Zvonko Taneski (1980) es un poeta, crítico literario, traductor y profesor universitario macedonio, que vive y trabaja en Eslovaquia. Autor de seis libros de poesía: «Puertas abiertas» (1995, Kuboa), «El coro de hojas podridas» (2000, Matica makedonska), «The Ridge» (2003, Magor), «Chocolate in portfolio» (2010, Blesok), «Necking without guaranteed card» (2012, Kočo Racin) e «Waiting history» (2016, Antolog). Sus poemas han sido traducidos a numerosos idiomas y han sido publicados en diversas antologías literarias nacionales e internacionales.
FIN DEL SECRETO
Soy amante del folklore macedonio
allá uno espera– hasta la tumba.
Yo voy a esperar por ti 100 años
y cada día deberá ser junio.
Y deberás velar
mientras los otros se duermen
delante de nosotros
para que me puedas contar
acerca de tus propios hijos, y yo te cuente sobre mis hijas.
Y sobre los dos gatos persas con grandes colas peludas.
Te esperaré 100 años,
pero no más que eso.
EL CIELO
Antes de leer el poema en el festival me advirtieron que
aquí uno puede convertirse en una estrella. Sin duda, post festum.
Varias actuaciones, pensé, para que uno pueda inventar incluso un cielo,
adornado con estrellas. Constelación que resplandece
así es: el aplauso de la audiencia te llevará lejos,
te inspirará (expresión del tiempo, ¿no?)
te subirá al pedestal. Entonces cobrarás las entradas con el consumo.
(o cata de vinos) en tu cielo.
Este no sería cualquier evento para los demás,
te convertirás en un individuo privilegiado con carácter místico.
Un sospechoso para las supremas autoridades, uno de los pocos elegidos.
Porque hasta el cielo (honestamente) es un misterio,
un milagro sin precedentes. Escape rápido, colmado de riesgos.
Retornando a la etapa de nuestro acné.
Antes de dejar el cielo devolverás el ticket a la sonrisa.
La venganza se encuentra en el fondo de la copa de vino – ojo por ojo.
UNA VEZ ESTUVE SENTADO EN LA MISMA MESA CON UN VERDADERO SURREALISTA
Me estaba contando
sobre la voz de la sangre.
Sobre los reflejos del viento.
Sobre las musas agitadas.
Sobre las piedras que arden.
Al mismo tiempo sus ojos estaban cerrados.
Y respiraba con rapidez
lo escuché con mucha atención
sin parpadear
y a pesar de que
hizo que mi carne se arrastrara.
Traduccion al inglés: Ana Lazarova Nikovska. Traducción al español: Mariela Cordero.
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