El 23 de abril es una fecha fuertemente vinculada a la literatura. En esta fecha fallecieron autores de la talla de William Shakespeare, William Wordsworth, Alejo Carpentier, Garcilaso de la Vega, Josep Pla o Miguel de Cervantes. Por ese motivo, la Conferencia General de la UNESCO decidió hacer de este día el Día del Libro.

De hecho, fue Vicent Clavel i Andrés, escritor, periodista y traductor valenciano, quien propuso en el año 1923, a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, la idea que el 23 de abril fuera declarado el día del libro que finalmente fue aprobado por el rey Alfonso XIII en 1926.

No fue hasta 1995 que el Día del Libro quedó oficialmente instaurado a nivel mundial: la Unión Internacional de Escritores lo propuso, se presentó en la UNESCO y finalmente quedó marcado en el calendario de todo el mundo, coincidiendo con Sant Jordi. La tradición en muchos países pasa por que los enamorados intercambien un libro y una rosa. Asimismo, es el día en que cientos de escritores salen a la calle a firmar libros y encontrarse con sus lectores.



Como no podía ser de otra manera, Poémame quiere rendir su particular homenaje a los libros y conmemorar este precioso día con una selección de poemas y un relato publicados en la web. ¡Que lo disfruten!


~~~Ellos son así ~~~ – @rebktd

Hay letras que vuelan
Y en el aire historias…

Hay tinta en la hoja
Y en su margen aroma …

Hay libros que viajan
y otros que abren puertas

Entre sus renglones
siempre hay sensaciones

Siempre un personaje
que será tu cómplice

Siempre habrá una página
que te identifique

que te marque un antes
y un después por siempre

Siempre habrá una línea
dándote respuestas

Siempre habrá una coma
marcándote un tiempo

Te cederá un punto
dónde tomar aire

Y si no es suficiente

Siempre hay un aparte
sacándote el aire

Siempre están ahí
dispuestos a darte;

Lo que necesites

…Para cada instante…

Ellos son así

~~Desnudan y visten ~~~

 

Un libro, sol para el alma – @AljndroPoetry

Cuentan de puertas
de saber y de ensueño
letras y umbrales
de historias infinitas,
tinta, seres, lugares;
de cuentos y relatos,
basto conocimiento,
luz y sapiencia;
los faros de verdad
sol para el alma.

 

Día del libro (23 de abril) – @horten67

Beber de las fuentes
que la mano de otros te ofrece.
Encontrar historias
y vidas afines y distantes.

Conocer,
aprender,
descubrir,
volar,
viajar,
sumergirte en un mar de sensaciones.

Dejarte llevar por vidas,
historias,
sentimientos,
anhelos,
deseos
y buscar en rincones ocultos otras puertas.

Llenarte el alma,
la mente,
el corazón,
y saber que aún puedes encontrar más.

LEER UN BUEN LIBRO.

 

Clásicos – @Canet

Si algo existe que pueda perforar mi alma
y haga latir mi meticulosidad hasta enterrarme
en las vísceras de la tierra
es ilustrarme con la literatura crucificado con Bach de fondo,
porque no conozco, ni existe deleite
más colosal que su húmeda
fuente de sueños empotrándome
en la sabrosa sapidez de los clásicos,
percibir a través de sus muslos con versado contoneo
a Wilde rozándome la piel
con su prosa rasurada;
al jardinero del mal Baudelaire caldeando mi garganta bramante,
al tiempo que murmura entre convulsiones
«son más bellos los sueños de los locos que los del hombre sabio»;
a Sade con sus ríos impúdicos y púbicos que desembocan en mi boca,
«en el amor, todas las cumbres son borrascosas»;
a Dostoyevski, epiléptico barbudo que siempre
acude al escondido jardín de mis labios;
a Hesse, empequeñeciendo mi ética,
despeinándome y aturdiéndome;
a Flaubert, Huysmans, Kafka, Maupassant,
un cuarteto a mis pestañas adherido,
¿y Poe?, ay ,¡por los clavos de cristo!
consumir todos los clásicos ambiciono.

 

Tiempo – @Jeilen

Busco el tiempo,
para los millones de libros de la biblioteca de la facultad que no leeré
Tengo ilusiones
Poéticas
Filólogas

No hay tiempo,
Quizás se lo llevó un centro comercial
Un café con amigas
O una eternidad junto a mi otra mitad

El tiempo se escapa
Libros en vitrinas,
Apuntes de filología

¿Dónde está el tiempo,
para ampliar mis horizontes literatos?Tiempo discreto
Tiempo continuo
Tempus fugit

No hay tiempo

 

Alta literatura – @elcaminodeangi

Cuando uno era
más joven y más tonto, esperaba
ese golpe de belleza que te inspira
el poema perfecto.

La tenía, la tenía…
Mas era de locos.

Ay, molinos con ínfulas de gigante.
Ya no quiero ser el héroe
de un imposible.
Quisiera liberarme de esa quimera,
como el oro desprecia la avaricia.

Toda la poesía
suena complicada,
pero no lo es.

Y ahora, que la noche y el arte
me encuentran solo y más viejo,
todo es esperar, oír
la alta literatura de tus pasos
tras la puerta de casa.

 

Lectura nocturna – @danilll2000

Los escucho
De forma tan clara
Como si estuvieran aquí

El filósofo
El asesino
El poeta
El policía
Los gritos
De la víctima

Las legiones de Roma
Marchando
Buscando
Nuevas fronteras

Las bombas
Que caen
Sobre Londres

Las voces
De la historia
La filosofía
La poesía
La literatura
Retumban
En el silencio
De la noche

 

Espero no enterarme de que estoy escribiendo de vos – @geropoetico

Sos mi literatura favorita,
el cuento que me cuento antes de dormirme.
Sos también mi cielo inentendible,
que me gusta así, sin explicaciones.
Sos también mi creación,
que lleva nada de imaginación, y todo de vos.
Sos también la que no puedo,
la manzana que me prohibí siquiera pensar.

Espero no enterarme de que estoy escribiendo de vos.

 

La musa en títulos e índices – @MauricioSegal

Era, ciertamente, un autor prolífico pese a su autodidactismo. Falleció de una extraña enfermedad a la edad de 69 años, y la cantidad de escritos que publicó (y quedan aún sin publicar) es de, más o menos, el triple de la edad que alcanzó. No estoy seguro porque las matemáticas no son mi fuerte.

Con respecto a su obra, ésta consiste en más de cien minicuentos —destacan El plagioDolor sordoDías húmedosLa casa de las paredes pintadas de negroCiego espejo, y más—, otros cien cuentos de relativa extensión —Carámbanos de vidrio y Todos los hombres son los más conocidos como el lector sabe—, y algunos poemas en prosa —ya que las reglas del verso le resultaban demasiado difíciles de entender. (Se consideraba incapaz de concluir una novela, de ahí a que no haya escrito ninguna).

La fuente pieria de la que bebía para obtener sus ideas es un detalle casi morboso que considero necesario obviar; pero cada quien tiene sus obsesiones, y entre los morbosos hay un investigador que destaca por querer encontrar una respuesta al interrogante. A mí, personalmente, con leer o escuchar la palabra imaginación me basta. No así a este tal Brian Bodart, que publicó hace unos años La musa en títulos e índices, un libro de más de mil doscientas páginas (excluyendo notas y bibliografía) que, en resumidas palabras, puede explicarse de la siguiente manera: La genial imaginación de este autor dependía de un extraño estímulo: leer sólo los títulos e índices de un libro ajeno; es decir, convertía el defecto del prejuicio en una virtud ya que el libro entero de un autor no le inspiraba en absoluto; porque, dice La musa…, el título de una novela y los títulos de los cuentos de un índice le permitían crear su propia historia, con su propio mundo, descripciones, diálogos e incluso cuentos dentro del mismo cuento. Pese a que no compartí aquel argumento surrealista, el autor logra convencerte de ello una vez cerrado el libro. Casualmente, en estos instantes se encuentra sobre la mesa, bajo la lámpara encendida; es de noche y sus bordes se disuelven en la oscuridad de la habitación debido a que el libro no logra iluminarse en su totalidad. Tiene una portada color púrpura y el dibujo de un dragón escarlata en el medio. Como pie de página, a la izquierda del nombre de la editorial, puede leerse Novela Juvenil porque La musa en títulos e índices no es ninguna investigación. Daría más detalles del libro pero acabo de cometer la torpeza de revelar mi secreto.