Por primera vez en la poesía contemporánea, las mujeres han asumido un liderazgo generacional, hasta convertirse en la manifestación literaria más importante de inicios del siglo XXI. Patricia Arenillas (Cherie Soleil), nacida en Madrid en 1977, es la primera poeta que aparece en la muestra de mujeres poetas digitales, Decir mi nombre, que reseñamos en las páginas de esta revista.
Patricia o Cherie es una poeta que arriesga y por eso nos apeteció entrevistarla. Vamos a escuchar uno de sus poemas primero.

¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Nací en Madrid, y ya desde muy pequeña sentí la necesidad de escribir. Llenaba cuadernos y cuadernos con diarios, poemas y dibujos.  Durante la época de Universidad tuve un grupo de rapsodia en el que poníamos música a mis textos. Fue entonces cuando tuve mi primer contacto con el mundo editorial, y no me gustó nada, así que, desde entonces, he seguido escribiendo diariamente pero siempre sin pretensión de publicar.

Otra parte fundamental en mí es la música. No soy músico, pero escribo como si hubiera música de fondo. En mis poemas, la música es importante, aunque no aparezca de manera explícita.

Actualmente trabajo gestionando grupos musicales, y estoy con el montaje de “El Bultuntún “, una obra de teatro de mi autoría que esperamos estrenar este año. A raíz de un accidente, comencé a plantearme de nuevo la posibilidad de reunir y organizar todo el trabajo de estos años y publicar un libro de poesía, y en mitad de todo eso, Martín Rodríguez Gaona me escribió para que formara parte de “Decir mi nombre. Muestra de poetas contemporáneas en el entorno digital” que acaba de publicar la Editorial Milenio. Por otra parte, estoy completamente absorbida escribiendo una novela, que espero terminar en breve.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?

Machado, Borges, Lorca, Aleixandre, Miguel Hernández, Rimbaud, Idea Vilariño, Bukowsky, Ginsberg, Maya Angelou, Peri Rossi, Luisa Futoransky, Whitman.

Curiosamente, han dicho de mí que soy una mujer whitmaniana. Me da la risa, porque durante toda mi adolescencia andaba con Hojas de Hierba en el bolso fuera donde fuera. Así que supongo que me ha influenciado más de lo que yo había llegado a vislumbrar.

¿Cómo definiría a su poesía?

No me gusta encasillarme, pero supongo que mi poesía es un compendio de lo que soy. Es sincera. Nunca me ha interesado la parte formal de la poesía. Y aunque es impulsiva, creo que la impulsividad que hay en ella nace de la lucidez, de la reflexión previa y de la crítica. Es como si una vez hubiera meditado algo necesitara expresar la emoción que me produce.


AMORES IMPOSIBLES
No hay remedio.
Me embarga una tristeza anárquica,
se me pega a las costillas
y al respirar molesta.
No hay remedio,
No tengo remedio.
Soy adicta a las incompatibilidades:
Me siguen gustando el chocolate,
los coches caros,
y los amores imposibles.

 
¿Cree que la poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Mis poemas han ido cambiando conmigo, conforme aprendía cosas, y cambiaba mi percepción del mundo, según mis intereses y mis circunstancias.  Pero creo que hay una esencia en ellos que nunca se ha alterado, algunos temas siempre han sido trascendentales: lo que significa para mi ser mujer, la verdad, la injusticia, la sexualidad, el amor, la muerte. Hay algunas ideas de fondo que se han mantenido a lo largo de todo este tiempo.

¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?

He escuchado a muchos autores decir que un poema no se termina de completar nunca. En mi caso, el poema suele responder a una necesidad concreta, y generalmente siento que está terminado cuando escribo la última palabra. Como he comentado no me interesa tanto lo formal. Por eso, tampoco suelo editar. Para mí, la poesía es una herramienta de expresión desde la pureza, y vestirla o adornarla, solo hace que pierda sentido.


¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Hasta que me he decidido a publicar lo que escribía, mi único fin era el de reconfortarme a mí misma. Pero si tuviera alguna pretensión más allá de eso, sería la de, en primera instancia, provocar emoción en el lector. Creo que el poder de cualquier disciplina artística reside en eso, primero en emocionar, y después en hacer empatizar y en remover por dentro, en generar una reflexión, y creo que eso es muy positivo en un mundo que tiende a la indiferencia.

¿Qué lugar ocupa, para una poeta como usted, las lecturas en vivo?

No me gusta exponerme. Me gusta quedarme detrás de mis palabras, y que sean mis palabras las que importen. Pero entiendo que, las lecturas en vivo ayudan a que lo que haces se conozca. En realidad, es un tema que me provoca cierto conflicto, entiendo la necesidad y, por otra parte, lo detesto.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc?

Me parece que el mundo es ya inconcebible sin tener en cuenta Internet. Y creo que el poder de Internet como medio de difusión es casi infinito. Por eso, hay que concienciar a la gente de que las palabras son importantes, y que deben usarse con cierto rigor, o de lo contrario corremos el riesgo de que dejen de tener sentido. Creo que esto es especialmente llamativo en el periodismo, donde las noticias falsas y los bulos proliferan como setas, pero creo que también es aplicable a cualquier terreno en el que la palabra sea la protagonista.

¿Podría recomendarnos un poema de otro autor/a que le haya gustado mucho?

Hay cientos, pero voy a aprovechar la oportunidad para reivindicar al poeta palmero Félix Francisco Casanova y su poema: Eres un buen momento para morirme. De entrada, porque es un autor español de gran talento, aunque no demasiado conocido. Murió con solo 19 años y a pesar de ello, dejo un legado que, para mí, es especialmente cercano e interesante, ya que está estrechamente relacionado con su amor por la música, y por su amor por la vida, por aprovechar de forma consciente y plena cada instante y además, porque cuando lo leí por primera vez, me evocó otros versos bellísimos de Luis Rosales, que en su momento calaron en mi profundamente: «Porque la plenitud es un viaje sin estaciones de regreso, / y en el momento en que se logra comienza a decaer: / la termina su propia intensidad…, / esto es tan inevitable y tan humano / que quisiera morir en este instante de alegría…». LUIS ROSALES.

Amaneciendo y anocheciendo
a un mismo tiempo,
cariño, ¿no es ésta la forma
en que te gustaría vivir?
En mi cabeza hay un álbum
de fotos amarillentas
y lo voy completando con mis ojos,
con los más leves ruidos,
atrapando olores en el aire
y en cada sueño que sueño.
¿Sabes una cosa, pequeña?
La última página de mi álbum
tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,
un disco de rock´n´roll
y calcetines de colores.
Mis ojos han sido rápidos,
te he hecho el amor con la ropa puesta
a través de una
larga pajita dorada
mientras cruzabas la calle
con el cabello ardiendo.
Pero ahora son tus pies
quienes dan mis pasos,
¡así que no te equivoques
pues me caería!
Te bebo en cada vaso de agua
que sacia mi sed,
mis palabras son claras como niños pequeños
o espesas como semen empapando cortinas,
pero hoy tengo que inventar
un nuevo idioma
para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos
y los gritos de euforia
de la gente que vive en tu cabeza.
Debes saber que a veces
soy como un entierro interminable,
siempre triste y azul
subiendo y bajando
por la misma calle.
Pero otras veces soy un río de risa
corriéndome por toda la ribera,
haciendo el amor a la mar,
una felicidad contagiosa,
un revólver de amor, nena,
y voy a disparar justo a tu corazón
¡bang bang!
¿te di?
Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,
montaña de aguardiente
y tarde rojiza.
Eres un buen momento para morirme.

(Félix Francisco Casanova)

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

Estoy releyendo Una habitación propia. (Virginia Woolf)

¿Qué consejos le daría a un/a joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?

Primero que lea. Leer a otros es el primer paso para comenzar a acercarnos a nosotros mismos. Para identificarnos o para diferenciarnos. Y lo segundo es que traten de vivir en la lucidez, de manera consciente, teniendo presente que la vida es de paso. Creo que cuando uno hace eso patente siente de una forma más verdadera y eso se traduce en expresarse mejor. Y nuevamente, no desde el sentido meramente formal, que también, sino desde las propias emociones y su significado.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Creo que como en casi todos los ámbitos, el consumismo marca el ritmo del sector editorial. Creo que se arriesga más bien poco, que mayoritariamente se va a lo fácil, a lo que es sabido que se traducirá en ventas. Creo que hacen mucha fuerza en lo que ya tiene un lugar en el mercado y se preocupan poco de descubrir autores nuevos. Aunque como en todo, también hay excepciones.

¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?

Creo que la entrevista está muy bien planteada, y no le faltan preguntas, pero si tuviera que añadir una que, creo que puede ser bastante representativa para definir a una persona, sería la siguiente: ¿Venderías tu alma al diablo?

En mi caso es NO. Bajo ningún concepto.

Muchas gracias por la entrevista. Pero antes de despedirnos vamos a escuchar a Patricia Arenillas/Cherie Soleil recitar otro de sus poemas.