Felipe Ezeiza (Los Teques, Venezuela, 1999). Integrante del grupo Habitantes de la Calima. Ha diseñado y aplicado talleres de escritura creativa enfocados en la construcción de bestiarios, y haikú. Mención publicación en el 6to y 7mo concurso nacional de poesía joven Rafael Cadenas. Ganador del 6to concurso de poesía Descubriendo Poetas. Ganador del 5to concurso nacional de poesía joven Hugo Fernández Oviol. Mención honorifica en la primera edición del Premio internacional de poesía Bruno Corona Petit, y ganador en su segunda edición. Ha publicado Osario (Ediciones Petalurgia, 2022), y Bestiario del viento (Buscadores de libros, 2022).
Epitafio
Liviano
para acariciarnos
a través de la llovizna.
El hombre del trono de hueso
El resplandor que guía la historia de nuestra vida
no alcanzó lo alto de sus copas
qué solitario animal
se posa en este árbol antiguo y seco
del que arrancamos la corteza en el final del páramo
mascamos sus raíces para extraer
todo el amargo de la existencia
intranquilos
barrancos amarillos y sonoros
de íntima tristeza
ramas osificadas que no dan frutos
que no dan sombra ni flores
un árbol nada más
aún crecen sus cabellos
supremo de fragilidad
canta en secreto
una voz
tal vez un coro de gargantas iridiscentes
vibran
tan livianas
en el fondo de la tierra
como una herida
oculta en una bandada de pájaros
¿los oyes?
estos son los latidos de mis ancestros.
Pluma negra / arte poética
El lenguaje
nace de la carencia
en el camino
algún ser alado
lo bautiza
emerge de las sombras
en los solares de la niñez
nos atrapa
y así
curtido por el hastío
como un verso de Drummond de Andrade
cruza los lindes del pensamiento
toma posesión de los símbolos
apresura el alcance de su melodía
limpia de la pipa la sangre de un faro
por supuesto
ante la primera imagen de tormenta
la agudeza despliega su sed
gallo contrahecho
torcido desde la médula en una nueva figura
para que el trazo diga más
el lenguaje
nos da pistas para aprender a morir
maleable cargado de instinto huidizo
aconseja:
escribe pero no te quedes solo
pues
escaso
el lenguaje
murmura y murmura hasta pudrirse.
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