Definir a Roberto Gallego (Madrid, 1984) es intentar definir una obra de Picasso o una pieza de Debussy: plural, multicolor, simplificación de lo complejo… que hace de la tinta su punta de lanza y de su voz un puente mágico que le conecta con la gente: con los barrios, con las sombras.
Escritor compulsivo de poemas, relatos, artículos periodísticos, guiones, novelas y canciones, es normal encontrarse con sus textos por España, Argentina, México, EEUU y Chile, donde es colaborador en diversos medios.
- Manual de maletas y sueños (Ed. Oblicuas. Poesía: 2014)
- 1984, homenaje a Julio Cortázar, México (Paréntesis)
- No tengo fuerzas para rendirme, Chile (Urbe Salvaje)
- Antología Dutty-Free, revista Argentina (Literatta)
- El jardinero de estrellas (Ed. Oblicuas. Novela- ONG Save the Children: 2016)
- Antología poética De Madrid al cielo (Ed. Verbum 2016)
- II Festival Internacional de Poesía de Madrid
- CD y Obra de Teatro: Viral (La Cupula Music 2017)
- Art3SinDueño: Live Poetry & Rock
- Vía Jamás (Ed. Oblicuas. Poesía: 2018)
¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?
Escorpio de nacimiento soy amante del fuego, poeta, novelista, actor, director de teatro, compositor de canciones y, sobre todo, una persona con suerte a quien se le brinda la oportunidad de presentar sus creaciones en ciudades españolas como Madrid, Barcelona o Málaga, y en países como Argentina, Mexico o EEUU. Un regalo que no me cansaré de abrir una, y un millón de veces, en cada acto nuevo que se me ofrezca.
¿Cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas y qué autores le influyeron?
Los primeros autores que clavaron su hechizo en mi piel fueron dos: Julio Cortázar y Federico García Lorca. Por un lado Rayuela y su París bohemio con ese lenguaje nuevo de universo roto que como un puzzle perfecto me conquistó, transformó mis ojos. Y de Lorca me quedo todo. Él me enseñó a mirar detrás de las palabras, el símbolo y la esencia circular de la mujer, el folclore y lo que está aún por inventar. Mi mundo nació con ese duelo tan suyo, y tan de todos, de mordiscos y azucenas.
¿Cómo definiría a su poesía?
Opino que esa valoración deberían de hacerla los críticos. No obstante considero que mi poesía parte de lo cotidiano, de la experiencia, de la calle, para colarse y revolotear por los rincones llenos de polvo de las bibliotecas, para nutrir las aulas con olor a futuro de los institutos. ¿Mi literatura? Adictiva y necesaria; un anzuelo amable.
¿Cree que el poeta “evoluciona” en su escritura? ¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?
La evolución, la anexión de nuevos puntos de vista, corrientes literarias diversas, el sabor y las soledades de lugares lejanos son una obligación para cualquier artista. Sin salir de la zona de confort no se alcanza a ver la otra cara de la luna. Mi lenguaje poético ha mutado conforme se han ido modificando mis límites. Desde mi primer libro de poemas y mis primeras giras, con una lírica impetuosa y joven, he pasado por fases de narrativa, artículos periodísticos, teatro, viajes, escenarios… Ello provoca que ahora perfile mis versos desde una introspección más contemplativa; como quien provoca un incendio frotando dos icebergs.
¿Cómo siente que un poema está terminado y cómo lo corrige?
Cuando una idea me cruza la cabeza en plan descarga, intuitiva y sin forma, sólo una cosa tengo clara: si ese flechazo va dirigido a un poema, a una canción o a una novela. De manera inconsciente y automática separo y divido las gotas del veneno, cada cual en su frasco, hasta que espero el momento inevitable de convertirme en suyo. A veces es al día siguiente, otras no dan la cara hasta pasados varios años. Y avanzo y profundizo y me dejo llevar; entremezclo teoría con impulsos, divago entre recuerdos y fantasía. Y cuando siento que me he vaciado, que la pantalla del ordenador con sus letras y sus márgenes repite lo mismo que retumba en mis sueños, ahí es cuando mi trabajo finaliza. La obra está dispuesta a cobrar vida en los labios de alguien.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Encender una mente, generar una duda, provocar una sonrisa, brotar una lágrima. Si uno de mis libros, una de mis representaciones, sirve para cambiar aunque sea mínimamente la vida de una persona, de una sola persona, yo ya sería feliz porque afirmaría que mi lucha y mi insomnio han servido para algo.
¿Qué lugar ocupa, para una poeta como usted, las lecturas en vivo?
Todo. Mi literatura está viva, como la lengua, y sin el sentimiento de compartir la magia en directo, sentir el silencio y la respiración de la gente, multiplicar los latidos, nada tendría sentido. Al fin y al cabo mis lectores son los que ponen el punto y final a mi historia, y mis shows más que una charla unilateral son una orgía de emociones.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs, etc?
La utilización tecnológica para la divulgación del arte, para la contribución a la expansión de conocimiento y nuevos escritores, músicos, actores, pintores… me parece maravilloso. Un avance espectacular. El problema surge cuando en esa vorágine de altavoz anónimo cualquier ignorante se considera un genio y la calidad artística se mide en likes.
¿Podría recomendarnos un poema de otro/a autor/a que le haya gustado mucho?
La poeta rusa Vera Pavlova. Bella. Me rompieron sus versos: »Me he cepillado los dientes / Hoy y yo estamos ahora empatados».
¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
Saber perder, de David Trueba. Un lujo sus descripciones, su manejo de la escena y el ritmo. Y también Con un cassete y un boli BIC de Defreds, pero no he podido pasar de la tercera página. La gente debe de saber que lo simple no es sencillo, y que con el afán de acercar la lectura a los jóvenes con ciertos autores de moda lo que se consigue es una involución a lo vulgar.
¿Qué consejos le daría a un/a joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la poesía?
Le diría lo que ya dije en mi poema La vita è belle: »Aspirantes a escritores / no malgastéis tinta / escribid con sangre». En este oficio todo es abismo, ruleta rusa, saltar sin red… y si no se está vacunado contra el vértigo lo mejor es dejarlo y dedicarse a repartir pizzas o arreglar tostadoras.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
Las editoriales son en realidad empresas que se dedican a las letras siendo profesionales de los números. Es decir, en la actualidad una buena obra pasa por la rentabilidad que ofrece, y eso me parece muy peligroso. Que un premio tan prestigioso como el Biblioteca Breve de Seix Barral conceda su galardón a la ‘influencer’ literaria Elvira Sastre, aludiendo a su repercusión mediática en redes sociales con cientos de miles de seguidores, me da asco.
¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?
Sobre mi última ilusión. Hay una novela espléndida con muchas ganas de salir y meterse pronto en vuestras casas. Se titula Cierra los ojos y mira y la realizo en colaboración con la fundación ONCE. Si mi público pensaba que después de estos años era imposible sorprenderles de nuevo, lo siento, pero este proyecto es una innovación mundial multisensorial. Atentos.
Atardecer: Empezar a caer la tarde.
Verbo irregular, se conjuga como ‘agradecer’.
Real Academia Española
Porque a veces
el mejor de los poemas es una página en blanco,
la arena a estrenar de una ciudad perdida,
las huellas dactilares de un recién nacido.
Porque a veces
si no me dices nada me lo confiesas todo,
como Marcel Marceau en un auditorio sin nadie,
como tu teléfono móvil cuando atraviesas un túnel.
Al igual
que una lágrima
es un diluvio en miniatura
la palabra
– r e c o n o c e r –
es un símil de tu cuerpo.
No importa el sentido de la lectura,
de izquierda a derecha,
de nuca a pies,
que siempre
significas
lo mismo.
Porque a veces
la mejor de las lecciones es no dar consejos,
las gaviotas que acompañan al velero de la huida,
los cometas que nos recuerdan
que los fugaces somos nosotros.
Porque a veces
quisiera divorciarme de ti para estar conmigo,
sacar a tu sombra de mi perfil de Facebook,
ser el lenguaje oculto de la lluvia y tus zapatos.
Pero nada, es inútil, me rindo,
dejo pasar los trenes y las olas
y termino colgando mis guantes
sobre tus delicados hombros.
Porque a veces,
sólo a veces,
tú eres yo.
Dejad que vuestro espíritu aventurero os empuje hacia adelante
y descubrid el mundo que os rodea con sus rarezas y maravillas.
Kahlil Gibran
Para el niño amante de mapas que fui
el universo era igual de inmenso que un juguete.
Grande es el mundo visto con chupete,
en cada hogar se hospeda un desierto y un jardín.
Unía en un cuaderno Lima, Tokio con Berlín
mientras pintaba soles en lo ancho de mis paredes.
Con los años los adultos nos lanzan sus redes
y frenan nuestras ansias de volar y de vivir.
El viaje, amigo Sancho, el eterno viaje,
Jimmy Hendrix, Chavela y las voces rosas,
José Cadalso, De Niro, García Márquez y Dalí.
Y ahora este loco, ligero de equipaje,
se va con su maleta llena de mariposas
al paraíso que esconde la palabra porvenir.
Antes de despedirnos, vamos a escuchar recitar un poema al mismo Roberto Gallego.
Muchas gracias Roberto por la entrevista. Y a vosotros, lectores, esperamos que hayáis disfrutado y gracias por haber llegado hasta aquí.
Comentarios Recientes