NoTempoEdiciones, nuevo sello editorial independiente nacido en Barcelona en mayo de
2022 presenta: Paraíso mínimo de Berna Píriz Macías y La voz que me subleva de Juanse Chacón.

Paraíso mínimo irrumpe salvaje, te saca del letargo y te lleva desde una experiencia
íntima y reveladora hacia una visión genuina de la contemporaneidad cargada de crudeza
y sensibilidad. Poemario con una propuesta valiente desde el inicio, rápido percibe el
lector que ha de valerse de una inteligencia lírica para transitar junto a Berna el paraíso.
Nos han robado el sentimiento poético, caminamos sin belleza hasta que una canción, un
cuadro o en este caso un libro te resucita y eres más tú que nunca. ¿Cuál es tu paraíso
mínimo que reivindicar? ¿Cuál tu línea roja que no permitirás sobrepasar?


Podría el autor haber comenzado con lo concreto, con la evidencia de lo que nos hace
vulnerables, pero nos reta desde los primeros compases con la imaginación. Nos eleva e
invita a su vuelo surrealista: un deleite para los sentidos sin una sola imagen estéril. Todo
misterio esconde un significado y cuando lo desvelas a través de estos versos cunde una
fascinación más allá del mero entretenimiento. Un éxtasis placentero.


Paraíso mínimo poco a poco va virando hacia la atroz concreción del punto de mira de un
francotirador, hacia la crueldad del destino con los que han sido humillados o hacia la
decadencia implacable de lo efímero. La vida sin el erotismo y ritual del comienzo. Una
vez mostradas las dos caras, que pese a todo tienen elementos comunes, el poeta las
funde y nos brinda en los últimos poemas una realidad maravillosa donde se entabla un
diálogo sensual hasta con la propia muerte. Un final estimulante para una obra
arrebatadora repleta de musicalidad y simbolismo.


Testamento
Hierven mis pestañas sobre el folio
con mis versos cosidos por estigmas
de la tinta que mana sin cesar
una herida que no nos pertenece
ni siquiera nos posee.

Desearía soltarme
caerme
desprenderme
de este vuelo que consume
¡De esta carne!
Fundir mis alas ante la inmensidad
de cualquier océano
y que el fuego no yerre en su misión
hacia la emancipación redentora de la culpa
por querer y haber nacido
por sentirme de este cuerpo
apenas verbo
soledad
y espíritu.

Basta la levedad de un instante en mis pupilas
para que mis ojos dibujen
corazones desbocados
como cuadras de gigantes
que galopan salvajes
con sus crines de sangre derramada
sobre el perfil cristalino de la aurora
tras la coronación mineral del pensamiento
en el rostro anunciado
de un nuevo amanecer.

El gallo vestido de laureles
canta un sueño de siglos que despiertan
entre flores de jara y elixires de seda
donde mis hermanos juegan
en la plenitud frugal del bosque.
Cuando la arena apague el reloj de esta batalla
y el sol abra con sus llaves la gran puerta
mostraré a mi madre las cicatrices
de cuantos rayos me atravesaron en la tormenta
y susurraré callado a mi padre:
“ lo recordé todo
yo soy”


Éxtasis
Si un cuchillo te anudara la garganta
y se abriera ante tus ojos
un sinfín de melodías
que conducen todas
a un mismo lugar
repleto de diamantes
y esmeraldas
sería esta una bella historia
para escribir un poema
o hacer con ella
otra manida canción al desamor.
Si ese cuchillo
comienza a derramar sangre
y tus ojos se pierden
en un torbellino
incontrolable
de recuerdos
ese poema
o esa canción
se irán contigo para siempre
porque allá donde vas
no hay verso posible
ni canto más hermoso
que la balada sublime de la muerte.


La voz que me subleva es la lucha del espíritu, lo que realmente importa cuando nos
escuchamos por dentro. Desde un lenguaje directo y cargado de sensibilidad Juanse se
enfrenta a la muerte, transita miedos y traumas, alterna con la locura ganando siempre la
vida y nos enseña la grandeza del amor más allá de lo efímero del cuerpo y la finitud de la
pasión. Se rebela ante la rutina y el acoso laboral desde la desidia, la sospecha o una
mañana ante el espejo cuadrándose como un boxeador dispuesto a matar a su jefe.

Las imágenes se suceden con delicada precisión y conforman un libro donde la plenitud
teatral de algunos poemas alcanza momentos sublimes. De repente se siente el vértigo
de interpretarse a uno mismo, de enfrentarte a tu asesino o de ser el espectador de las
múltiples voces que te asaltan. La realidad se confunde con la ficción como dos gemelas
indistinguibles.

Si en la primera parte nos encontramos una poesía más realista y en la segunda se nos
muestra a un autor escénico, hacia el final el autor despliega su paleta de colores e irradia
al poemario de una luz onírica, plena de misterio, donde transitan buques que se pierden
en la noche, cráneos que golpean contra el suelo en la fortaleza interior del poeta o una
revuelta en las aldeas donde animales mitológicos aparecen sublevados contra la gran
urbe.


El viaje del héroe
Aún quedan muchas horas hasta el amanecer
en las que sientes la opresión en tu pecho
como una llamada a destiempo
de la madrastra locura.


No se trata de zarpar a lugares remotos
los tétricos pasajes están en tu cabeza
y la lucha es contra uno mismo
contra las pupilas desorbitadas del espejo.


Tiemblas.


Temes deshacerte en la nada
y ser un segundo en pausa dentro del manicomio.


Empotrados los ojos a la ventana
todavía duermes con el flexo encendido
llorando por el verso que te acune
por la respuesta de algún ángel de Alberti
que ronde despierto y se apiade
de unas manos frías de pánico.


Quién iba a pensar que te levantarías aterrado
cuando alguien volteó las patas de la cama
y tirándote de los dientes te sentó en la poesía
para que en vez de un canto vitalista
sea un canto a la camisa de fuerza
a la inesperada desconexión de lo existente.


Calma.


Al cabo del rato el sueño
gracias al psiquiatra, un folio sacado del cajón.


Ni tan siquiera Dios,
que andaba fumando por el pasillo,
se ha dado cuenta de la guerra silenciosa.


Mañana nadie te lo notará en la cara
cuando el profesor de escritura dramática
ponga en la pizarra los pasos de Campbell
en el viaje del héroe.


Y ahora a dormir para siempre.



Equis
Alguien golpeó en mi puerta de madrugada
pero no me dio tiempo a regresar del sueño
solo dejó un cofre vacío y perturbador
para que sea yo quien construya el significado.