Patricia Almarcegui Elduayen (Zaragoza) es escritora y profesora de Literatura Comparada. Desde hace unos años vive en Ciutadella (Menorca). Ha publicado en revistas como Quimera, Jot Down, La revista de Occidente, Altaïr Magazine y es colaboradora del suplemento cultural del ABC, La Vanguardia, eldiario.es y “El viajero” de El País. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Zaragoza, donde obtuvo el Doctorado Europeo en Filosofía y Letras. Ha sido profesora invitada en la Universidad Americana de El Cairo y la Sorbona (París IV).
Las vidas que no viví es una novela corta dividida en tres partes, la primera está dividida, a su vez, en cuatro capítulos; la segunda en 14 y la tercera en tres. Todos los capítulos son muy cortos y además, están divididos en pequeñas escenas de un único párrafo y algunas llegan a ser incluso de una o dos líneas. Un texto que en ocasiones se detiene en el presente y en una descripción de aquello que nos rodea, de aquello que hacemos. A veces, se asemeja a un diario personal.
Por otro lado, también es una novela, en ocasiones, nostálgica, con una gran sensibilidad poética que se percibe en los pequeños detalles que va narrando entre las reflexiones y experiencias de sus dos personajes principales, Anna y Pari. Una escritura poética y delicada, sobre todo conceptualmente, que se apoya en un lenguaje preciso. Un texto muy visual que, como si fuera un poema, la autora construye con imágenes. Así, de esta manera, Almarcegui transmite muchas percepciones y sensaciones, entre ellas, una declaración de amor a la isla de Menorca, tal y como destacó el escritor Josep Masanés en la presentación que hizo de Las vidas que no viví el pasado 22 de septiembre en Maó.
No podemos obviar que el inicio del libro está entre el ensayo, la novela, la poesía y la crónica histórica. Estamos ante un libro híbrido que comienza con un hecho histórico, el naufragio, en Menorca, del buque correo transatlántico francés General Chanzy, que hacía el viaje entre Marsella y Argel el 10 de febrero de 1910. Una alegoría en relación con el pasado de Anna y Pari, dos mujeres que se encuentran en la isla, en torno a un hotel abandonado y ocupado, y un huerto rescatado del olvido. Anna, originaria de Menorca, regresa en medio de una crisis íntima, después de muchos años fuera. Pari llega desde Irán tras abandonar su vida anterior, y espera la posible llegada de un visitante.
Patricia Almarcegui introduce en la narración algunas palabras en menorquín de manera tan natural, que consigue que el lector se acostumbre a tener una percepción abierta ante lo diferente, e incorporarlas inconscientemente en su registro.
Las vidas que no viví también es una novela femenina que Patricia Almarcegui empezó a escribir hace cinco años, escuchando a una treintena de mujeres que fue conociendo en diferentes viajes y les fue preguntando sobre esos momentos en los que se habían sentido ellas, como mujeres, en inferioridad de condiciones. De ahí fueron saliendo cosas absolutamente provocadoras e impresionantes, en palabras de la autora, sin importar las fronteras físicas o biológicas: jóvenes y mayores, incluso ancianas de Menorca, Irán, Japón, Francia, …. Por eso, este libro se puede definir como una novela femenina que habla de lo femenino y, por supuesto, feminista porque también tiene que ver con esa condición de la mujer y de las mujeres.
Respecto al título, Las vidas que no viví se refiere a las vidas que han elegido las dos protagonistas. Son dos mujeres que deciden lo que quieren vivir y por ello, se ganan el derecho a olvidar lo que han decidido no vivir. Almarcegui aboga por decidir y olvidar las cosas que queremos olvidar de nuestras vidas.
En cualquier caso, la novela, por el tono y la temática, es una novela rigurosamente contemporánea, un canto de amor a la isla de Menorca y a la cultura iraní. Dos mundos, tal y como dijo Masanés, que han marcado la vida de la autora. Una novela que trata sobre qué significa ser un extranjero, un distinto, en una comunidad compuesta por multitud de historias. Dos mujeres que representan dos civilizaciones que se encuentran y que, en la medida en que toman decisiones, también pierden opciones de vidas que no vivirán.
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