Cueva de Thánatos hace pensar inevitablemente en la muerte; Thátanos, dios griego de la muerte no violenta. Y a medida que me he ido adentrando en el poemario de Carmen, me he dado cuenta que, en cierto modo, podría ser un camino a la cueva de Thánatos.

Es un gran pequeño poemario que contiene poemas y pequeños retales de textos en prosa, que destacan por su profundidad. De hecho, me atrevería a decir que es un libro emocionalmente reflexivo.

En esas letras encuentro el análisis emocional del dolor, a través de la voz de una mujer profundamente herida, pero que ha aprendido a convivir con esas heridas. Con cierta inquietud desconcertada, (que vemos en las numerosas y acertadas preguntas sin respuesta que pueblan el poemario), con la aceptación del camino que le toca recorrer; podrían ser las limitaciones humanas ante la fuerza de los sentimientos y los recuerdos, y esas limitaciones nos llevan a aceptar ese dolor, pero casi por obligación, con cierta resistencia que se canaliza a través de estos textos y poemas.

La memoria es un notario implacable que recuerda fechas, sentimientos, aconteceres…

-Nos resistimos

Como reza este verso del poema Nos resistimos, no podemos huir de lo que nos configura, de lo que puebla nuestra casa, la memoria, los recuerdos… siempre aparecen en algún momento.

Cueva de Thántos, Carmen Pérez-Seoane Cullen

En el poemario de Carmen se nos hacen muy patentes el desamor, la ausencia, y los recuerdos o el olvido, y en cierta manera están asociados a la muerte; caer en el desamor es como ir lentamente hacia una muerte tranquila, aceptada, resignada:

desamorada me voy por el camino del morir

-Desamor

Me parece maravillosa la manera en que Carmen profundiza en el dolor y los sentimientos; como desgrana esas emociones para hacerlas llegar más allá de nuestros ojos; sentimos el dolor, sentimos el desconcierto, sentimos el miedo, sentimos la pena. La conexión que se crea entre los poemas y el lector es impresionante, gracias a la intensidad de los versos, a la austeridad de sus palabras, que lejos de sonar rimbombantes, son directas, claras, transparentes.

Esta idea la veo reflejada magistralmente en los versos finales de Hipótesis:

Cuando vuestros bisturíes

hayan diseccionado la vida

tendréis en vuestras manos el enigma

que nos hizo vivir

¿Con qué sustituiréis la vida?

Una lee estos versos e inevitablemente siente ese temblor frío mezcla de miedo y realidad, y se da cuenta que este poemario está lleno de sentimientos que son verdades, y quizás por ello es capaz de atravesarnos de esta manera.

Carmen, en este poemario, nos muestra la madurez y la profundidad de sus letras. El arte de saber plasmar y traspasar emociones, heridas; una manera de afrontar la vida.

El claro poder de los sentimientos, la firmeza humana que a menudo por ello se debilita, la vulnerabilidad para vencer las emociones y, a su vez, la fortaleza de enfrentarse a ellas con aceptación.

Quisiera terminar esta reseña con el poema Tristura. Quizás no sea el poema que resumiría toda la temática de todo el libro, pero creo que es una clara muestra de la intensidad, la profundidad y la belleza que sí son un resumen de Cueva de Thánatos.

Ya no me siento yo:

me sientes tú

¿por qué nacemos de dar muerte

a quién nos engendró?

Inexperto cirujano

que rajo al mundo

este hoy

en un doloroso parto

con el pasado:

sólo se hace el futuro

sobre el cadáver del presente:

no hay espejo

que no refleje

pasado o futuro

Presente inexistente

de recuerdos

configurado

de premoniciones

que buscan como intérpretes

al protagonista

que vivió la relación

que ahora autoriza

cuando el latido seco

entona la queumbre

de una tristura

de deshamor

hecha

voz

Carmen Pérez-Seoane Cullen es una gran pintora consagrada y amante de la cultura. Natural de Vitoria, estudió Bellas Artes en Madrid. Algunas de sus obras han sido la portada de sus libros. Cueva de Thánatos es el sexto libro que publica con la editorial Opera Prima.