Albert Aoussine es un escritor, poeta y filósofo originario de Camerún. Actualmente reside en Europa del Este. Es el director del Circulo de Filosofía Fundamental y de la Revista Baobab – Revue des mutations du monde noir. Ha publicado ensayos filosóficos y varios poemarios, entre ellos Alquimia Poética (2016), obra de la que compartimos los siguientes poemas.
Pueblo natal
Cuando mis pensamientos
me trasladan a mi pueblo natal,
escenas ricas en colores,
avivan mi emoción.
Allá, bajo los trópicos,
se vive bien en cualquier estación.
Los espacios son extensos, vastos
hechos a la medida de mi respiración.
Los arboles están rodeados de espeso follaje
los poderosos baobabs, sirven de abrigo
y lugares de encuentros
cuando el sol en el cenit, lanza sus rayos.
Las chozas agrupadas simétricamente,
sabiamente espaciadas,
triunfalmente saliendo de la tierra
muestran con orgullo, sus tocados de paja.
Allá, a lo lejos, contemplo
encantado, la sabana salvaje
mi sueño de inmensidad.
Aquí, en estas tierras calientes
la sabiduría es la norma;
el hombre es un dulce maestro
intenta vivir de forma armónica.
Además, desde el amanecer
al primer canto del gallo,
los aldeanos se entregan
a múltiples ocupaciones.
Las mujeres, con su tesón habitual,
se levantan al nacer el alba,
vestidas con simples paños…
con los colores-de todas-las estaciones.
Ellas son las que encontramos
numerosas, en cada encrucijada.
a su vez, van a los pozos
al río más cercano
y también al más lejano,
desafían a las colinas, al trabajo de los campos…
nada parece afectar esta alegría
profundo, todo lo que ellas hacen:
pilando mijo, trigo o sorgo
mientras vigilan al niño dormido.
Y que bellas lucen,
cuando en los días festivos,
se adornan con sus modestas joyas
con sus mejores galas
danzan, y cantan con sus voces celestiales.
Y los hombres bravos y fieros
a fuerza de pruebas iniciáticas,
de estatura mediana
y con una calma olímpica,
velan activamente, con esmero
por toda la sociedad.
Ellos aseguran la paz, la estabilidad
construyen nuevas chozas
crean empleos tanto agrícolas
como artesanales.
Y durante sus ratos de ocio
toman un merecido descanso,
beben vinos locales,
de sésamo o de dátiles,
sentados en esterillas
tejidas por su dedicación.
Niños y ancianos, mientras tanto
son testigos a distancia
de estos eventos.
Los primeros se inician así de una forma lúdica,
Los últimos, valen todo su peso
como guardianes de las tradiciones,
mediadores, maestros o sabios consejeros.
Himno a la vida
Niño,
fruto de cuerpos tensos.
rosa de los cuerpos colgados.
horizonte en flor.
Así que aquí estás, mañana triunfante.
en la palma de mis manos
sonríes con alegría o resignación
nadie lo sabrá …
Tengo tanto que decirte
niño con bronceada frente
cuando en ti la plena
conciencia se forme.
Tu madre ya
te mece a las canciones de
orgullosos reinos de África
libres y florecientes desde la antigüedad.
Oh sésamo de días felices
En el país Serer te llamamos oasis.
Ven frente a mi espejo,
amuleto hecho por la madre naturaleza.
Estoy soplando en tu frente,
que el fuego de la vida
haga de ti un océano.
Negro
– Papá dime, ¿por qué la noche es negra?
– Porque lo negro está colmado de calma.
– ¿Por qué es negro el hombre?
– Porque lo negro es hermoso y gozoso.
– ¿Por qué lo negro es negro?
– Para embellecer el cosmos.
– ¿Por qué el pizarrón es negro?
– Porque lo negro es inteligente.
– ¿Por qué el negro es tan pobre?
– ¡Porque él trabaja para todos!
Boleto sobre la mesa
Amigo, querido amigo,
duermes lejos de los albergues,
cuando, por un día festivo,
te marchas al campo.
Prefiero saberte sobre hierba fresca,
aspirando los olores del verano
que, en estas casas tristemente amuebladas,
madera arrancada del corazón de los bosques.
Poemas pertenecientes al libro Alquimia Poética (2016). Traducción: Mariela Cordero.
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