Ninfa Monasterios. Nace en Maracay, Aragua, Venezuela (1965) Ingeniera agrónoma (UCV) y especialista en trabajo social (UDO-Cuba) Escritora de poesía, cuentos y artículos de opinión. Tallerista y promotora cultural de la poesía. Ha publicado sus poemas en diversos espacios virtuales y en periódicos impresos. Ha participado en varias antologías y ha publicado un libro «Sin mayores pretensiones, como ramito de orégano en flor». Obtuvo el segundo lugar en el concurso Vida y poesía del Ministerio del Poder Popular para el ecosocialismo (2022). Actualmente, prepara los materiales para dos textos propios y una antología. Es parte del equipo aragüeño de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla

Desde la ventana

Transeúnte al igual que tanta gente,
a la caza de un asiento con ventana,
de un espacio en el autobús
que permita divisar a la ciudad en su locura.
Mujeres cansadas, agobiadas.
Hombres sudados, pensativos.
Todas y todos, esclavizados por la rutina.
Ir y venir de pasos en penitencia.

Veo nuestros zapatos,
algunos sucios, llenos de barro.
Otros lustrosos, como de estreno.
Y sin embargo, tan tristes todos.

También veo los rostros.
Algunos -los más- abotagados
Otros, maquillados para parecer que no
Pero todos, rostros asalariados.

Suben y bajan esperanzas y tristezas.
Entran y salen victorias y derrotas.
Todo cabe en ese laberinto con ruedas.
Todo sucede en sus entrañas.

Desde una ventana contigua
una mano lanza un papel al suelo.
Otra dice adiós a algún rostro conocido.
Las demás se sostienen, al borde del olvido.

Una y otra vez, se detiene el carromato.
Viaje intermitente, vacilante hacia el destino.
Un querer y no querer llegar al otro espacio de rutinas.
Paradas, viajantes, dinero, pasaje.

Mientras, la vida se hace larga, detenida.
Apretujado resabio de calamidades compartidas
Roces y contrarroces
Resuellos y despedidas,

¡En la parada por favor!

*

Ellas no vuelven. No.
Se convierten en lágrimas profundas
en rabia mal contenida
en junturas de dolor para el reclamo
en trazos rotos, de tinta insolente, sobre paredes blancas

Ellas no vuelven
Nos dejan un vacío insondable
un dolor, tallado a sangre y fuego
una tristeza, que no paraliza, impulsa
un mensaje de auxilio, por todas las demás
una denuncia contra un sistema, que nos mata, por mujeres

Ellas
Ellas, no vuelven.


Pantera negra

Transita a la vera de las calzadas
Pantera negra
Pasos sigilosos, precavidos
De huella oscura
Historia de sangre, piel y tormento
Mirada altiva
Orgullo filoso en la mano bandera
Pecho expandido
Juntura de gritos, sudores y rabias
Dolor emotivo
Sueños firmes, colectivos, precisos
Herencia profunda
Renacer de luchas, cantos y arengas
De pueblo herido.

Agradecimiento especial a la poeta Carmen Virginia Rodríguez por compartir los textos.


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