María Zambrano Alarcón (Vélez-Málaga, Málaga, 22 de abril de 1904 – Madrid, 6 de febrero de 1991) fue una intelectual, filósofa y ensayista española Su extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, tras un largo exilio. Ya anciana, recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.

«(…)Yo no sabía

que una persona pudiera ser así,

al modo de la música,

que posee porque penetra

mientras se desprende de su fuente,

también en una herida.

Se abre la música sólo en algunos lugares

inesperadamente, cuando errante el alma sola,

se siente desfallecer sin dueño.

En esta soledad nadie aparece,

nadie aparecía cuando me asenté en mi soledad última;

el amado sin nombre siquiera.

Alguien me había enamorado allá en la noche,

en una noche sola, en una única noche hasta el alba.

Nunca más apareció. Ya nadie más pudo encontrarme.»

DELIRIO INCRÉDULO

«Bajo la flor, la rama;

sobre la flor, la estrella;

bajo la estrella, el viento.

¿Y más allá?

Más allá, ¿no recuerdas?, sólo la nada.

La nada, óyelo bien, mi alma:

duérmete, aduérmete en la nada.

Si pudiera, pero hundirme…

Ceniza de aquel fuego, oquedad,

agua espesa y amarga:

el llanto hecho sudor;

la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.

Y la carga vacía de un corazón sin marcha.

¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.

Y que no lo recuerdes. Era tu gloria.

Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha

en el soplo de tu aliento.

Mira en tu pupila misma dentro,

en ese fuego que te abrasa, luz y agua.

Mas no puedo.

Ojos y oídos son ventanas.

Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;

no llego hasta la Nada.»

EL AGUA ENSIMISMADA

«El agua ensimismada,

¿piensa o sueña?

El árbol que se inclina buscando sus raíces,

el horizonte,

ese fuego intocado,

¿se piensan o se sueñan?

El mármol fue ave alguna vez;

el oro llama;

el cristal, aire o lágrima.

¿Lloran su perdido aliento?

¿Acaso son memoria de sí mismos

y detenidos se contemplan ya para siempre?

Si tú me miras, ¿qué queda?”