El mes de abril, además de traernos la primavera, nos sorprende con la llegada de una poetisa que con sus melódicos versos no solo nos encanta, sino que nos hipnotiza.

Se trata de Aurora, quien no solo nos da alas de libertad en su poesía de verso libre, sino que nos lleva por un recorrido maravilloso por la métrica rítmica de sus exquisitos sonetos.

Y para muestra un botón, dejémonos acariciar por el canto a una musa, a través de este soneto endecasílabo de ritmo clásico con acentos 6 y 10.

Mi musa

Se ha dormido la musa en mi regazo,
se ha negado a prestarme su alegría,
no la siento de noche ni de día,
la busco, y solo encuentro su rechazo.

Se marchó sin un grito ni un portazo,
creí que arrepentida volvería
y bajito en mi oído cantaría
sus baladas, envueltas en su abrazo.

Llevo tiempo esperando su regreso,
he salido a buscarla en el camino
pues ya la echo de menos, lo confieso.

Mi destino va unido a su destino,
no concibo mi vida sin su beso.
Sentirla en mi interior, ese es mi sino.

Y qué tal si nos damos una mojadita bajo este chubasco de versos libres que nos invitan a bailar bajo la lluvia.

Lluvia

Abrazará la lluvia el horizonte
jugando a dibujar espejos con los charcos,
se sabe pasajera y de ahí su prisa
por acallar el canto de los pájaros,
trae vida en sus caricias
y cae serena y tibia
mientras la tierra tiembla,
palpitando, vencida, entre sus brazos.

Y ahora, con este breve poema, permitamos que el viento nos despeine la locura mientras los versos de Aurora nos invaden la cabeza.

A menudo…

A menudo es el aire el que se lleva
los bucles de mi pelo en su locura
y vuelan sin cadenas, y sin apenas ruido,
imitando a gorriones indefensos
y es esa libertad la que despierta
los versos que me invaden la cabeza.

Es tan solo un instante que sacude
con fuerza, desmedida, mis cimientos
entonces cierro los ojos e imagino
que este alboroto es música…
Es la forma de hablar que tiene el viento.

Y para cerrar con broche de oro, y elevar un poco la temperatura, nos vamos con Aurora a recorrer un universo de pasión, en las alas de este soneto clásico.

Me gusta recorrer el universo…

Me gusta recorrer el universo
que parte del abismo de tus piernas,
refugiarme del frío en tus cavernas,
columpiarme en tu piel, por el reverso.

Enredarte al acento de mi verso
que borda para ti noches eternas,
noches sencillas, plácidas y tiernas
enganchada a tu pulso lento y terso.

Me gusta reflejarme en tu mirada
con la luz de la luna de testigo
y en tus iris, traviesa, dibujada.

Me gusta despertarme así contigo,
fundirme en tu calor de madrugada,
jugando a hacerme un nido con tu ombligo.