Luisa Carnés, (Madrid, 1905-México D.F., 1964) fue una novelista y periodista española, autora invisibilizada de la Generación del 27. Nació en el seno de una familia obrera. A los once años ya empezó a trabajar en un taller de sombrerería y en 1928 consiguió publicar una colección de relatos breves: Peregrinos de calvario. A partir de su experiencia como camarera en un salón de té escribió Tea Rooms. Mujeres obreras (1934), muy bien recibida por la crítica por su carácter innovador y su fuerza narrativa. Su carrera literaria se vio truncada por el golpe militar del 18 de julio de 1936.
Se exilió en México, llevándose como único equipaje una cartera de piel que contenía, entre otras cosas, sus relatos. Este año 2022 se cumplen 58 años de su trágica muerte en un accidente de tráfico, en el más completo de los olvidos para la historia de la literatura del país que la vio nacer.
Al igual que otras muchas escritoras españolas de su generación, Luisa Carnés se interesó por los temas sociales, que recreó en sus relatos: la defensa de la mujer, de la infancia, de los trabajadores y de la legalidad republicana. Es triste reconocer, que no ha sido hasta hace poco más de treinta años que se la ha tenido en cuenta como escritora de la Generación del 27. A diferencia de muchos de sus integrantes, universitarios la mayoría, Luisa Carnés fue una mujer obrera y autodidacta, la mayor de seis hermanos, abocada al trabajo temprano, que aprendió a escribir para aislarse de la realidad en la que vivía.
Trece cuentos (1931-1963) es una antología de relatos enmarcados en el realismo social, algunos autobiográficos, dividida en un preludio y cuatro periodos:
- Preludio: En el tranvía.
- República: Los mellizos, Una mujer fea, Olivos.
- Guerra y la posguerra: En casa, La chivata, Sin brújula.
- México: El álbum familiar, La mulata, El ujier.
- Internacional: Momento de la madre sembradora, Aquelarre, El señor y la señora. Smith.
Son relatos, muchos de ellos, descarnados, fruto de observar a su alrededor: la paupérrima situación de la mujer española, la crueldad de la guerra y la represión, y los sufrimientos de la población durante la posguerra. En México, Carnés aborda la nostalgia de los exiliados y su nueva realidad. Siguen algunos fragmentos.
Olía a chinches y a vejez (…) Los propios mellizos envejecían. Habían cumplido cuarenta y cinco años; su piel agrio limón se cuarteaba, sin apenas haber gustado el contacto de una mujer.
(Los mellizos)
Junto a ellas, otras, ante las cuales me habían enseñado desde niña a pasar de largo, sin mirar a las mujeres que se recostaban en los quicios de las puertas, siempre como en espera de alguien que no llegaba, aunque sin aparentar impaciencia, reflejando en sus figuras desvaídas un cansancio de siglos.
(En casa)
Las fugitivas habían sustituido los suspiros por lágrimas, habían fundido sus corazones a lo que tenían más cerca y se adormilaban, acunadas por el dolor.
(Sin brújula)
No importa dónde fuera. El hecho ha quedado escrito en la historia. Porque la historia se hace así, con hechos no siempre grandes (…) Y toca a las madres escribir la historia.
(Momento de la madre sembradora)
Trece cuentos se terminó de imprimir el 5 de mayo del 2017, casi ochenta años hemos tardado en conocer y leer la antología Trece cuentos (1931-1963). Aquí puedes comprarla y apoyar a las editoriales independientes y minoritarias, como Hoja de lata, que se arriesgan y sacan a la luz joyas literarias como la que os mostramos hoy.
Aquí os adjunto un enlace de eldiario.es donde podéis leer completo el relato La chivata.
Temas paralelos:
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