Conocí a la poeta Carla Fajardo en el primer recital #PoémameBcn de esta temporada. Allí nos leyó versos de su segundo poemario, Limítrofes (premio de poesía Martí Dot de Sant Feliu de Llobregat, Viena edicions 2019) y enamoró a la audiencia.

No pude resistirme y le pedí esta entrevista para que todos la podáis conocer un poco más en la intimidad poética.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Crecí en una casa-taller que compartían diversos estudiantes de la Escuela Massana, entre ellos mis padres. Hacían esculturas, pintaban, modelaban, diseñaban… Aunque lo intenté, pronto supimos que no era lo mío y que me encontraba más cómoda entre libros y escribiendo algo que se acercaba entonces muy remotamente a la poesía. Me acerqué a la escritura estudiando filología hispánica y periodismo, pero no fue hasta pasados los 25 años que me apunté a un taller de poesía para sacarme la espina. Hasta entonces escribía para mi desordenadamente, dejando poemas escritos en libretas y folios olvidados en cajones y no me atrevía a compartirlo. A partir de ese taller con Maria Antònia Massanet nació mi primer poemario Forats (Ed. Fonoll), con el que obtuve el premio Alella a Maria Oleart, y más tardé llegó Limítrofes (premió Martí Dot), publicado por Viena. También escribo textos dramáticos y he hecho incursiones en el mundo del teatro como ayudante de dramaturgia.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

Mis primeras lecturas poéticas fueron inconscientes: en casa se leía a Joan Margarit, Jaime Gil de Biedma, Miguel Hernández… Luego estudié filología hispánica en la Universidad de Barcelona. Allí leí a Juan Ramón Jiménez y Victor Aleixandre. El último año descubrí a María Zambrano. Y más tarde, indignada por haber leído solo a hombres muertos, descubrí a Chantal Maillard, Mercè Rodoreda, Maria Mercè Marçal y Sylvia Plath. Pero no fue hasta que me apunté al taller de poesía que me interesé por la poesía actual y entonces me enganché a Maria Cabrera, Blanca Llum Vidal, Maria Sevilla, Mireia Calafell, y también a Luna Miguel y a Elena Medel.

¿Cómo definiría a su poesía?

Cercana, frágil pero punzante. Es difícil describirse a uno mismo.

¿Cree que la poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Las personas cambiamos de un año para otro y también lo que escribimos. Por eso lo que escribimos ayer, a menudo, ya no nos gusta. Yo creo que mi primer poemario es más sencillo, más cercano y tiene más ritmo. El segundo tiene más lecturas, es más político, más narrativo y más descarnado. Y ahora escribiría una cosa totalmente distinta. 

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

La mayoría de veces no los siento terminados. Creo que siempre están modificándose incluso después de ser publicados. Pero sí que a veces tengo la sensación de que está cerrado. Es como cuando acabas de comer. Lo sabes.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

No busco ningún fin, es un proceso en sí mismo, una forma de expresión.

¿Qué lugar ocupa, para una poeta como usted, las lecturas en vivo?

Un lugar complicado y un reto que me ha enriquecido muchísimo. Me cuesta hablar en público pero es un esfuerzo que se ve sobradamente recompensado, para mi es casi terapéutico ponerme delante de los demás y compartir lo que escribo. También ver las conexiones emocionales que las palabras pueden despertar entre el público.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc?

Me parece perfecto que existan todas las herramientas y plataformas participativas posibles para que la expresión poética pueda compartirse y tenga un retorno.

¿Podría recomendarnos un poema de otro autor que le haya gustado mucho? 

Taronja borda, de Maria Cabrera.

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

El Calibán y la Bruja, de Silvia Federici.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Que crea en lo que hace y que se atreva a compartirlo con su entorno, en las redes, en concursos, donde sea. Siempre es una experiencia de aprendizaje.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Creo que cada vez está más diversificada y celebro que haya editoriales pequeñas de poesía y certámenes que den la posibilidad de publicar a autores inéditos, pero creo que también se han ampliado ciertas formas de explotación ya que a menudo no ofrecen contratos y los derechos de autor no son claros o no existen. 

¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

Es una entrevista muy exhaustiva. No echo nada de menos. 

Antes de marcharnos, queremos que disfrutéis de la voz de Carla a través de esta grabación del poema ‘Estimaràs així‘.

Estimaràs així, en masculí singular, amb el bronze d’origen —la moneda de canvi— en un pis unifamiliar. Estimaràs a la força, a les fosques, bullint grumolls en paper de plata. Embrions amb llistes d’encàrrecs als sacsons perquè els vincles fan vinclar. Lligaràs els nens perduts en centres comercials, els pares absents. I et faràs gran i t’estimaran així, rentant-te amb aigua freda les aixelles a la pica. S’ha despistat la llengua i la ciència se solidifica, però l’oració rebenta els altaveus. Estimaràs així com un pregó de camp de concentració. Si et pregunten digues que no en tens, que dels petons en fan propaganda.

Muchas gracias Carla por la entrevista. Y a vosotros, lectores, esperamos que hayáis disfrutado y gracias por haber llegado hasta aquí.