”En mi verso soy libre: él es mi mar. Mi mar ancho y desnudo de horizontes… Ando en mi verso; respiro, vivo, crezco en mi verso y en él tienen mis pies camino y mi camino rumbo y mis manos qué sujetar y mi esperanza qué esperar y mi vida su sentido».

Dulce María Loynaz nacida y fallecida en La Habana (1902-1997) Poeta y novelista cubana.

Escribió poesía desde muy joven con 16 años. En 1919 ya publicaba sus primeros poemas en varios periódicos de La Habana. Después de Doctorarse en Derecho, colaboró con las más importantes publicaciones de su país y viajó muchas veces por Europa, Asia y América, dedicándose paralelamente a la literatura. Recibió numerosos premios y reconocimientos, entre los que destacan el Premio Nacional de Literatura en Cuba (1987) y el Premio Cervantes en España (1992). También fue miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

En la década de los 30 su casa de La Habana, El Vedado, se convierte en centro de la vida cultural de la ciudad, acogiendo en las llamadas “juevinas” a diversos intelectuales y artistas como García Lorca, Juan R. Jiménez, Gabriela Mistral o Alejo Carpentier. Fue siempre lugar de acogida para los escritores españoles que llegaban a Cuba.

En el estilo de sus primeros escritos fue fundamental la influencia de Juan Ramón Jiménez. En esos versos de sus inicios, se puede encontrar una ternura, melancolía y lirismo intimista, que recuerdan a la prosa poética de Platero y yo, obra del poeta onubense. 

Su poesía, según algunos estudiosos de su obra, tiene ciertos tintes impresionistas. Fuerte, enérgica, intensa, nada retórica… pero al mismo tiempo, delicada, desnuda, con mucha sensibilidad, escrita con el alma… A veces, una mezcla de realidad y fantasía en la que resulta difícil establecer una línea divisoria.

Su vida era el verso. Y es que ella era tan sencilla y clara como su propia poesía. Sin embargo fue muy crítica y exigente consigo misma y con su obra. (Su novela “Jardín” la escribió siete veces buscando la perfección…)

Su consejo a los jóvenes poetas era: «No se apresuren a publicar antes de tiempo, dejen que la fruta madure en la rama, porque si esto se adelanta nunca sale bien, oigan esto, porque la juventud es muy impaciente y se cree que no le va a alcanzar el tiempo… dejen madurar la fruta en el árbol, que así tiene luego más sabor».

En sus primeros libros la influencia del modernismo se hizo notar; más adelante, su poesía no dejó de evolucionar hacia la sencillez y el intimismo.

Poeta del agua. Sus “Juegos de agua” (1951) fueron un reflejo de la fugacidad del tiempo, de la nostalgia que nos invade…

En sus versos se funde con su isla, con su soledad; con sus otras islas, las Canarias, que fueron su referente en su libro “Un verano en Tenerife”.

“Nadie escucha mi voz, si rezo o grito: soy isla asida al tallo de los vientos.”

Una gran mujer que se autoexilió en su propia casa para no participar en el  proceso revolucionario de aquellos años en Cuba, revolución que no apoyaba, según ella, para no contribuir al deterioro, a la vulgarización de la cultura y la identidad nacional cubana que tanto defendía.

Y tal vez, por ello, se quería recluir en el silencio callado del estanque: «Yo no quisiera ser más que un estanque / verdinegro, tranquilo, limpio y hondo. / Uno de esos estanques / que en un rincón obscuro / del silencioso bosque, / se duermen a la sombra tibia y buena / de los árboles».

En resumen, una poeta humilde, sencilla y activa, que se dedicó por entero a la literatura hasta alcanzar los 95 años de edad y que llegó a convertirse en figura de referencia mundial, una de las representantes femeninas más ilustres de la poesía latinoamericana del siglo XX.

“¿Quién toca el arpa de la lluvia?

Mi corazón mojado se detiene a escuchar

la música del agua.

Mi corazón se ha puesto a escuchar

sobre una rosa…”

En estos 5 poemas que he seleccionado, creo que están representadas las principales características, ya citadas, de su bella poesía, de su lirismo sencillo y delicado, sin adornos innecesarios.

JUEGOS DE AGUA

Los juegos de agua brillan a la luz de la luna
como si fueran largos collares de diamantes:
Los juegos de agua ríen en la sombra…Y se enlazan
y cruzan y cintilan dibujando radiantes
garabatos de estrellas…
Hay que apretar el agua
para que suba fina y alta…Un temblor de espumas
la deshace en el aire; la vuelve a unir…desciende
luego, abriéndose en lentos abanicos de plumas…

Pero no irá muy lejos…Esta es agua sonámbula
que baila y que camina por el filo de un sueño,
transida de horizontes en fuga, de paisajes
que no existen…Soplada por un grifo pequeño.

¡Agua de siete velos desnudándote y nunca
desnuda! ¡Cuándo un chorro tendrás que rompa el broche
de mármol que te ciñe, y al fin por un instante
alcance a traspasar como espada, la Noche!

POEMA CXIV

El mundo entero se me ha quedado vacío, dejado por los
hombres que se olvidaron de llevarme.
Sola estoy en esta vasta tierra, sin más compañía que los
animales que tampoco los hombres necesitan, que los árboles
que no creen necesitar.
Y mañana, cuando les falte el canto de la alondra o el perfume
de la rosa, se acordarán de que hubo una flor y que hubo un
pájaro. Y pensarán acaso que era bueno tenerlos.
Pero cuando les falte mi verso tímido, nadie sabrá que alguna
vez yo anduve entre ellos.

YO TE FUI DESNUDANDO…

Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tús» superpuestos que la vida
te había ceñido…

Te arranqué la corteza —entera y dura—
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.

Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aun velados
de tinieblas y asombros…

Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda — intacto y desgarrado
en alma viva…

DIVAGACIÓN

Si yo no hubiera sido…, ¿qué sería
en mi lugar? ¿Más lirios o más rosas?
O chorros de agua o gris de serranía
o pedazos de niebla o mudas rocas.
De alguna de esas cosas- la más fría…-
me viene el corazón que las añora.
Si yo no hubiera sido, el alma mía
repartida pondría en cada cosa
una chispa de amor…

Nubes habría
– las que por mí estuvieran – más que otras
nubes, lentas… (¡La nube que podría
haber sido!…)

¿En el sitio, en la hora
de que árbol estoy, de qué armonía
más asequible y útil? Esta sombra
tan lejana parece que no es mía…
Me siento extraña en mi ropaje; y rota
en las aguas, en la monotonía
del viento sobre el mar, en la paz honda
del campo, en el sopor del mediodía…

¡Quién me volviera a la raíz remota
sin luz, sin fin, sin término y sin vía!…

ETERNIDAD

En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar
las rosas que mañana…
Mañana no tendrás.

En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy, que tienen
alas para volar…

En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto…
no te la quiero dar!

Para ti lo infinito
o nada; lo inmortal
o esta muda tristeza
que no comprenderás…

La tristeza sin nombre
de no tener que dar
a quien lleva en la frente
algo de eternidad…

Deja, deja el jardín…
no toques el rosal:
Las cosas que se mueren
no se deben tocar.

SU BIBLIOGRAFÍA POÉTICA:

Versos (1950) Juegos de agua (1951) Poemas sin nombre (1953) Últimos días de una casa (1958) Poemas escogidos (1985) Poemas náufragos (1991)
Bestiarium (1991) Finas redes (1993) La novia de Lázaro (1993) Poesía completa (1993) Melancolía de otoño (1997) La voz del silencio (2000) El áspero sendero (2001)

REFERENCIAS:

Datos extraídos de la biografía de la autora:

Revista Digital Isla Bahía.

Monografías.com. Lengua y Literatura.

Instituto Cervantes. Cervantes.es. Bibliotecas y documentación.

Escritores.org.

Autora: María Prieto

Maestra de Primaria de profesión y poeta aficionada desde la adolescencia. Ello, se reflejó también en mi actividad docente desarrollando y trabajando la creación poética con mis alumnos. Aficionada a la literatura (poesía y narrativa), al arte, a los viajes y a la naturaleza, muy presente en mis poemas. Publico mis escritos en mi blog: https://lamardeversosazules.blogspot.com/