Lo primero que puedo decir de este poemario es que es realmente sorprendente. José Siles se desmarca de la armonía de la rima clásica y se adentra en el mundo de la poesía libre y con cierto aire vanguardista, invitándonos a recorrer un camino intelectual y estético que nos lleva hacia las raíces de nuestra existencia, usando la vanguardia y la originalidad como un cuchillo que se dispone a abrir en canal nuestra historia, nuestra existencia y nuestro hacer.

Adentrándonos en el poemario, se hace casi inevitable acordarse de la conocida teoría de McKenna, El mono dopado, donde se dice, a grandes rasgos, que el paso hacia el Homo Sapiens se dio debido a unos hongos.

El poemario está estructurado en cinco partes, de las cuales hablaremos un poquito aquí, pero un poquito, porque considero que este libro hay que leerlo no una vez, sino dos como mínimo, con la mente abierta y dispuesto a preguntarse sobre el camino de la humanidad en el mundo. Estas cinco partes huyen de la belleza efímera y se centran en ese espejo que muestra la cruda realidad, transitando desde lo más primitivo a una sátira afilada y aguda de la sociedad actual.

Espejo de monos alumbrados.

Cogiendo como tema central la evolución del primate a ser humano consciente, del árbol al bipedismo, el mono alumbrado aparece como la figura central, influenciado por substancias externas (como declara la teoría de Mckenna) que se hacen parte indispensable en esa evolución.

Estos monos colocados

se hicieron notar,

alcanzando cierta fama por la intensidad dramática

de sus trascendentes trances,

siempre trotando alrededor de la pira,

hartos de setas y aullando mantras,

como lobos enrabietados.

Es palpable el tono filosófico en estos versos, donde abundan las preguntas indirectas sobre esa “luz” que alumbra a los monos, que los ilumina y no somos capaces de afirmar si esa luz es un logro, un pedacito de fortuna, o más bien una condena.

Manadero de místicos mántricos

Se me antoja como la parte más oscura y profunda del poemario. Es como si el individuo estuviera como atrapado entre la lucidez y el desvarío, la trascendencia frente a la inevitable finitud. Son poemas que podría reflejar el ritmo de la vida actual, como acelerado, como ligeramente caótico, oscuro y a veces imprevisible.

Sigo percibiendo la crítica social, quizás un poco menos obvia y más inteligente

en esa vida anonadada,

donde reposa sin descanso

y en vilo de relapso perpetuo

el alma de un cuerpo de mujer

quemado vivo ante un público expectante.

Todo ello regado con cierto aire de desamparo existencial, como si esa evolución de la que hablaba en los anteriores poemas fuera un paso al caos, mostrando que luz, quizás, sí era más una condena que una suerte.

Griegos, si aún recordarais algo de lo que fuisteis: ¡saltad!

Aparece algunos de los grandes temas poéticos, como el tiempo y, sobretodo, la muerte. La vida persiste en el paso del tiempo, a pesar de las oscuridades, de la búsqueda incesante de una verdad que quizás ni siquiera existe o, si existe, se nos muestra como confusa y ligeramente delirante.

Hay cierto aroma a bajeza humana que se planta ante nuestros ojos casi haciendo daño, incomodándonos y haciéndonos enfrentar con lo que realmente somos.

Mis ojos, asomándose sin recelo

a los ventanales que se abren al infinito inédito

donde estuvimos, estamos o estaremos alguna vez,

contemplan las lejanías inclasificables,

remotos horizontes donde los dogmas

que aún ningún profeta ha escrito

se desvanecen antes de nacer.

Sinfonía de hachas y hogueras: versos de alumbrados ajusticiados.

Quizás esta sea la parte más cruel o más violenta del poemario. Seres alumbrados son ajusticiados ante la irracionalidad. Una vez más veo entre líneas que la luz deviene condena antes que fortuna.

Es necesaria una verdad, pero tiene porqué ser la verdad más pura, sino aquella más imprevisible, la que refleja el espejo. La lucidez frente al desvarío, las hachas como armas para destrozar esos espejos y romper con esa “verdad” mediante la reflexión que despiertan estos versos.

Ahora, en el siglo del posmodernismo,

el ajusticiamiento público y ejemplarizante

de las brujas, mujeres sabias del siglo XXI,

no ha cambiado de causa:

purificarlas

de su delictivo conocimiento.

Tomando ron bajo las estrellas en la popa del Líricus

Vendría a ser un cierre o conclusión del viaje filosófico y satírico al que el autor nos ha sometido.

Aparecen sutilmente los espejos y los espejismos, como un cierre cíclico que nunca acaba de cerrar. La humanidad sigue su camino y vuelve a su inicio, una involución vestida de evolución

La búsqueda incesante de la verdad y de los orígenes puede llevarnos a ver la luz o condenarnos por ella.

Desde tiempos inmemoriales, esta fascinación ha orientado

al bicho bípedo impulsándolo, cada noche,

a mirar más allá de lo común que tienen las estrellas

elaborando fábulas, mitos y religiones

para concebir fenómenos inasimilables.

Es un poemario que, de la mano de decenas de personajes históricos, nos lleva de la mano por nuestro propio camino; desde los primates hasta los humanos racionales, mostrando la parte más oscura, que nunca cambia. Logra conectar el pasado evolutivo de la humanidad con un presente poético cargado de preguntas indirectas que no nos dejan huir por atajos, que nos hacen seguir el camino que el autor propone, para darse de bruces con lo que en realidad es el ser humano.

Este poemario no solo se lee; se nos incrusta en la piel como una pregunta incómoda sobre quiénes somos realmente. Eso sin deslucir la clara sátira social que destilan estos versos, mostrando la autodestrucción propia del humano, la hipocresía, la ceguera voluntaria, que nos hacen preguntarnos si nuestro comportamiento realmente es civilizado y racional, o simplemente es una pureza primitiva con diferentes trajes.

Es un poemario que logra mantener al lector y su mente abiertos y activos, usando un lenguaje científico, referencias históricas, y la libertad que otorga el verso libre, junto con tintes de poesía vanguardista; implica al lector en todos y cada uno de los poemas, atrapándolo y no dejándole escapar.

Ciertamente, no es un libro fácil, precisa de diversas lecturas y, como hemos dicho, de una mente despierta y preparada para afrontar diversas verdades que pueden parecer incómodas. Es sacar toda la paja y los distintos embellecedores de la humanidad, para quedarse con la parte más primitiva y pura.