Stanley H. Barkan es un poeta y editor estadounidense con residencia en Brooklyn, Merrick, Long Island, Estados Unidos. Es el director de Cross-Cultural Communications, una pequeña editorial, que comenzó como un Instituto en LIU’s Brooklyn Center en 1971. Hasta la fecha ha editado unos 450 libros y 500 impresos y postales en 59 idiomas diferentes. Se considera a sí mismo un poeta judío, no sólo un poeta de origen judío. Su poesía ha sido traducida a 28 idiomas diferentes y publicada en 25 antologías, varias de ellas bilingües (búlgaro, chino, italiano, kurdo, polaco, rumano, ruso, siciliano y español). Ha publicado As Still as a Broom / Tan quieto como una escoba, traducido al español por Isaac Goldemberg (2018); More Mishpocheh (2018); y Wiersze wybrane[Poemas seleccionados], traducido al polaco por Tomasz Marek Sobieraj.  Fue el Profesor de Poesía del Año de la ciudad de Nueva York en 1991 (otorgado por la Casa de los Poetas y la Junta de Educación) y el ganador en 1996 de The Best of the Small Presses. En 2017, fue galardonado con la Medalla Europea Homero de Poesía y Arte.

El poeta Stanley H. Barkan

PRIMER NACIMIENTO

Cubierta de hojas
ella emerge de la tierra.
ella primero,
no Adán.
Cuánto más probable
(más demostrable),
es que él surgió de la misericordia de ella
y no que ella provino de la costilla de él.
Fue un hombre
el que escribió el mito.

AÚN NO NACIDO

Oh, ser Adán
de nuevo
con todas sus costillas
ansiando a una mujer
que aún no ha nacido,
boca libre
del sabor de las manzanas,
oídos libres
del silbido de las serpientes,
inconsciencia de
desnudez y vergüenza
en el jardín
de amables criaturas
que esperan por un nombre.

HOJAS DE HIGO

Las hojas de higo
los cubrían en su desnudez,
escondiendo la vergüenza de sus ojos abiertos.

Estaban tan cerca, esas hojas dichosas,
a la fuente del dolor y el placer
a la seguida expulsión del jardín.

Tal vez sea por eso que el propio higo
-cuando se abre- se expande para recibir
la lengua que se deleita en la exploración.

Suculenta fruta, abierta a las bocas ávidas,
tan colmada de solaz transitorio, de gozo momentáneo,
abriéndose y cerrándose a los curiosos.

INMORTALIDAD

(una «nota al pie» después de Donald Lev)

Salté desde
el puente de Brooklyn.
Dos veces.
Pero fallé.
Yo no morí.
El Libro Guinness de los Récords Mundiales
me llamó,
dijo que debería intentarlo de nuevo:
si yo viviera,
haría un récord.
Así que salté por tercera vez
y tuve éxito.
Por fin he conseguido…
¿La Inmortalidad?


Las colaboraciones en Poémame no son remuneradas, así que si disfrutaste de este artículo nos gustaría invitarte a apoyar a nuestra colaboradora Mariela Cordero en Ko-fi. ¡Muchas gracias!

Buy Me a Coffee at ko-fi.com