Hasta el 21 de febrero tenéis la oportunidad, si vivís en Barcelona, de disfrutar en el CCCB de una selección de la obra de William Kentridge. Exposición comisariada por el director de exposiciones del Eye Filmmuseum de Ámsterdam, Jaap Guldemond.
William Kentridge nació en Johannesburgo, Sudáfrica, en 1955. Es una de las voces de referencia en el arte contemporáneo internacional. Creador polifacético, sus dibujos, películas o producciones teatrales se han presentado en museos e instituciones culturales de todo el mundo.
Podemos ver una selección de tapices de gran formato, la impactante instalación audiovisual More Sweetly Play the Dance y la serie completa de los once cortometrajes de animación Drawings for Projection. El CCCB es el primer lugar en Europa donde se estrena la última película de Kentridge, City Deep.
Drawings for Projection
Tal como explica el catálogo de la exposición, ésta presenta por primera vez la serie completa de once películas de animación Drawings for Projection, una serie que el artista inició en 1989 y que le dio a conocer internacionalmente en el mundo del arte. Kentridge terminó City Deep, el undécimo film del proyecto, durante el confinamiento y puede verse por primera vez en Europa en la muestra del CCCB.
Los once cortometrajes de la serie constituyen una crónica crítica de la historia sudafricana desde el apartheid hasta el presente. Drawings for Projection son piezas realizadas con una artesanal y laboriosa técnica de animación. Kentridge crea dibujos con carboncillo y pastel que modifica borrando, añadiendo y volviendo a trabajar los elementos. Filma cada estadio del proceso y lo modifica continuamente, a veces dejando en la hoja «restos fantasmales» de las marcas previas. Kentridge visualiza, de este modo, el paso del tiempo y la estratificación de la memoria, uno de los temas principales de su obra.
El industrial minero Soho Eckstein y el poeta Felix Teitlebaum son los dos personajes antitéticos que protagonizan la serie.
More Sweetly Play the Dance, friso audiovisual en movimiento
Otra de las obras más representativas del arte y el proceso creativo de William Kentridge que puede verse en la exposición es More Sweetly Play the Dance, un espectacular friso en movimiento de casi cuarenta metros de largo y ocho pantallas donde se evocan las dinámicas de una procesión ritual, de una manifestación de desposeídos, de un flujo de refugiados escapando de una crisis o de una danza medieval de la muerte. Tal y como dice la periodista de La Vanguardia, Teresa Sesé, es un friso en movimiento en el que personajes animados a tamaño real desfilan en procesión tras una banda de música africana. Enfermos atados a un gotero intravenoso y refugiados que soportan todo el peso del mundo sobre sus hombres, seres que arrastran cadáveres, sacerdotes que brincan alegremente, esqueletos asustados en una carretilla empujada por un cojo, plutócratas envarados y mineros exhaustos…hasta que al final una bailarina en zapatillas de punta, Dada Masilo, pone fin al carnaval recordándonos que si bien todos caminamos hacia la muerte, bailar nos hace sentir vivos. El mensaje, en tiempos de coronavirus, resuena extrañamente conmovedor y reconfortante.
El universo creativo de Kentridge en dibujos y tapices de gran formato
La guía que nos presenta la exposición de forma magnífica, nos explica que en «William Kentridge. Lo que no está dibujado» también podemos ver siete dibujos en papel que atestiguan el laborioso proceso creativo de las películas de Drawings for Projection y una selección de nueve tapices de gran formato, que el artista realiza en colaboración con el Stephens Tapestry Studio de Johanesburgo, taller local que da trabajo a mujeres de la zona.
Los tapices presentan siluetas oscuras, figuras muy identificables que van apareciendo a lo largo de la obra de Kentridge. Muestran imágenes de personas que llevan cargas (refugiados, manifestantes, peregrinos), que para el autor simbolizan las crisis, las guerras y los problemas que asolan Sudáfrica y el resto del mundo.
Es interesante darse cuenta que las creaciones de William Kentridge hacen referencia a Johannesburgo, a la historia de Sudáfrica y el apartheid, pero, sobre todo, desde el punto de vista del blanco privilegiado, hijo de uno de los abogados de Mandela y Biko, que no intenta dar lecciones de nada ni ponerse en la piel de los desfavorecidos. Sus obras tocan cuestiones universales: la naturaleza de las relaciones humanas, la memoria, la dominación y la culpa o la disección del poder.
«William Kentridge. Lo que no está dibujado» es una adaptación ampliada de las exposiciones «William Kentridge – If We Ever Get to Heaven» (2015) y «William Kentridge: Ten Drawings for Projection» (2019), diseñadas y presentadas en el Eye Filmmuseum (Ámsterdam) y comisariadas por su director de exposiciones Jaap Guldemond, con la colaboración de Marente Bloemheuvel.
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