Dice el autor en su poema Parpadeo que

Nació mi poema
sabiéndose breve,
(el corto aleteo vital de la mosca)
sin lomos dorados
ni sueños de gloria, 
sin palabras graves de alargadas sombras, 
lejos del pesado 
lastre de las horas.
Nació este discreto
parpadeo sin pompa,
sólo para hacerse, palabra en tu boca.

Bien lo sabe que sus versos, al leerlos, se hacen poesía en la boca; su musicalidad, su ritmo, sus rimas… estas características formales hacen que todo lo que escribe, al leerlo, salga de la voz hecho todavía más poesía. Una poesía con una sencillez que, paradójicamente, lo que consigue es resaltar su profundidad y su belleza.

Tiene el don de jugar con los estilos, desde poemas populares, con una métrica mucho más marcada, a caballo entre los romances, o romancillos, y las coplillas, como se puede apreciar, por ejemplo, en poemas como Tu mosca presa, Coplilla del niño río o en este poema Niña Lunera:

Mi niña lunera
dormida en el cobre
tendida a mi vera

espuma de arrullos
que velan tus sueños
flor de mi vereda

Mi niña lunera
sentada en el viento
soñando quimeras.

Para llegar también a trabajar de manera magistral poemas más maduros y profundos, que juegan con el verso libre, siempre con esa rima sutil, esa musicalidad que hace que, como hemos dicho al principio, se hagan poesía en la boca.

Don’t let me fall, Edu Gallego

Pero sus versos van mucho más allá de la forma, mucho más allá de esa rima cuidada pero disimulada, ese ritmo distraído y a su vez estudiado; su poesía es ante todo, humana. Es una poesía con sentimiento; Edu se agarra a las emociones y a las relaciones humanas y las desgrana, las abre, la para mostrarlas desnudas y claras en sus versos.

La brevedad de muchos de sus poemas, en este sentido, creo que juega a su favor, pues es capaz de sintetizar el sentimiento o la emoción, y dotarlas, así, de una intensidad mucho más marcada.

La calle fría y desnuda,
triste, anodina y vulgar.

Los campos secos de lluvia,
gris y erizada la mar.

Hoy es otoño
y es martes.

Siempre es martes si no estás.

En este poema, por ejemplo, con sólo siete versos, casi puede palparse la tristeza, el vacío; vocabulario muy gráfico y bien usado, así como el uso de versos relativamente breves, para intensificar la emoción: secos, triste, anodina, fría… Si observamos, por ejemplo, su poema Cenizas, nos encontramos dos versos que marcan perfectamente la sensación de apatía y pocas fuerzas que el dolor y la pena a menudo nos dejan:

Lleva tiempo, demasiado, dejar atrás el dolor.
Todo lo cura dicen, rellenas el día de hoy.

Sólo en estos dos versos podemos ver que el tiempo pasa, y que no es suficiente para curar algo que duele, que no hay ganas de vivir, que el día, simplemente se rellena por pura inercia o rutina.

Es interesante, dentro de las emociones humanas que pueblan su poesía, encontrar cierta nostalgia que se destila de algunos de sus poemas como, por ejemplo, su poema Remolino, en el que podemos detectar reminiscencias de la infancia, el recuerdo, la inocencia, el juego… recuerdos que arrancan sonrisas y alejan penas. La infancia nos aparece como aquello puro, aquello inocente, sonriente, que aún no conoce mal, que da vida a las calles… aunque entre líneas se podría entrever el lamento por la pérdida de esas características tan propias de la infancia:

Niñas en corrillo
remolino, juegan 

uniformes ocres
aturden, enredan

embarullan calles
y sanan dolencias

de ancianos y novias
sentadas, compuestas

que arrancan sonrisas
y alejan mis penas

Otro dato destacable de su poesía es la aparición de temas de actualidad con un ligero punto de crítica, sutil pero directo, hacia cosas concretas del mundo en que vivimos. Poemas como Meetic Times analizan esta tendencia actual de buscar relacionarse con personas a través de las redes o por páginas webs buscando el grial de la piel amada. O bien temas como la prostitución, que aparece en su poema Comarcal 426, De coloridas celdas piel y sexo de pago jaulas a cielo abierto cárceles en el campo, un poema que está escrito sin usar ningún verbo; sustantivos y adjetivos que aparecen como una numeración, remarcando sordidez, desolación.

Enlazado con los temas actuales, nos encontramos con el poema Autopsia, un poema que trata la violencia de género de manera directa y cruda. A mí parecer, uno de los mejores poemas y más duros, escrito con versos cortos que le dan una fuerza y una intensidad que hace estremecer el alma al leerlo:

Vi en sus ojos
el vacío,
las manos llenas de angustia,
en su pecho vi el silencio.

Vi sus párpados
pesados,
vi la sombra, el menosprecio, 
vi su pelo.

Vi marcas
de puño y letra, 
impresas a sangre y fuego,
en ninguna se leía
ni tan siquiera un -te quiero-.

En esta línea de poema breves e intensos, quisiera destacar uno que me ha llamado mucho la atención, quizás porque engloba las principales características de la poesía de Edu: sencillez, humanidad, belleza, sentimiento, fuerza, sutileza y brevedad. El poema Solo Sola, que en diez brevísimos versos es capaz de captar y englobar el sentimiento de una madre:

Ella no es ella
ni es nadie.
Solo duda,
angustia,
por qué.

Solo grito,
solo madre,
solo sola,
caricia 
y fe.

No quisiera acabar este artículo sin dejar una pequeña selección de poema donde podréis apreciar la magnitud de su poesía que, en una aparente sencillez, esconde una inmensa profundidad, mucho sentimiento y un gran análisis de las relaciones humanas y del mundo actual. Pero permitidme que antes de pasar a sus poemas os recomiende que os dejéis caer por su perfil de Twitter @Caganios, donde podréis disfrutar de su otra faceta artística, la fotografía: pura poesía hecha imagen en blanco y negro.

Que lo disfrutéis.

Náufrago al fin

Tu brisa es caricia 
de mi piel
ajada.
Tus ríos, el agua
que mi sed
apagan.
Tu costa, refugio
de mi alma
varada.
Lamen obstinadas tus olas,
mis llagas.

Yo,
roto y desnudo,
bendigo el naufragio
que a tu isla me arrastra.

La lentitud de las horas

Una y otra vez vivimos
la edad en que gira la vida.
La lentitud de las horas.
La suave brisa que cambia
el rumbo de olas y días.

Fuimos algo en esa espera
una mirada, un rescoldo
el eco de un aguacero, puede que sólo mentira.

Soledades que se buscan
que se mienten y cautivan
dudando, si ser o no, una soledad o dos.

A Miguel Hernández

Retratos 
tumbas y flores
para decir aquí estuvo
aquí descansan sus huesos

y fue feliz ,
o no pudo
y vivió, o 
le vivieron

y eligió amar
y murió
o más bien, 
le murieron

y quedan
entre los restos
palabras hechas de luz
y mucho más que recuerdos.


Quisiera ser palabra

Anhelo de llanura es la montaña,
deseo de los pastos y los valles
y yo, mírame bien,
tan solo un hombre,
menudo y flaco, sin mas gracia
que unas manos que añoran ser palabra,
que nacen sin permiso,
se atragantan
se apelmazan y sueñan ser montaña,
vereda, pastos, sendas
y no alcanzan
a ser sino la sombra que anhelaban.


Ícaro

Vuelvo a volar
sobre un sueño,
buscándome en los espejos.

Vuelvo a quemarme las alas,
a quedarme en el intento.

Vuelo sobre las veredas
a vestirme con el viento. 
Vuelvo
a sentir el rozamiento, 
a revolverme en un solo pálpito latido intenso.
a interpelar la mirada,
densa 
que me quema dentro.

Noche sin entrañas

Y engendras la noche 
de amarillo amargo,
donde luces ebrias
descalzas resbalan.

Una noche oronda,
de inhóspitas almas,
de cruces a cuestas
de oscuras palabras

La piel sin su brillo
la voz sin entraña
y agrietado el rostro 
regresas al alba.

El fotógrafo

Un cíclope voraz,
anónimo y perverso. 
La ciega inclinación por la memoria,
la gloria de un retazo 
en blanco y negro.

Se jacta de extirpar al mundo los anexos 
de restar dimensiones 
a un espacio sin dueño.

Su vida es adicción por una sombra,
seductor de realidad, contrabandista,
vive de secuestrar y amordazar recuerdos,
de buscar insatisfecho entre las almas
su reflejo.

Cae lenta

Cae
lenta,
indultando los pecados,
blanqueando persistente la vergüenza, 
sobre los hombros tozudos
de los hombres,
cae
lenta.
Como un sudario de morgue
uniformando las caras, los cuerpos y las cunetas,
cae
lenta, 
ocultando los escombros,
envolviendo de los vivos
armoniosa, la miseria.

Sargazos

Una ciudad detrás de las ventanas
como un páramo indolente 
de ojos grises
sueños grises,
niños grises, 
como un mar de los sargazos,
sin pájaros,
ni olas
ni viento
nada cambia.

Es martes o lunes o sábado
y un poeta recita
monocorde

ha-salido-el-sol,
aún-es-de-noche-