Blanca Berjano (Madrid, 1987) trabajó como profesora en la isla de Mayotte, antigua colonia francesa situada al Norte del canal de Mozambique, en el archipiélago de las Comoras. Este poemario está inspirado en esta isla, fruto del tiempo que la autora pasó en ella, usando la hermosísima barrera de coral, de más de 190 kilómetros de largo, formando una de las lagunas más grandes del mundo, como título del libro siendo, en cierto modo, un símbolo de algo que queda encerrado tras un muro: lo que ocurre en Mayotte no sale de Mayotte. Así, Blanca quiebra esta barrera para dar a conocer la realidad de la isla.
Explotación, violencia, hambre, turismo sexual, racismo, migrantes muertos en el mar… todo se une en este poemario, donde la autora muestra de manera abierta y sin tapujos, la realidad de la isla a veces injustamente olvidada o ignorada.
Tres líneas principales marcan el orden del libro: la explotación de los Mzungú (colonos y, por extensión en el tiempo, turistas de piel blanca), la explotación de la mujer, los migrantes que fallecen en el mar intentado llegar a tierra.
la rabia ruge
es ella la que me colorea las mejillas y
me refuerza
hoy soy capaz de portar sobre mis hombros una cohorte
de señores cejijuntos
este es mi grito de guerra por mis hermanas muertas
Se trata de un poemario duro, crudo, directo, donde se exponen todas aquellas cosas que hieren la isla, su vida y su gente. Si bien Mayotte podría ser considerada un paraíso, de puertas hacia afuera, con sus aguas turquesas, su arena clara, su verde intenso… Blanca nos muestra aquello que queda oculto tras la barrera:
Escrito con absoluta libertad de métrica y técnica poética, mezclando juegos visuales, versos largos, versos partidos, versos breves, estrofas rotas… la densidad de los poemas no dan tregua y nos hacen ir de la explotación por parte de los Mzungú, al uso y abuso de la mujer, pasando por la muerte de personas que intentan (sobre)vivir; lo que convierte el libro en un poemario feminista, justo y guerrero.
ponme la mano aquí, Macorina, pareces una mujer
pero hablas como un hombre, Lololololola,
y no puedo comprenderlo
y he pagado por una malgache
un poco más bilateral o inocua?
indeleble o marchita?
Todo el poemario es como un grito agudo y rabioso que sale de las entrañas, un rugido de denuncia y de queja, un grito que expone y muestra una realidad muy lejana de lo que podría ser ese Paraíso y, sin embargo, una realidad bien poco conocida.
En este sentido, La barrera más bonita del mundo, se convierte en un libro que debería leerse y releerse con las manos abiertas y el corazón abierto: la verdad no es lo comercial, la verdad se esconde tras cada uno de los versos de Blanca, que nos obligan a abrir los ojos, que os golpean directos en la conciencia.
Ruge, también, desde el feminismo hasta la libertad, de la muerte a su lucha. Un poemario que denuncia, que da un puñetazo sobre la mesa, abriendo en canal la situación real de la isla, lo que se vive, lo que se siente, lo que se ve.
me pregunto qué sentiste, turista de flores grises, al conocer el destino de otra
migrante ahogada en el paraíso.
quizá, por un instante, dejaste de lado las gambas flambeadas en aceite de coco y
cebolla caramelizada, y aprehensiva, le hablaste al horizonte:
por qué han venido otra vez a morir a estas aguas,
a teñir de rojo la barrera más bonita del mundo,
a empañarme las gafas
mientras buceas, ya no puedes ver más que muertos en el fondo de este mar
La crudeza de estos versos es tremendamente dolorosa y, a su vez, es un reflejo de lo que ocurre.
Las dos realidades se dan cita y se contrastan, especialmente en la tercera parte del poemario:
¿por qué vinieron a morir a estas cosas,
a enrojecer con su sangre la arena más beige del mundo?
Es un libro cruel, porque la realidad de la isla es cruel, es un libro transparente que muestra el agua turquesa manchada de sangre, la inocencia de las muchachas truncadas, el hambre de los niños, la pena.
La barrera más bonita del mundo es un libro que recomendaría abiertamente. No en vano resultó galardonado con el I Premio de Poesía Joven de la Fundación Caja Navarra. Deja en los labios un sabor a sal y una pequeña lágrima de conciencia en la mirada y, quizás, habría que darle las gracias a Blanca por mostrar y/o descubrir algo de lo que muchos no somos y/o no queremos ser consientes. Para un total entendimiento del poemario, al final, se nos ofrece un pequeño glosario de palabras en Shimaore, que se habla en la mayoría de la isla de Mayotte.
Blanca Berjano es filóloga clásica, con master en Enseñanza del Español como lengua extranjera en la Universidad de Sevilla. Es autora del poemario Ratas en el alféizar (Ménades, 2019). Ha colaborado como editora y coautora en la antología Relatos nada sexis (Ménades, 2020) y realiza artículos para diversas revistas culturares.
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