Nos situamos en Ausejo de la Sierra. Ese es el espacio. Nos situamos en 1963. Ese es el tiempo. Y no lo digo porque este año se celebren los 120 de la Teoría de la Relatividad Especial, de Einstein. Espacio-tiempo único. Ahora, nos situamos en la memoria. Y esta es la última publicación del poeta soriano Fermín Herrero. Su título, el de este artículo. Fermín ha viajado en su recuerdo, personal, afectivo y poético y ha reconstruido con adobes ya fabricados una casa nueva, propia y compartida, entrañable y perfecta. Que conste, no obstante, que lo que la define no es el adjetivo sino la sustancia. ¿Por qué para reconstruir un mundo hemos de ir a las estrellas si tenemos Ausejo de la Sierra, el recuerdo de la infancia, la memoria de los padres, la llamada de nuestra obra y el valor de las palabras que nos moldearon?

«Poesías familiares y domésticas». Una antología personal. Y algo más. Orientador título. Editorial Difácil. Noventa sabrosas páginas. Cuatro partes. La primera y la cuarta, bajo números romanos. La segunda, titulada «En casa de los padres». La tercera, «En casa propia». Más un prólogo de Julio Llamazares, que lo descifra todo y me deja en la tesitura de si puedo, o debo, añadir algo más y que sea provechoso. Lo titula «Bajando el puerto de Oncala». ¿Nos vamos allí?
Igual Fermín nos ayuda con la «Nota de autor», de la página ochenta y siete. Yo he sentido un zarandeo especial al recorrer el camino. Fermín ha clavado en tierra finas señales para que nadie se pierda. “El trastorno de consagrar la vida entera a la literatura no solo afecta al paciente enajenado, sino también a cuantos conviven con él. Creo que… han venido, a lo largo de los años y los libros, estas poesías, por lo general hogareñas, de andar por casa, sin ínfulas ni pretensiones sublimes… me han servido… de alivio. Por eso, venciendo de nuevo los remordimientos derivados del necesario pudor conculcado, las he recogido aquí”. Querido Fermín, tu sinceridad ennoblece aún más tu palabra certera. Y poética, en el más puro sentido etimológico, de crear y hacer, que es lo que nos distingue como humanos. Lo espero, en estos tiempos de incertidumbre, donde Ausejo de la Sierra u otros ausejos sorianos siguen en su esencia de cielo y lomas.
Capítulo I: “VESTIDO de domingo, mi padre subía/ en bici el puerto, con amor, venidero./ Mi madre lo esperaba”. Segundo poema: “SECRETAMENTE/ tuyo, con un temblor/ de letra parvulita”. Capítulo “En casa de los padres”: “DE MI NIÑEZ, en el ventano del desván/ la luz de la mañana…”. “EN CASA de la madre, la pérdida/ del tacto no es posible”. Capítulo “En casa propia”: “Voy hasta la ventana. Vuelvo. Vuelvo sobre/ todo cuanto deseo…”. Capítulo IV: “EL DÍA EN QUE MURIÓ mi padre, el mismo casi/ en que nací, pletóricos, los almendros/ florecían, ajenos de todas a su ser / y al mío…”. Busquen el libro. Mastiquen las palabras. Paseen los versos y la nostalgia del relato. Nadie quedará indiferente. Fermín ha construido, con adobes previos, un mundo que llevamos dentro. “Este libro de Fermín Herrero, selección, según él, de sus poesías más humildes (familiares o domésticas, tanto da), es por eso la mejor manera de entrar de lleno en la poesía de un poeta que pasará a la historia”. Lo dice Julio Llamazares.
Poesías familiares y domésticas se puede encontrar aquí.
- Publicado el 15 de noviembre de 2025 en El Día de Soria


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