Mark L. Levinson (1948) nació cerca de Boston, Massachusetts, y se mudó a Israel en 1970. Es poeta, escritor y traductor. Se ha desempeñado principalmente como escritor de material instructivo y promocional para compañías de software, y más recientemente como traductor del hebreo al inglés. Sus poemas, artículos de opinión y otros escritos han sido publicados en Israel, y ocasionalmente en otros lugares.
Ajo
Al principio estaba la naranja,
perdida en el borde del árbol, una naranja sin cosechar
y más allá nada más que la luna.
Por la noche la naranja practicaba tonalidades de gris,
protuberancias sombrías, y finalmente rostros,
bajo la agotadora instrucción de la luna
hasta que los segmentos debajo de su cáscara
se endurecieron y prestaron su forma al exterior
como músculos, lunas crecientes en la piel nacarada,
y entonces la antigua naranja,
se encogió, arremetió contra la tierra no resistente
y, una vez dentro, alzó un periscopio
de verdor dúctil, para que hoy el sol
de nuevas instrucciones a un tallo de ajo.
– Publicado en The Last Stanza (Stanzaviv, 2011)
Alcanzando el pasado
No compres la leche de la parte delantera de la estantería.
El frente es para lo que o se vende hoy o se estropea.
Es en la parte de atrás donde se encuentran las cosas frescas.
No compres el bote de desodorante que está al frente.
Alcanza un bote por encima de los clientes
no sea que tomes el de muestra.
No bebas el agua hasta dejarla correr un rato
o beberás óxido. Toma cualquier carta
de las que el mago te extiende
excepto las últimas cartas y las intermedias,
y no compres el boleto de lotería que está más expuesto.
No vivas donde el nacimiento te hizo predecible.
En otro lugar tienes la oportunidad de flanquear
la versión local de la preparación.
Regreso
Mi abuela inclinó la cabeza hacia mí
con sus rizos grises de Anita la huerfanita, bajando
la voz, me dijo «La suerte lo es todo».
Le dije que pensaba que la preparación era todo.
En la escuela lo era, y la suerte era impotente:
Los proyectos programados de antemano avanzaron en el
calendario, pruebas demostraron lo que buscaban probar.
En el próximo siglo, cuando vuelvan las guerras, veo
al Rey Suerte condenando a algunos, perdonando a otros,
y mi abuela trabaja en lo alto
con las otras dogmáticas damas que
componen los días variados como boletines informativos.
A veces, cuando mi propia fecha límite me presiona,
ella me susurra una palabra antigua pero todavía aprovechable.
Traducción: Mariela Cordero.
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