Angélica González más conocida como Angélica Liddell (Figueras, 1966), es una escritora, directora de escena y actriz española que ha recibido numerosos premios entre los que destaca el Nacional de literatura dramática, El León de Plata de la Bienal de teatro de Venecia 2012 y el premio Leteo 2016. En 2017 ha sido nombrada Chevalier de l’Ordre des Arts des Letres por el Ministerio de Cultura de la República Francesa.

En vez de disparar a alguien, escribo, es una fortuna ¿no?

En el escenario puedo asesinar con total libertad

y también puedo suicidarme un millón de veces.

Para Liddell, arte y vida es escritura y biografía, la creación poética mantiene nexos a la vez evidentes y complejos.

El dolor es el informe puro , la única representación posible del dolor es el informe puro. El resto es espectáculo.

Belgrado canta lengua el misterio del cuerpo glorioso

La violencia tan explícita de sus obras, adquiere una dimensión mitológica, porque ahonda en lo más profundo de la condición humana y nos lleva directamente a nuestras pulsiones más innombrables.

“No quiero ser hermoso quiero ser el hombre más horrendo sobre la tierra, quiero ser el peor, quiero destruirlo todo.”

Mateo en el matrimonio palavrakis

“Por lo tanto si lo convencional en esta sociedad es el sexo liberado, la rebelión llegará desde las cumbres del amor, (soy esclava del señor), desde la poesía de la sombra y el delirio, no desde la prosa en la convención plana y sin artistas”

El sacrificio como acto poético

De su libro «Los Deseos en Amhertst», ediciones Trashumante, 2008.

Intento hacer una soga con las trenzas 

las arañas me observan desde las esquinas sucias

desde lo alto,

nunca me importo tener la casa sucia

Ni el corazón sucio

Ni mi vagina sucia

me duchaba con lejía para no sufrir demasiado

De su libro «La casa de la fuerza», ediciones la uÑa RoTa, Premio nacional de literatura dramática 2012

Te haré invencible con mi derrota/Anfaegtelse

“Por qué esa es la pregunta del dolor

Por qué

Por qué  nos cargaste de sufrimiento,

Si no nos diste  fuerza para soportarlo

Por qué

Por qué arrancaré mi carne con mis propios dientes y seguiré amándote

Por qué

Por qué no me quitas la rebelión si te has decidido a seguir jodiéndome la vida

A seguir dándome por el culo

A seguir humillándome

A seguir haciéndome daño

A seguir mintiéndome

A seguir engañándome

Porqué no me quitas la rebelión

Hazme sumisa

Quítame la rebelión

Por qué cojones no me quitas la rebelión

Por qué la gente quiere ayudarme a ser feliz

No necesito ayuda para ser feliz

necesito que me dejes en paz

necesito que te vayas a la mierda

necesito que dejes de joderme la vida

eso es lo que necesito para ser feliz

no necesito ayuda para ser feliz

necesito la respuesta de Dios

necesito pelear con Dios necesito los puños de Dios.

Te haré invencible con mi derrota

De su  libro Una costilla sobre la mesa marzo 2018. Ediciones La uÑa RoTa S.L

-Rompimiento de Gloria-

1.

Cuando nacemos somos antiguos

En cuanto nos lavan perdemos antigüedad

La siguiente necesidad de quedar mudo para siempre.

Eso es la poesía.

2.

Ahora tenemos una costilla sobre la mesa y esta creencia en la prehistoria.

Sigues recortado en cristal negro sobre la gran página policromada del mundo.

3.

No me preocupa que las cenizas tóxicas oscurezcan el sol, no me preocupa que la luz ceda ante la oscuridad, puedo caminar en dirección al volcán hasta que el calor me abrase, ese viaje de ida y vuelta entre la vida y los símbolos no es nada más que la búsqueda instintiva de la fe, la carga del conocimiento enfrentada a la mística de los prodigios. Bajo el símbolo subyace el inconsciente sometido al rigor visible de la liturgia, cuyo resultado es la revelación. El volcán sometido al rigor de la poesía. En la proximidad del volcán, es la proximidad de la muerte lo que transforma nuestras acciones más triviales en símbolos de una fuerza superior al humano. Los hechos más cercanos a nuestra muerte son aquellos que más fuerza simbólica cobran. De ahí la importancia del peligro. Despertarme, acostarme, los alimentos que mi cuerpo rechaza, las aceras, la taza de café, esta vida religiosa, sin necesidad de dogmas y sin perspectiva de salvación, todo adquiere la fuerza sobrehumana  de los símbolos a causa de una proximidad insuperable con el peligro y por supuesto, con el final. El símbolo es libertad pura. Por ejemplo, desde la ventana de mi hotel en Nápoles saco el brazo y señalo el Vesubio, podría correr sin parar hasta la falda de la montaña, libertad pura. No somos capaces de admitir la libertad. SI admitiéramos la libertad, tendríamos que admitir el derecho natural a preferir el Mal al Bien. Precisamente, la tragedia de la libertad consiste en esto,en que se puede elegir entre el Bien y el Mal. De algún modo, pues, debe suceder lo prohibido: el símbolo.

4.

Las cenizas escupidas por el volcán oscurecieron el sol.

Salimos del hotel a caminar bajo ese bautismo de signos.

Era como si te hubieras esparcido

en millones de partículas, paleolítico.

Lo más bello siempre está en el cielo.

El mundo es una enorme piel cubierta de llagas.

Los dementes mueren de noche y nos dejan solos.

No podremos escribir el relato de nuestra propia muerte.

¿Eras tú el profeta?