Entrar en Huir es adentrarse en un viaje hacia adentro, observando detenidamente hacia afuera. Exterior e interior parecen unirse en una especie de vacío e incertidumbre que se ven plasmados en los poemas de una manera que, de entrada, pueden parecer algo críptíca, pero lo cierto es que los poemas que configuran este magnífico poemario de Xavi Rossell, si algo tienen, es que son directos, claros e incluso me atrevería a decir empíricos. Uno los lee, pero también siente que los puede ver (cada poema casi una pequeña postal, a veces decolorada, en blanco y negro, casi grisáceas), puede parecer que se puede tocar (esas calles, la humedad de la niebla, la aspereza de las manos nudosas, el aire denso), e incluso sentir en la boca un ligero sabor a sal.

Prefacio

anterior al capricho de viajar

soñar era un verbo propiedad de vanidosos

cuando nos quitamos la venda

conocemos las cosas por su nombre

El poemario se nos aparece como una ventana desde la que vemos un exterior marcado por ciudades vacías, calles grises, silencios en el aire, que a su vez, conecta con el vacío en el pecho y en las manos del poeta. Un poemario sobre el que planean dudas y preguntas, y la búsqueda, casi vana, de respuestas.

Se nos presenta dividido en cuatro partes que configuran un todo gracias al hilo conductor que de manera sutil las relaciona; el viaje, la huida, la observación, el frío.

Cartapacio de Cabina – parte primera

Un cartapacio, funda donde se guardan papeles o libros, o conjunto de papeles reunidos en una carpeta. De cabina, lo que llevamos en las manos durante el viaje. Lo que no se deja aparte, lo que no se puede perder porque va con nosotros. El título de esta primera parte nos lleva de viaje, pero a uno mismo, y nos llevamos a nosotros mismos en nuestras manos. Nos convertimos en esa funda donde queremos guardar esos papeles que, en cierto modo, nos hacen, nos configuran, nos hacen ser. Pero antes de guardarlos, hay que encontarlos. Esos papeles que podrían bien ser las emociones, los sentimientos (entiéndase también el vacío como un sentimiento), y también aquellas cosas intangibles que son esenciales para la vida individual, para la vida en general, para comprendernos.

Esta primera parte, dejando a un lado el Prefacio, se abre con con Expectativas, un poema que en el que se nos dice que todo aquello que tenemos dentro, crece a medida que nos vamos haciendo personas; a medida que la vida nos va ‘ganando terreno’, nosotros debemos intentar hacer crecer esa parte de nosotros que es nuestra esencia, y debería, por consiguiente, ser nuestra máxima creencia.

la espera es lenta como es el baile del archipiélago

recuperando sus propiedades al atardecer

lo invisible crece:

es aquello en lo que creo

Fragmento Expectativas

El lenguaje usado en los poemas nos transporta a algo puro, básico y esencial; palabras como desnudez, reflexionar, mochila invisible, bajo la carne no suele haber secretos… ¿cómo engañar a aquello que se encuentra dentro de nosotros mismos? Saber escoger y quedarnos con lo que realmente importa, pero ¿qué es lo que realmente importa? Lo esencial es invisible a los ojos, que decía Saint-Exupéry.

Hay cierta sensación de vacío que rodea los versos; el silencio, el pecho vacío, la madrugada en un aeropuerto… esa sensación tan dolorosa de estar perdido en uno mismo y no tener otra salida que huir, huir de nosotros mismos hacia nosotros mismos, y quedarse con lo que realmente vale. Y lograrlo.

adquirí la vejez retenida bajo la tierra arcillosa

mientras imponía mi voz

sobre los dogmas de los cirujanos del desánimo

en la guerra de la piel contra la piedra,

allí decidí esconder el triunfo de mis dedos

Enseña a huir

Portada Huir

Fuga de Capitales – parte segunda

Desde el interior al que se ha llegado en la fase anterior, se observan ciertos lugares del mundo desde una relativa distancia, desde cierto vacío interior.

me llaman maestro,

desconocen que mis manos están vacías

Fragmento Nacidos en Ruinas

Esta observación nos lleva a lugares como un parque de Rumanía, un lago en Irlanda, una villa de un cantón en Luxemburgo o una línea amurallada en Francia. Lugares que aparecen con cierto frío, grisáceos, brumosos, con algunas presencias solitarias que son observadas, que aportan un mínimo ápice de vida al entorno, fundiéndose esa postal plomiza con el ánimo del poeta.

un anciano recoge cuñas de platanero;

hay entre sus dedos el susurro del éxodo

y un pozo negro bajo sus pies

Fragmento Herâstrâu

El lenguaje nos sigue llevando a una introspección íntima, un observador lejano dibujando cuadros silenciosos con contienen cierta vida pálida y, a su vez, configura otra imagen de un invierno solitario y dudosos, donde a menudo intentamos llenar un vacío, quizás de manera engañosa

siempre interpretamos palabras que no conocemos

así creemos llenar de significado el vacío

Fragmento Silencios

Una vea más se nos hace presente el vacío que no somos capaces de llenar siquiera observando un mundo cuya imagen puede llegar a ser incluso dudosa.

Cais das Columnas – parte tercera

Esta tercera parte nos traslada directos a Lisboa ya desde su título; ese guiño delicado al Muelle de las columnas, donde una añeja escalinata se adentra en el Río Tajo, y dos columnas parecen atraer el agua hacia su centro.

En esta parte, los poemas aparecen sin título, salvo por una numeración ordenada, y aportan, además, el lugar que los hizo surgir. Así nos encontramos lugares como una estación, Braço de Prata, Ponte, Rua Primeiro de Maio…

Hay cierto aroma de fado, por la belleza de los versos, por eses sabor a nostalgia, por el paseo que nos lleva de la mano por lugares portugueses ya desde el título.

Persiste en estos poemas la idea del vacío, del intimismo y, en cierto modo, de la solitud.

hay veces donde todo es insuficiente,

incluso el orden que resiste al polvo cuando marchas

Fragmento Poema II

Esta segunda parte me aporta cierta dosis de ternura, quizás por Lisboa y el significado que tiene para el poeta ese lugar, quizás por la presencia de un más definido. Lisboa es una ciudad presente e importante en la vida del poeta, una ciudad que parece querida, y ese amor, en cierto modo, se traslada a los versos dotándoles de una belleza que esconde, aunque pueda no parecerlo, cierta calidez y, a mi parecer, cierta añoranza.

A su vez, hay un sutil aroma a resurgimiento, a iniciar una nueva vida a la vez que una desconocida coge las manos del poeta y, en ese contacto, vuelven las amapolas y así, empieza otra vida. Me parece importante este poema, se me presenta como un punto de inflexión que puede aportar cierta paz, un rayo luminoso de esperanza entre el gris, que quizás puede llegar a llenar el pecho vacío del poeta, sus manos vacías se llenan, por esa presencia, y aporta una nota de color que rompe con el gris plomizo que tiñe todos los poemas.

Si bien nos siguen apareciendo vagos personajes lejanos, un tranvía recoge a dos ancianos, por ejemplo, la percepción es que no parecen tan fríos, sino más bien desolados y algo más tristes, quizás no es todo tan ajeno, hay cierto acercamiento y de alguna manera se percibe cierta conexión.

Xavi Rossell

Suite final – parte final

La parte más breve del poemario, sólo tres poemas que siguen la numeración de la parte segunda. Tres poemas intimistas que, a pesar de contar con un , ya esbozado en la parte anterior, que se nos hace ahora más presente y más necesario, no dejan de estar pendientes de la llegada del frío.

Todo es cíclico, parece decirnos, hay un frío que puede llegar a desvanecerse, pero los días grises han de regresar. Se puede huir, pero siempre se acaba por regresar, hasta la próxima huida.

una catarata escupiendo silencios amenaza

en hacernos de hielo

es el invierno aullando todavía lejano sus intenciones

sobre tu nuca

Fragmento Trece

Termina el viaje. El poeta esparce su equipaje en el comedor, pero es consciente de la necesidad de otro cuerpo que cierre la puerta. Probablemente el viaje no ha terminado, probablemente sólo sea una pausa hasta que empiece de nuevo.

Huir es un poemario intenso, profundo y con aroma a sal (a sal en las heridas quizás…). De manera magristal, Xavi Rossell describe estados de soledad, paisajes que comulgan con el espacio interior. Un poemario que nos recuerda el frío, el gris, el vacío, pero con sutiles rayos de luz. Un poco lo que viene siendo el viaje de la vida.

Xavi Rossell, nacido en Badajoz pero residente desde hace años en Tarragona, está estrechamente vinculado al mundo literario. Publicó su primer poemario, La forja del elefante (LeTour ediciones) en el año 2018. Ha formado parte de diversas antologías, sus poemas han sido difundidos en numerosas publicaciones de índole literaria y edita, junto a Leonor López de Carrión, el fanzine literario Cafuné. Huir es su segundo poemario y altamente recomendable. A veces hay que huir para poder volver.