilada mano del fuego
raspaba el borde del agujero negro.
Ten piedad
mi masacre e indiferencia
mi ignorancia y tranquilidad
déjame recordar, esa colina y valle
la palmera sosteniendo libro y espada
levantando el fuego azul erguido.
Los ángeles lloran
Réquiem 1-5
Las estrellas en el cielo
Todos están en el suelo
En lo alto de la escalera, los ángeles
miran hacia abajo las oraciones de las lágrimas y el dolor en que se han convertido las estrellas,
La oscuridad de la tierra
cubre el tobillo del ángel con el río
aunque a altas horas de la noche, los sueños de la gente son tan brillantes, radiantes;
los ángeles ni siquiera pueden bajar a las estrellas a la tierra.,
Oh, nuestras penas brillantes,
Oh, la eterna escalera de los ángeles,
La tierra de sólo estrellas brillantes donde la gente se ha ido,
Los ángeles indecibles están llorando,
Las personas que no pueden oír se filtran en la oscuridad
sólo las estrellas que conocen la oscuridad
brillan en los cielos como un oscuro silencio,
Es hora de que el llanto se convierta en un río
para que la tristeza se convierta en ángel.
El fuego de mi memoria, ahora calla
Réquiem 2-8
Río azul
moja ahora el jardín de flores de esa llama,
paulownia púrpura,
recupera ahora el corazón de esa llama,
Pájaro rojo ardiente,
sostén el fuego, ahora vuela a través de esas estrellas;
fuego en mi memoria,
déjame mirar soñadoramente la luz azul
ahora tranquila como un lago,
nunca ante mí
aunque no llegue los días de paz
el interior del tarro cocido al fuego
lágrimas aplastadas y lamentos en el barro;
Es siempre la huella del fuego lo que el agua recuerda,
por eso el recuerdo de la llama,
el fuego en mi memoria,
ahora cierra los ojos y quédate quieto como un lago,
Confía en la memoria del agua,
Tú, piensa en el recuerdo del agua;
que tengas la paz del fuego.
Traducción al español por Mariela Cordero.
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