Si tuviera que definir en pocas palabras este nuevo poemario de José Siles diría que es crudo, abierto y real.
Se abre entre las manos como un baile entre la memoria y el olvido, donde se abren distintos cajoncitos de recuerdos, entremezclándose con emociones presentes, con la evocación y el recuerdo como base de los poemas.
Esto hace que inevitablemente el poemario adquiera un aire confesional, íntimo y privado en el que se desgranan emociones de ahora junto con las de ayer. Por consiguiente, me atrevería a decir que es un poemario, como el título indica, desamparado; un poemario lleno de cicatrices que nacen de ese olvido.
Según dice Nietzsche
El olvido es justo y necesario
pero condena las cicatrices
a la nada
a esa tierra baldía
donde los recuerdos fueron expulsados
en aras del establecimiento
de una dictadura feliz e intratable:
la del paraíso de las conciencias ingrávidas.
Fragmento de Bellas Cicatrices
Es un poemario complejo que hace reflexionar en cada uno de los poemas, acerca de la vida y los sentimientos, pasando por los recuerdos, el deseo, el anhelo y la vida más primaria de las personas.
Un poemario crudo, desnudo y profundo, que arraiga en la memoria y, partiendo de ahí, analiza y expone las contradicciones a la que el humano suele estar sometido, resultando un poemario duro y herido, intenso y a veces doloroso, pero muy real.
Taciturnos e inconfesables deseos ocupan los áticos
erigidos en verticales ebriedades
desde las simas de tu alma, que aun impura,
te incomoda despertando remordimientos
y vaticinando tiempos de oscuras penitencias.
-Fragmento de La inapetencia del deseo.
Osaría decir que el alma y sus caminos inescrutables es la protagonista del poemario; ya dicen que la palabra del alma es la memoria, y por ahí nos lleva José, a través de una memoria clara, contrapuesta con un presente duro y difícil, a veces roto, donde incluso la crueldad parece ser el estandarte de los días.
También encontramos la parte humana más pura, la esencia más animal, esa parte de nosotros que, sin florituras ni adornos, que cruda y desnuda se aparece, mostrando cierta vulnerabilidad, e incluso un sutil velo de resignación, porque así somos, así nos hemos hecho. Vemos la parte más humana, con esos tabúes en flor que son parte de nuestras vidas.
Y desde ese viaje por la memoria, se abren ante nosotros transparentes, puros e insalvables.
¿Quién busca certezas
observando la secular podredumbre
que nos revela el final de nuestro origen?
¿Quién bebe a deshoras
buscando las estrellas perdidas
que se parapetan tras un sol resplandeciente?
-Fragmento de la indigesta saciedad de la certidumbre
A mí, y es una opinión personal, me hace sentir que el poemario está herido que muestra una realidad oscura. Y es muy probable que con esta reseña no sea del todo justa con el poemario de José Siles; es un poemario que me parece muy profundo, que precisa de diversas lecturas para poder leerlo de verdad. Un poemario intenso y muy maduro, que muestra (y demuestra) cómo la memoria y los recuerdos pueden enfrentarse en una eterna paradoja al ahora, a través de nosotros mismos.
Un poemario que me atrevería a calificar “Poemario de culto” y a la que os invito a entrar, porque abre los ojos, el cuerpo y la mente y, a mí parece, quizás nos hace un poquito más humanos, nos regresa a esa “casa deshabitada” que abre y cierra el poemario, porque al final, la esencia de lo que somos, y de lo que hemos sido, no es más que un tabú en flor desamparado.
José Siles es catedrático de la Universidad de Alicante, que tiene varios libros de relatos y novelas publicados, habiendo sido algunos de ellos galardonados en diversos certámenes literarios, como La última noche de Erik Bicarbonato, Premio de novela Iruñe Bake). Igualmente, tiene también diversos poemarios publicados, siendo este el más reciente, editado por Verbum, 2022.
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