La asociación cultural La Estación del Arte crea el Segundo Festival de Poesía en español con la
finalidad de contribuir a la expresión y difusión artística en el actual contexto, desde plataformas
virtuales. Así mismo pretende fomentar el intercambio internacional entre autores, gestores culturales
y académicos del área literaria. En este sentido, la convocatoria reunió a poetas tanto emergentes
como quienes llevan un trabajo literario de larga trayectoria sin distinción de edad, reuniendo en este
certamen a autoras y autores de más de diez países.

PREMIO JURADO: el jurado está compuesto por Desirée Monfreda y Monica Picorel.


PRIMERO: Brilla una estrella


SEIS HABITACIONES de Marina Serrano Escobar
El espacio que me habita
tiene seis habitaciones.
En la primera, aún busco
el cuerpo huesudo de un padre,
vientre enfermo
que se despide parpadeando lentamente.
Su ausencia me conduce
hacia la siguiente puerta.
Nunca la abro porque desde las costillas
escucho llorar a mamá.
Pero si logro tragar
este enorme hueso,
puedo llegar hacia el dormitorio
donde mis hermanas y yo
compartimos escalas.
A veces
me cuesta encontrar la siguiente habitación
porque cambia constantemente
de lugar.
Es la más pequeña
y de vez en cuando
se asoma una niña
que arrastra con sus ojos
mi tristeza.
Tú te convertirás en esto,
le digo mientras señalo
el hueco de mi vientre,
pero ella se esconde
y su puerta desaparece,
bajo mi piel.
Si profundizo en la matriz
llego hasta la quinta habitación.
Desde ahí, los huesos de mi padre
me encogen el cuerpo,
mamá aún llora
y la escala de mis hermanas
se hace cada vez más pequeña.
El espacio que me habita
tiene seis habitaciones.
A veces, todas las puertas
se abren de golpe,
como si estos fantasmas
no supieran a dónde ir.
Sin embargo,
desde la última habitación
el tiempo no transcurre de igual modo.
Y es ahí donde la niña
me da a elegir
entre la tristeza
o su olvido.

SEGUNDO: La libertad del corazón


Sol de invierno de Samay Cañamar Maldonado
Sara va con su ayllu a la chakra.
Leyó anoche la luna menguante de la pacha.
Es el tiempo de deshierbe, el tiempo femenino.
¿Qué son las warmis en este frío sol de invierno?
Llueve el tiempo,
llueven mis adentros.
En el campo se vive la Warmi Pascua entre tinkuy,
se celebra el sol al sur de las montañas.
El Kapak Raymi, los wikis y sarawis me acompañan.
Tejo recuerdos.
Duele acomodarlos, nombrarlos despacio.
Yurak obligada a abortar, tantas veces.
Sisa recordando a su hijo,
muerto a golpes por quien dijo amarlo.
Achik con cáncer,
guardando en su estómago culpas y llantos.
Sumak embarazada por su primo,
que decidió por ella.
Killari trabajando y pariendo a los doce,
violada por su patrón de larga trenza.
Aún en el ocaso de sus vidas
las abuelas tiemblan.
Cientos de nombres salen de mi pecho, gritan en silencio.
Mama Rosa murió porque abusaron de ella.
Yana, herida por su padre y por su hermano,
vive en la cápsula de la epilepsia.
Nina recibió golpes
de aquel a quien el ayllu confió su vida.
Sinchi escapó de casa, su hogar en la maleta,
temiendo morir de malquerencia.
Amaru se apaga
entre hijos e infidelidades.
Dime, luna menguante,
qué hacer en tu Warmi Pascua,
qué celebrar en Kapak Raymi si el tiempo nos opaca,
cómo evocar lo femenino
que ya no leo,
que no corre en este tiempo.
Dime, sol de invierno,
dime, espíritu bendito del sur,
¿quién forja ahora nuestro destino?
¿quién recuerda tu virtud y tu sentido?
El nuevo ciclo desconoce a Mushuk Wara.
La sabiduría lo nombra, a veces ajena a las dolencias.
El Kapak Raymi ya no atiende la voz de mis primeras.
La dualidad va absorbiendo lo diverso,
se festeja sin nombrar al solsticio femenino,
ni a sus hijas
ni a su brillo.

TERCERO: En vuelo libre

MAMÁ de Laura García Ordóñez (Cabeza de pez)
Yo quisiera haber cabido
en el espacio destinado a mí
pero no pude.
Quisiera haber sido
más pequeña y ordenada
haberme ganado más amor
y aquel amor de infancia
no haberlo derrochado así
como creyendo que crecería en los árboles
para ver luego que no, que no había nada
que era invierno y que siguió siendo invierno
muchos años.
Yo quisiera haber cabido
en tu mirada azul, ser mejor hija
no haberte hecho enfadar, ni entristecer
no haberte hecho temer, a fin de cuentas.
Yo quisiera haberme podido resumir
o resolver un poco más, un poco antes
algo mejor, más claramente.
Y no pude, mamá, no pude
ser más dócil, menos rara.
No supe hacerlo, mamá,
hubiera querido.
Yo quisiera no oír tanto este silencio
no darme cuenta de cuánto duele aún
detrás del disimulo cotidiano.
Te digo la verdad
abrir la herida, quiero
ver el fondo
ponerla al aire, al sol
no por avergonzarte.
Quiero curarla, mamá
no sé si pueda.

PREMIO DEL PÚBLICO


Y AL FINAL de Carlos Rojas Sifuentes Lima.
Un camino,
un puente muy lejano ,
unos árboles y un río .
Frío, viento, neblina
y en el aire la lluvia,
rebotando impredecible ,
como transcurre la vida .
Un sendero ,
un pasaje de la ausencia,
sin destino conocido .
Una ruta que se extienda
más allá de lo previsible,
donde se cansen los pasos,
tan lejos como sea posible.
Y al final,
una puerta sin llave ,
sin ruido cuando se cierre ,
y detrás de ella , pocas cosas:
Tres ventanas pequeñas ,
un techo robusto,
una mesa y dos sillas ,
una cocina despierta y una cama a un costado ,
con frazadas extendidas ,
para dormir caliente
bajo el cielo azul de otoño ,
con un sol que no queme y un frío que no duela .
Solo una cosa más:
Tiempo y promesas hechas a mis días por venir ,
para encontrarme al fin sobre una hoja blanca,
que dirá mucho más de mí que de las palabras mismas.
Abril será y no me esperen,
que las gotas dormidas en mis ojos cubrirán de ríos los caminos.