Podría definir la poesía  de Rafael Sánchez como una suave melodía que resbala sobre las paredes del alma y se hace nota fuera de las líneas de un pentagrama. Su estilo destaca por el orden de las rimas sostenidas, convertidas en bellas sinfonías, desprendiendo un perfume natural e impregnado de matices y pinceladas de vida.

Son poemas compuestos con frecuencia de dos estrofas, dos movimientos –adagio, allegro o andante– que finalizan siempre con una coda, entrecomillada, que enfatiza el mensaje que el autor quiere transmitirnos.

TE HE BUSCADO CORAZÓN…

Te he buscado, corazón,
por desiertos infernales,
y he mirado al infinito
desde el fondo de los valles,
he seguido las estelas
y canciones de juglares
y hasta en noches muy sombrías
he mirado en los portales,
y no estabas, no te he visto,
ni en el fondo de los mares,
ni en la pluma del poeta
ni en sus labios tan amables;
quizás puede que estuvieras
y no viera tus cristales
donde, en ellos, los latidos
rezumaban tanta sangre…

Te he buscado, corazón,
cada día y cada tarde,
en las sombras de la noche
y en el alba cuando sale,
y aquí sigo yo esperando
el latido que renace,
de ese verso tembloroso
prisionero en una cárcel,
y te espero corazón
mientras bebo de este cáliz
y contemplo la distancia
de algún puente insobornable,
pero un día, (no sé cuándo),
sentiré de ti el mensaje,
la llamada seductora
con tu voz, tierna y amable…

«…Te he buscado, corazón,
y te busco para darte,
la caricia de las olas
y su luz, en este instante…»

ES POSIBLE…

Es posible que la vida
nos otorgue sufrimientos,
decepciones, amarguras
como muestra del infierno,
y si ocurre lo antedicho,
¿qué nos queda como premio?,
¿la esperanza del mañana
y penumbras de los ciegos?,
yo no tengo la respuestas
aunque sí sé lo que quiero,
un paseo por las nubes
de tu mano, en mi velero,
y si acaso no te gusta,
ese viaje y el paseo,
bajaremos a los campos
a embriagarnos de sus versos.

Es posible que las aguas
te devuelvan mil reflejos,
pero aquellos que tú buscas
ya los tienes en el pecho.
Son susurros de la vida,
es la brisa y es el viento,
la canción de las cigarras
y el paseo de los elfos.
Bella niña, no lo dudes,
tienes vida y tienes tiempo,
y por eso no lo pienses
pues tu vida es todo esto:
los suspiros de los ríos,
las legañas de los cielos,
y el candor de cada día
que te llama con sus besos.

«…Es posible que en tus ojos,
se refleje lo que siento
y te hable sin palabras
con el roce de mis dedos…»

En sus versos es habitual sentir el balanceo del columpio invitándonos a echar la vista atrás y volver los pasos sobre el rubor y las  tiernas sonrisas de la infancia.

BENDITA LA INOCENCIA…

Bendita la inocencia de los niños
que viven y disfrutan de los sueños
yo quiero disfrutar de esa utopía
y ser un niño más en este invierno,
las flores se marchitan en otoño,
y sienten los rigores de los vientos,
la lluvia y las heladas las castigan
y acaban en alfombras por los suelos,
por eso me consuela que en la infancia
los niños son felices en su tiempo,
los ratos en que juegan a ser niños
y en otros en que estudian muy despiertos,
bendita esa inocencia que proclaman
y el halo que destilan en los versos,
los niños son el alma de la vida
que inundan a los ojos con recuerdos…

«…Seamos como niños, simplemente,
busquemos las caricias y los besos,
seguro que al final de cada día
también en su inocencia dormiremos…»

PREGÚNTALE A LAS ESTRELLAS…

Pregúntale a las estrellas
que tiene el niño en el alma,
y es posible que te digan
que es el fruto de la infancia,
todo aquello que recogen
y que dentro de sí guardan,
los instantes y segundos
con la calma y marejada,
que la vida nos entrega
y que el tiempo con su vara,
nos regala y administra
hasta el día en que reclama,
pero el momento que digo
está lejos su distancia
como el tren con sus vagones
que llegará a la parada…

Pregúntale a las estrellas
dónde está el bosque y la magia,
que contaban los relatos
y leyendas de las hadas,
porque los niños le buscan
en las tardes que se pasan,
y en las mañanas del cole
a través de las ventanas,
es fácil que el roble viva
rodeado de las hayas,
y los castaños florezcan
entre abetos y entre jaras,
y puede que entre los troncos
exista ya la cabaña
de los enanos del cuento
esperando su llegada…

«…Pregúntale a las estrellas,
marinero, por tu barca,
ya que tienes que remar
y conseguir tu soldada…»

Sus versos cayendo en cascada nos  regalan  paisajes llenos de sonidos, aromas y colores. Desde el mar hasta todas las tonalidades que pueda imaginar el cielo… Todo un horizonte de ilustraciones decoran la poesía de este poeta.

EN LOS CAMPOS VERDES…

En los campos verdes
que están en mi aldea
se observa a las vacas
que en ellos sestean,
también hay casonas
y muchas dispersas,
con cuadras adjuntas
y algunas con huertas,
en esos tejados
se ven chimeneas,
que mandan al cielo
cenizas de leña,
y así son los campos
que hechizan mis letras,
y el verde sublime
que inunda mi tierra…

Parece que es magia
abrir estas puertas
y ver tras las mismas
la verde floresta,
rincones perdidos
y llenos de juerga,
que guardan sonrisas,
sudores y penas,
y en esta campiña
nacieron estrellas
de fuentes ocultas
en grutas y cuevas,
surgieron en versos
de muchos poetas,
que fueron su norte
bebiendo su néctar…

«…Por los campos verdes
la brisa se cuela,
dejando recuerdos
que van a mi oreja…»

UN ÁRBOL SE NOS MUERE…

Un árbol se nos muere
en medio de este campo,
sus ramas hoy vacías
mil frutos nos brindaron;
recuerdo las manzanas
con un sabor amargo,
preludio de la sidra
brindada con el vaso,
recuerdo que de niño
buscaba este manzano,
subiendo por sus ramas
muy ágil, como un gato,
pero ahora, en el otoño,
es justo lo contrario,
las ramas ya se doblan
sin frutos y con daño.

Un árbol se nos muere
y no quiero llorarlo,
prefiero su recuerdo
al paso de los años,
y vivo aquel instante
de siega, en el verano,
la sed nos acuciaba
los cuerpos muy sudados,
y al árbol acudíamos
tal vez, de rato en rato,
su sombra refrescaba
lo cual era un milagro,
los dedos, temblorosos,
hurgaban por el alto
buscando entre las ramas
el fruto tan preciado.

«…Un árbol se nos muere
y quiero denunciarlo,
se va con él la vida
y un verso inacabado..

Sin dejar de lado el olor a madera vieja y el humo saliendo de la chimenea, la nostalgia se vuelve verso, la bruma se vuelve tinta… Y en su pluma, pinceladas de recuerdos .

YO NO QUIERO A LA NIEBLA…

Yo no quiero a la niebla en el alma
ni tampoco sus labios resecos,
ya que siento la sed en los labios
y una llama que quema mi pecho
es por eso que busco en la tarde
una luz que me lleve hasta el puerto
allí esperan hambrientas gaviotas
desperdicios de pesca y anzuelos,
una sombra se acerca a la barca,
un altivo y precoz marinero,
en los ojos hay cierta nostalgia
y en su boca la pipa de enebro,
me estremezco al mirarle en la noche
y no sé, soledad, lo que siento,
una angustia que sale y me atrapa,
un dolor impaciente en los huesos…

Yo no quiero sembrar la discordia
escribiendo poemas y versos,
pues quisiera el descanso del día
a través de la pluma y mis dedos,
y es por ello que busco en la noche
los colores tan grises y negros
penetrando en la densa cortina
y llegando al ciprés de los muertos,
no me asustan abrazos silentes
ni el sutil embarazo del miedo,
aunque trote la sangre en las venas
y mis ojos anhelen el fuego,
notaré los aullidos del lobo,
en el grito furioso y tan seco,
que desgranan mezquinas gargantas
reclamando la luz de los ciegos…

«…Yo quisiera que tú me miraras
y volvieras conmigo, un momento,
a los tiempos de ayer que pasamos,
entre risas, caricias y sueños…»

ERA UNA CASA VACÍA…

Era una casa vacía
con ventanas entornadas,
chimenea en el tejado
y la puerta con su aldaba,
me venía a los recuerdos
la figura y la fachada,
de la casa que ahora cito
con saudades de una infancia,
porque en ella vine al mundo
una fecha ya lejana
a crecer entre mayores
y a comer lo que se daba,
fueron tiempos de galernas
y vivir con mucha falta,
aunque entonces los suspiros
daban paso a la esperanza…

Pasó el tiempo y media vida,
juvenil y enamorada,
y cambiamos a la aldea
por diversas circunstancias,
traspasamos los desvanes
con hollines y su magia
y con ellos la alegría
de los cuentos de las hadas,
los cambiamos por paredes
de edificios y sin gracia,
en las villas y ciudades
del trabajo y las migajas,
y perdimos el encanto
y el embrujo, por nostalgias,
que quedaron, cual retales,
en el fondo de las almas…

«…Y de la casa vacía
que reclama la mirada,
hoy recuerdo, como siempre,
los rescoldos de una llama,
una mano enfebrecida
con la rosa solitaria,
y un suspiro entre los labios
por la infancia ya lejana…»

MARCHARÉ DE NUEVO…

Marcharé de nuevo
a buscar la calma,
a sentir el frío
de la fuerte helada,
y tendré el recado
que la tierra manda,
ese escalofrío
que mi pecho clama,
y estaré despierto,
quizás en la playa
o puede que cerca,
durmiendo en la cama,
pero no me importa
oír sin palabras,
la voz del destino
que llega y se marcha,
la voz de los sueños
cubiertos de algas
y aquellas guitarras
un tanto calladas…

Bogaré, sin prisas,
en la vieja barca,
hundiendo los remos
en las verdes aguas,
y si acaso dudo
buscaré el mañana
la nube sombría
y quizás dorada, 
buscaré, te digo,
a la luna casta
que sale en el cielo
a cantar sus nanas
y si acaso veo
una rosa blanca,
burlaré su espino
para así robarla,
y será mi premio, 
mi pequeña maga,
para ti la rosa,
lunita de plata… 

«…Marcharé sin rumbo
a buscar el alba,
a sentir tus besos
mi canija amada…»

En sus letras también podemos apreciar un corazón de guerrero donde, entre hálitos de tristeza y gritos  de indignación,  el poeta lanza su armadura al viento y desnuda su sentir dejando patente su disconformidad e incomprensión frente a un mundo quebrado e injusto .

LLUEVE EN LOS OJOS DEL CIELO…

Llueve en los ojos del cielo
y también en las estrellas,
y hasta los ángeles lloran
por lo que pasa en la tierra,
y es que los hombres, sin norte,
siguen buscando riquezas
en los bolsillos hermanos
sin entender sus problemas,
puede que un día se asusten
al ver su sombra en las puertas,
donde otras sombras feroces
forman sutiles tinieblas,
así sabrán que la lluvia
es necesaria y concreta,
se necesita en los campos
para regar a las huertas…

Llueve en los ojos del niño
con sus finísimas perlas,
que van robando sonrisas
y mil caricias concretas,
así se pasa el invierno
con días grises y nieblas,
y sigue marzo avanzando
para atraer primaveras,
y llegan, sí, no lo dudes,
aun superando galernas,
tiemblan los ojos divinos
con infantil sutileza
de quién perdió la batalla
sin acudir a la guerra…

«…Llueve en los ojos del hombre
mientras escribe un poema,
porque sus versos suspiran
al describir tanta pena

ME CANSO DE ESCUCHAR…

Me canso de escuchar las tonterías
de vagos, pedagogos y de listos,
proclaman anatemas sin reparo
y siguen, sin reparo, su camino,
lo cierto es que «preclaras eminencias»
acerban su pasión en los sentidos,
y el odio que destila su garganta
no tiene contrapeso en otro sitio,
los vemos en la prensa y en la tele,
arengan a las masas, sin cilicio,
lo hacen con palabras seductoras
que emiten las culebras con estilo,
y el hombre que precisa de esperanza
se agarra a ese mensaje tan bonito,
le sigue y le proclama con su ejemplo
llegando hasta las puertas del Olimpo…

Un día el «lenguaraz» mete la pata
y puede que sus manos y el hocico,
saliendo con el rabo entre las piernas
y alguna quemadura por su ombligo,
y entonces el oyente «papamoscas»
se queda sumamente confundido,
sus ojos se despiertan muy cansados
y ve la realidad como discípulo,
no juzgues, sin saber, de lo que ignoras
ni des por verosímil los sonidos,
que dictan los «profetas de la patria»
ni aquellos vendedores con sus gritos,
abundan charlatanes sin conciencia
que abusan de los hombres y los niños,
los llevan y los guían a su antojo
por una libertad sin contenidos…

«…Me canso, como tú, de la estulticia,
de ser la marioneta que, sin hilos,
emplea el charlatán, el periodista,
y acaba en la tribuna del político…»

Y como la vida sin un latido, no es vida, sino ceniza, también Rafael nos abre las puertas de su latido y como el aleteo carmesí de una mariposa, nos enamora los sentidos entre amores y suspiros .

UN DÍA TE ENCONTRÉ…

Un día te encontré
buscando mariposas,
estabas en el campo
sentada en una loma,
mirabas a lo lejos
las nubes misteriosas
dejando filigranas
y esteras a las olas,
el cielo despejado
hacía que las rosas
formaran fantasías
de sueños y de aromas,
y yo cerré los ojos
de forma seductora
sintiendo la caricia
del sol con mano sorda…

Un día te encontré
sintiendo tu persona,
robando de tus labios
el néctar que te sobra,
y tú me diste aquello
que embriaga cuanto toca,
el alma enfebrecida
la sangre luminosa,
marchamos de la mano,
buscando tras las rocas
rincones infinitos
con alas muy nerviosas,
alitas pequeñitas
que posan en las hojas
libando entre sus pétalos
el verso de las sombras…

«…Un día nos miramos
y vimos que era hora,
de dar un paso al frente,
sentirnos mariposas…»

YO GUARDO EN EL CORAZÓN…

Yo guardo en el corazón
el aroma de violetas,
el fragor de tu sonrisa,
tus pupilas de inocencia,
y se quedan impacientes
los recuerdos en las venas
recorriendo todo el cuerpo
cual resacas de mareas,
en la mezcla se confunden
con suspiros de sirenas,
y canciones infantiles
que no alcanzan los cometas,
y es un néctar agridulce
que se funde en un poema
con los versos impacientes
que se forman con sus letras.

Yo guardo en el corazón
la rosa que tú me dieras,
el susurro de tus labios
y aquel beso tras la puerta,
y lo guardo, bien guardado,
pues no quiero que se pierdan
los momentos tan sublimes
de aquel día en la ribera,
necesito que palpiten
y que brillen las estrellas,
que la luna me sonría
con su carita tan tierna,
y preciso este detalle,
con su metáfora eterna
para sentir que estoy vivo
y combatir la pereza.

«…Yo guardo en el corazón
los poemas que leyeras,
para escucharlos, sin prisa,
y embriagarme con tu esencia…»