Caroline Laurent Turunc proviene de una familia turca de origen árabe que vive en Antakya, y es la novena hija de esta familia. Completó su educación primaria y secundaria en Antakya. Empezó a escribir a la edad de 15 años. Escribió su primera novela a esa edad. Sin embargo, como resultado de un desafortunado evento, la noche antes de que la novela fuera enviada para su publicación, su hermano mayor y su madre la destrozaron. Aunque este incidente la entristeció, no le impidió volver a escribir en los próximos años. Desde el año 2013 hasta la actualidad ha escrito alrededor de mil poemas. Su obra poética se ha publicado en varias antologías. Ha publicado dos poemarios Entre Oriente y Shamal y Rosa del desierto. Actualmente reside en París.
El Alto Silencio
En este día que hace el día de hoy
Gira el rostro, voltea hacia los meteoritos
Las cartas de suicidio que escribimos
Poemas que alaban la ocupación de la tierra
Dicen que las esperanzas tienen la misma edad que los niños
Sólo tú serás la voz en sus labios
Extiende tus manos, alto silencio
El desafío de los invasores
El final de la noche es el otoño y su madrugada
Que todos los que aman la libertad extiendan sus corazones
La nube que cuelga del mañana pasa lejos de aquí
Miles de héroes anónimos
Arteria de paja de las tierras áridas
Todos los guijarros se desvanecen junto con los recuerdos
A los que insisten en la canción de los pobres
Les quedaron noches agonizantes en las manos
¿Podría el sol nacer de heridas que no se curan?
Mientras que más adelante el sufrimiento hace fluir el pus
Gira el rostro
Antes de que las palomas huyan de sus nidos
No soples las cenizas que el viento no pudo dispersar
No cantes la canción del dolor
Que las sábanas no se conviertan en la soga de los huérfanos
Que las pisadas lejanas no maten.
¡Estoy en Estratos!
Mi corazón sería el esclavo de la piedra de la paciencia
Está colmado de penas
La hoja de ningún árbol
Ningún lápiz hecho de rama es suficiente
Para escribir lo que he pasado
Estoy en capas, mi corazón está exaltado
Con más fuerza nos hundimos y nos multiplicamos
Basta, deja de medir mi paciencia
En mi hay un volcán a punto de explotar
Ve ahora, ve con quien quieras.
No le digo que se quede a quien desea partir, lo sé, esta es la manera
Lo que no piensas es robado a los demás
Pero, para reverdecer las piedras de su propio jardín
No huelas el lirio cuando la rosa está cerca de ti.
No busques el amor con una mula cuando tienes una gacela.
Es la imprudencia la que quema al hombre y no el fuego
Encuentra la culpa en todos, pero se mira a sí mismo como si fuera ciego.
No pienses que la primavera no llegará después que te hayas marchado.
No creas que mi corazón no podrá resistirlo.
Mi piedra de la paciencia no se ha quebrado todavía.
Camino equilibrada en el suelo desde que me apoyo en la planta del pie
Ya dije todo lo que tenía que decir
Borré todo lo que odio.
No me preguntes sobre ti ni sobre los que dejé atrás
Si te hubiese ocurrido a ti estarías más allá de la locura
Estoy triste, herida, estoy dividida entre dos continentes
Por un lado, una tierra estéril, por el otro un mar inmenso.
Ya no te convengo, te adelanto
Si no estás listo para entregar tu alma al ser amado,
No bata sus alas, señor, para amar
No entregues tu cuerpo a la alabanza, guarda tu alma.
Usa el hábito del silencio, no difames a nadie.
No devores cada comida que te llegue.
Recuerda que la vida se trata de mil pruebas
Sin darte cuenta, puedes cometer errores de los que te arrepentirás.
Todo lo que decimos que no pasará, pasa como el agua que fluye.
Beirut
¡Pon tu mano en mi hombro Beirut!
Háblame de la felicidad, lo que pasó me desespera
Rompen el mortero del dolor, lo cuelgan como una oveja
Vamos, despierta…
Si no te levantas, nadie te levantará.
Los oídos no escuchan las quejas de nadie
Levántate con todas las voces
No escuches solo al látigo
Ver que tocan tu cuerpo
Mira, te besan en el cuello
Mira, ellos violan
Los valles de odio están burbujeando
Tu piel respira con dolor
Las mujeres se visten de negro
Ponte alas, Beirut, las sombras me asustan
Mira atrás, el fuego ardiente no es festivo
Cavan cuchillos en la cueva, tejen la red
No te dejes arruinar por el nazismo
No ahuyentes los laureles marchitos
Levántate, no te dejes derrotar
Párate frente al sol y conviértete en el sol
De lo contrario, serás una oveja
Y nadie hablará de tí
Serás un antiguo Beirut en las últimas páginas de la historia.
Traducción por Mariela Cordero.
«Caroline Laurent Turunc proviene de una familia turca de origen árabe que vive en Antakya, y es la novena hija de esta familia.»
Historia con características novelescas. Tuve la posibilidad de leer varios de sus poemas, Beirut me llega muy profundo…la sangre tira!
Los árabes estamos hermanados, no hay distancia que nos separe.
Mis abuelos turcos, mis padres árabes- sirios libaneses-
La traducción excelente! felicitaciones, orgullo de medio oriente en occidente.
Muchas gracias por compartirlo.