David Trashumante, heterónimo de David Moreno Hernández (Logroño, 1978). Es persona, poeta, performer, agitador cultural y copy de la agencia Nociones Unidas. Actualmente vive en Valencia.

David Trashumante

Ha publicado Parole, parole y otras palabras (Ed.Trashumantes, 2006), El Amor de los Peces (Unaria Ediciones, 2014), Tacto de Texto (Ediciones del 4 de Agosto, 2014), A Viva Muerte (Baile del Sol, 2015), Tópo (Amargord. Col. Transatlántica/Port Bou, 2016), No fear // No fiera (Pliegos de la Visión, Ediciones Babilonia, 2017) y Tócame (Col. Línea Inclinada, Crecida 2017).

Lleva más de diez años recitando en todo tipo de superficies. Ha tenido diversas experiencias escénicas reseñables: “No Recital”, ”Adverso”, “War in progress” y ”Tuttipoeti” (esta   última compartida con el grupo efímero -compuesto para un único recital- Piña, Coñote y Guinda) y los espectáculos de polipoesía y performance “I’m a fucking poet”, “Mixer poetry” y “I’m a fucking poet 2.0.” con el grupo POETIKS: junto a los poetas Eddie (J. Bermúdez) y Pedro Verdejo. Junto al músico Álex de Sousa realizó el recital escénico “A viva muerte”, y fue el rapsoda del concierto de divulgación poética “La voz del viento” del coro Divisi. En solitario, está girando el recital de spoken word “Trashumanando”.

Ha participado como poeta en numerosos festivales y encuentros poéticos nacionales.
Facilita el Laboratorio de creación Poética Bibliocafé (Valencia); coordina junto a Pedro Verdejo el SLAM VLC y junto a Begonya Pozo el seminario: ¿Nuevas Prácticas Poéticas? de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universidad de Valencia. También fue el coordinador del área de poesía de Festival Internacional de Arte Intramurs y es el codirector del Festival de Poesía Oral y Escénica de Valencia, Vociferio.

Con él hemos querido hablar un rato, pero antes vamos a escucharle en Spoken Orality en Barcelona 2014, para ponernos en situación y después leemos su entrevista.


¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Mi vida va cosida a la poesía en todas sus variantes. Desde intentar vivir en poesía, una vida plena de abundancia emocional y solidaridad con todo lo humano, hasta trabajar por y para la poesía: leyendo, escribiendo, recitando, generando eventos poéticos, enseñando, militando… Para todo lo demás, ver mi currículum.

¿Cúales fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

Pues empecé con clásicos como Walt Withman, Neruda, Lorca, Machado, Salinas… luego descubrí a los poetas de los 50, Gil de Biedma, Goytisolo, Claudio Rodríguez, Gloria Fuertes… pasé por los novísimos Pere Gimferrer, Leopoldo Panero… flipé con Brossa o Paco Pino y me desmelené con Bukovsky o Roger Wolfe. Mis primeras lecturas me llevaron al coloquialismo y la línea clara y leí a los poetas de la experiencia y también me cansé de los poetas de la experiencia. Gracias a manifiestos como el del grupo “Delta Nueve” (Benito del Pliego, Andrés Fisher, Rodolfo Franco…) descubrí otras poéticas más experimentales. También poetas de la diferencia como Ada Salas, Chantald Maiar, Ana Rosetti o Clara Janés y posteriormente gracias a los encuentros de Edita (Uberto Stabile) y Voces del Extremo (Antonio Orihuela) descubrí todo un mundo ninguneado por el canon poético de los 90, donde la performance, los fanzines y las ediciones independientes y la corriente poética de la Poesía de la Conciencia Crítica (Alberto García-Teresa) se acercaba más a mi forma de entender el hecho poético.

¿Cómo definiría a su poesía?

Trashumante.

¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años? 
Creo que evolucionar es una obligación. Cada libro debe indagar, investigar, mutar, negar cualquier espacio de confort… En mi caso, desde mi primer libro «Parole, parole y otras palabras» que publiqué en 2006 y tras un parón de casi 8 años, son muchas las lecturas y los recursos aprendidos y por tanto, aunque a veces me sorprendo usando alguna metáfora de entonces, ha cambiado mucho.

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?Normalmente, lo dejo enfriar un tiempo (a veces meses) y suelo retomarlo de vez en cuando y voy corrigiendo. Creo que es necesario esa distancia emocional para que tu lector crítico pueda mejorar lo escrito. Luego para armar el libro la cosa se intensifica y puedo estar totalmente obsesionado durante semanas hasta que lo doy por terminado. Incluso, cuando ya tengo el si del editor y la fecha de publicación, suelo seguir cambiando cosas y corregirlo hasta que entramos en maqueta (aquí ya no hago cambios, porque respeto mucho el esfuerzo del maquetador y no quiero darle más trabajo). Ahí pienso que el poema está terminado.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Afectar a los demás desde mi propia afectación, concienciar desde el compromiso de mi cuerpo con mis textos, contactar con los otros, sentir, dar voz, posicionarme políticamente, denunciar, evidenciar, explicar, resensibilizar hasta que podamos disfrutar del silencio, el amor y la paz.

  • Tócame (actuación en Es Baluard, Palma de Mallorca, 2015)

¿Qué lugar ocupa, para un poeta como usted, las lecturas en vivo?

Las lecturas públicas son un componente diferenciador del arte poético respecto a otras disciplinas escriturales. Al fin y al cabo, la poesía nació de la oralidad, la musicalidad de la rima ayudaba a memorizar los textos y, ante un mundo iletrado, comunicar su contenido. La poesía, más allá del placer de la lectura privada, es energía, ya lo sabía Kerouac que aplicaba técnicas de declamación poética a la lectura de su novela “On de road”, y también aire. Por algo decimos “voz poética”. Así que para mi es esencial, lo que se dice, cómo se dice y quién lo dice, eso configura al poeta. Siento pena de que muchos compañeros y compañeras poetas den por finalizado el trabajo poético en lo escritural y descuiden tanto sus lecturas públicas.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc?

Vivimos en la sociedad de la información y eso tiene pros y contras. Pros, porque todo el mundo tiene mayor facilidad para dar a conocer su trabajo.Porque se desmercantiliza el asunto y se entra en contacto directo, sin intermediarios, entre poetas y lectorxs. Contra, porque hoy día, tras décadas de aculturación, somos un público acrítico que enseguida se lanza a replicar y emitir sus propios contenidos haciendo que la red sea una jungla de mediocridad a veces insondable. Es decir, nunca se ha producido más literatura que ahora ni nunca se ha leído más que ahora, pero nunca se ha producido más literatura banal que ahora y nunca se ha leído con menos profundidad y tiempo que ahora. El esfuerzo no está de moda y la humildad tampoco. Cuando haces click ya no hay stop.

¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho?

Recomiendo encarecidamente este trabajo ciberpoético de Francisco José García Prados.

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

«La lengua radical: Antología de la poesía norteamericana» de Esteban Pujals

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Que escriba por amor a la poesía, no por fama ni reconocimiento, y con la ambición de ser leído por todo el mundo pero manteniendo a raya al ego.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

50.000 títulos al año. Mucho árbol muerto y pocas hojas con savia.

¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

¿Eres feliz?

Por si a alguien no le ha quedado claro, David Trashumante es un poeta por los cuatro costados, o tal como dice él, ‘a fucking poet’.

Acabamos escuchando a Trashumante recitar un poema inédito que es el prólogo de “APENAS”, poemario que aparecerá a lo largo de 2018 publicado por la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker.

Y a vosotros, lectores, esperamos que hayáis disfrutado la entrevista y gracias por haber llegado hasta aquí.